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La Izquierda Diario
26 de septiembre de 2020 Twitter Faceboock

Medioambiente
Jornada de protesta en Tucumán durante la sexta huelga mundial por el clima
Nicolás Fernández Colombo
Ivana Lizárraga Kheil

Numerosas organizaciones ambientalistas, animalistas, pueblos originarios, el FIT-Unidad, junto con otras organizaciones movilizaron frente a Casa de Gobierno de Tucumán en el marco de la sexta convocatoria mundial por la crisis climática.

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En una jornada que llamó que tuvo cobertura de numerosos medios de comunicación se realizaron 2 movilizaciones frente a Casa de Gobierno. La principal movilización fue convocada a las 10 am por el “Frente Tucumán Contra Las Megafactorias” y numerosos artistas, donde se vieron numerosas pancartas que exigían, entre otras consignas, la transición productiva a modelos ecológicos bajo control de los trabajadores.

Temprano en la mañana "Jóvenes por el Clima", agrupación ligada al gobierno nacional y la organización "Salvarnos salvando", realizaron una performance frente a Casa de Gobierno y en numerosas plazas de la ciudad.

La solución es colectiva y en las calles

Recientemente Alberto Fernández anunció una serie de políticas medioambientales que ponen énfasis en la responsabilidad individual; una ley de educación ambiental y erradicación de basurales. Estas medidas podríamos decir que son necesarias, pero no solucionan de fondo una problemática que tiene como base la ganancia de empresas transnacionales y nacionales, que día a día saquean los recursos y contaminan poblaciones enteras por su modo de producción. Pero Alberto Fernández en ningún momento mencionó a los empresarios del extractivismo.

Tampoco se habló del memorándum de entendimiento con China sobre la instalación de mega granjas porcinas. En este sentido los ministros Felipe Solá y Luis Basterra, ambos pertenecientes del “gabinete de cambio climático”, junto con Juan Cabandié, ministro de Ambiente, defienden a capa y espada el proyecto. El avance de este proyecto significa un gran aumento de la producción de carne porcina (alrededor de 40 veces), un gran impacto ambiental del cultivo de alimentos para estos animales, el problema de desechos y contaminantes que generan estas granjas, y una producción industrial a una escala que significa directamente un peligro pandémico del tipo que dio lugar a la gripe aviar en 2003 (Sars-Cov-1), a la gripe H1N1 en 2009, y en gran medida al Sars-Cov-2, el virus de la Covid-19.

Con respecto a los incendios intencionales, Alberto Fernández dijo que los incendios que se vienen registrando en distintas provincias, en realidad, por el clima y otros tantos incendios por “algunos pícaros”, en referencia a los incendios provocados por terratenientes.

Ahora que diversos sectores y organizaciones socioambientales salieron a las calles por la quema de los humedales en las islas de Entre Ríos, del monte en Córdoba, el avance de la frontera agropecuaria, el saqueo de bienes naturales, el saqueo irracional del agua y su contaminación, se puso en la agenda política el tema de la contaminación y sus consecuencias. Estos últimos años, se secaron cientos de vegas que afectaron de manera irreversible la biodiversidad de los distintos ecosistemas, destruyendo economías regionales, modos de vida, cultura y subsistencia de las comunidades indígenas.

El proyecto presentado recientemente en el Congreso por Nicolás del Caño y Romina del Plá, del Frente de Izquierda - Unidad, con los aportes de organizaciones socioambientalistas, especialistas y teniendo en cuenta las denuncias de las comunidades indígenas, trata de expresar la lucha en defensa de los territorios, seriamente afectados por el avance de sectores del agronegocio, la megaminería y la especulación inmobiliaria en todo el país.

La educación ambiental es una herramienta fundamental para combatir el cambio climático, dijo Alberto, pero las décadas de extractivismo como política de Estado echan por tierra cualquier idea de la “cultura” como responsable del saqueo, la destrucción y la dependencia. Además somos los jóvenes que vamos a recibir esa educación ambiental los que estamos a la cabeza de pelear por el medioambiente, porque vemos que nos quieren robar el futuro y no queremos esperar que destruyan todo para comenzar a luchar.

