Arrancó este viernes la carrera hacia el plebiscito que se realizará cerca del primer aniversario de la rebelión popular que puso contra las cuerdas el régimen heredado de la dictadura pinochetista.
Resultado de un pacto entre el conjunto de las fuerzas con representación parlamentaria e impulsado por el presidente Sebastián Piñera, el plebiscito fue diseñado para minimizar el impacto de la rebelión popular en la inevitable nueva Constituyente.
Por un lado, la ciudadanía deberá decidir si "apueba" o "rechaza" la redacción de una nueva Constitución que reemplace la carta magna heredada -con algunas modificaciones- de la dictadura de Augusto Pinochet.
Según todas las encuestas, el apruebo es ampliamente mayoritario, superando el 70 % de la intención de votos. Por eso, el pacto conocido como "cocina parlamentaria" ideó una segunda papeleta, que encierra una trampa y que es donde reside la pelea política que se refleja en la franja electoral que comenzó este viernes.
En ella, la población deberá elegir si la nueva Constitución deberá ser redactada por una Convención Constituyente, cuyos miembros serían elegidos en su totalidad para ese fin, o por una Convención Mixta, que combine constituyentes elegidos con miembros del actual Parlamento.
La trampa radica en que la Convención Constituyente tiene reglas restrictivas y le otorga poder de veto a la minoritaria derecha, dejando fuera de la contienda la opción de una Asamblea Constituyente verdaderamente libre y soberana, que es lo que puso sobre el tapete la rebelión popular.
Lo que dejó la franja electoral
Por parte de la campaña del “rechazo”, participaron abiertamente organizaciones de derecha y ultra derecha como la pinochetista UDI y el Partido Republicano, que dentro de sus franjas dieron espacios a la iglesia evangélica, la multigremial nacional de las Fuerzas Armadas, Carabineros y Policía de Investigaciones (PDI) en retiro, entre otros.
Por la opción “apruebo”, no solo participaron sectores de la centroizquierda y centro, sino también de derecha. Entre los primeros se ubicaron la Democracia Cristiana, el Frente Amplio, fundaciones ciudadanas y distintos comandos, como Chile digno, (Partido Comunista, Izquierda libertaria, Partido Igualdad, Progresistas, entre otros). También Convergencia progresista e independientes (PS, PPD y PR), Partido Humanista y el Colegio de Profesores, a través de su presidente Mario Aguilar. Entre los sectores de derecha se ubicaron en esta opción Evópoli y el partido del presidente Piñera, Renovación Nacional.
Y aun que a primera vista, lo que resalta del la franja es la heterogeneidad dentro de la derecha con respecto al plebiscito y la nula propuesta política del sector del “rechazo”, que apela a la subjetividad del votante sin argumentos políticos, una segunda lectura nos permite ahondar en otros detalles.
La derecha aparentemente dividida, impulsa a través de la UDI el rechazo a secas, mientras que la iglesia evangélica llama a votar Rechazo + Convención Mixta. Por su parte, la derecha de Evópoli intenta pegarse a los sectores de las masas que aprueban pero que se definen como “ni de izquierda ni de derecha” y al igual que Renovación Nacional, llaman a votar Apruebo + Convención Mixta. Sin embargo, en el fondo aunque unos aprueben y otros no, todos buscan conservar lo que más se pueda la constitución de dictadura y hacer simples reformas a ésta
Por su parte, el centro y la centroizquierda no tienen grandes propuestas políticas, ni programa de cara a una eventual victoria del apruebo. Llaman a votar Apruebo + Convención Constitucional -a excepción de la Democracia Cristiana que convoca al Apruebo + Convención Mixta- sin hacer ninguna reflexión o balance de la revuelta popular de octubre.
Este proceso plebiscitario es una respuesta de los partidos del régimen para poner paños fríos y desviar hacia el parlamento las movilizaciones y descontento de las masas, que sea lo más alejado posible de la lucha de clases.
Revuelta popular de octubre y la trampa constituyente: Asamblea Constituyente libre y soberana, la gran ausente de la franja
Si bien la diputada por el Partido Humanista Pamela Jiles fue la única que incluyó en su franja la Asamblea Constituyente (por una fracción de segundo), lo cierto es que la lucha por una Asamblea Constituyente no existe en la propuesta de ningún sector del régimen. Todos los partidos de siempre, especialmente el Frente Amplio y Partido Comunista, “agachan el moño” frente a la cocina parlamentaria y aceptan un proceso constituyente a medias, tramposo y no democrático, que se subyuga a tratados internacionales que no permitirán tocar lo esencial de la Constitución de Pinochet. Eso mismo hicieron el 12 de noviembre, en el auge de la revuelta, cuando firmaron el acuerdo por la paz que zanjó este proceso constitucional en el marco de una huelga general que exigía la renuncia de Piñera. Se rindieron antes de librar batalla.
El Partido de Trabajadores Revolucionarios, que impulsa La Izquierda Diario en Chile es parte del Comando por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, iniciativa que agrupa a trabajadores/as de la salud, industria, educación, minería; a pobladores/as; estudiantes y jóvenes; mujeres; a organizaciones sociales y políticas, y que busca presentar una tercera alternativa en el proceso constituyente, denunciando las trampas del Gobierno y los partidos del régimen, y llamando a retomar la lucha por las demandas de octubre y por acabar con la herencia de la dictadura.
El Comando por la Asamblea Constituyente Libre y Soberana hizo público su primer video.
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