Los empresarios que contaminan, ¿no tuvieron educación medioambiental en la escuela?

Todos sabemos que lo hacen para ahorrarse millones en invertir en un modo de producción que no contamine, en salarios y condiciones dignas para los trabajadores, a costa de que poblaciones enteras sufran las consecuencias, a través de enfermedades, saqueo y pobreza.

Este gobierno no tiene ninguna intención de tocar la matriz extractivista, principal, causa de la contaminación del medioambiente en el país. El modelo extractivista se alza como punta de lanza, entre otras cosas, para recaudar los dólares que se necesitan para pagar la fraudulenta deuda externa, con el fracking para extraer combustibles fósiles en Vaca Muerta como insignia.

Tucumán, entre el hollín y las balas de los empresarios del agro

En Tucumán la mayor parte de la población vive en zonas ambientales críticas porque los empresarios de de la agroindustria de la caña, el cítrico y las papeleras, de manera impune vuelcan miles de litros de residuos, sin tratar, a los ríos y lanzan en el aire cientos de toneladas de hollín y diversos productos químicos. El gobierno de Manzur apenas toma medidas tibias para responder a los problemas de la contaminación.

El avance del agro también va en desmedro de comunidades originarias, como queda en evidencia con los sistemáticos ataques que vienen sufriendo las comunidades diaguitas de Base Riarte por parte de las patotas de la empresa Agro Avance SA. O el caso de Juan Carlos González de la localidad del Bracho, asesinado por un policía retirado para usurpar sus tierras y arrendarla a los empresarios de la soja. Además de eso, la principal consecuencia del avance del agro en Tucumán es que año a año miles de familias pierden todo por las inundaciones producto de la deforestación y la falta de infraestructura hídrica.

Siempre con los trabajadores, los indígenas y la juventud, nunca con la yuta

La juventud debe ligarse a los trabajadores y a las comunidades originarias para luchar contra la destrucción del planeta, porque con ellos compartimos los mismos enemigos. A ellos el gobierno también les da la espalda cuando luchan, para darle la mano a estos empresarios, que recibieron por parte del estado millones de dólares en subsidios en esta cuarentena.

Tenemos que aliarnos con los trabajadores del citrus y el azúcar, que vienen llevando adelante la pelea por un salario mínimo y sus condiciones de trabajo, para que no nos arrebaten el futuro.

Un ejemplo que nos seguirá durante años, será la pelea triunfante que se dio en la calle para mantener vigente la ley 7722 de Mendoza, que defendía el agua de la contaminación megaminera y que nos muestra el camino para enfrentar el acuerdo para instalar las megagranjas porcinas que el gobierno quiere firmar en noviembre con China.

A través de las movilizaciones que venimos realizando organizaciones ambientalistas, activistas independientes y partidos de izquierda y que obligamos al gobierno a posponer la firma del memorándum hasta noviembre con la intención de incorporar un ítem que “tenga en cuenta al medioambiente”.

De estas experiencias podemos sacar una conclusión importante: nuestros reclamos se conquistan en las calles con la fuerza de la movilización, de ninguna manera confiando en los discursos para las cámaras y las campañas electorales de los gobiernos o apostando a negociaciones cerradas. Algunas organizaciones, como Jóvenes por el Clima, siguen confiando en el lobby para ganar derechos; este mismo lunes se reunieron con Alberto Fernández en la Quinta de Olivos y en Tucumán salieron por los medios llamando a desmovilizar para no “llevar malestar”, y en cambio pedían conversar con todos los sectores políticos para tener respuestas.

Identificar a nuestros enemigos, los capitalistas, nos obliga a construir una enorme fuerza social que pueda torcerles el brazo. Los jóvenes tenemos una pelea clave para enfrentar la crisis climática. Tenemos que defender a capa y espada el planeta que habitamos. A nosotros no nos van a arrebatar el derecho a un futuro donde todavía quede agua pura para tomar y un aire limpio para respirar, mientras los más ricos, se enriquecen a costa de eso. Tenemos que ser la chispa que conmueva a los que tienen que ser nuestros aliados, los que mueven la producción todos los días, los laburantes, para que esta pelea la demos juntos.

 
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