Imagen: Agencia Aton
Muchas personas se encontraron y re-encontraron con los pedales como solución de transporte ante el Covid-19, lo que se expresa en que las búsquedas de rutas para bicicletas crecieron estrepitosamente el último año en Google maps, (un 69% más sólo entre febrero y julio en el globo).
Además, desde que Chile despertó, según un estudio de Automóvil Club, en la capital creció un 10% el uso de la bicicleta durante los últimos meses del 2019, mostrándose como un medio de transporte eficiente aún en momentos convulsos cuando las rutas y medios clásicos colapsaban.
Hoy, en medio de la pandemia, el Ministerio de Transporte reconoce que se alcanza más de un millón de viajes diarios en bicicleta en horario normal. Esto podría explicarse ante las ventajas que implica, pues se evita el contacto físico y la posibilidad de contagio en el transporte público, y además los desplazamientos son más rápidos y económicos.
El uso de la bicicleta tiene otros beneficios, tales como promover la actividad física y un estilo de vida más saludable, además baja la dependencia de los combustibles fósiles y la contaminación.
Ya desde hace mucho tiempo que las organizaciones de ciclistas cumplen un rol fundamental de concientización en estos y otros aspectos. Y aunque algunas de ellas (como el MFC), aseguran quela militancia activa y consecuente (para ser "bicicletudo") solo se logra pedaleando, es innegable que miles de "cleteros" se han tomado las calles por mucho más, siendo parte visible del estallido social. Es más, la primera manifestación de marzo fue una gran bicicletada de domingo contra el gobierno, que recorrió desde Plaza Dignidad hasta la mismísima casa de Sebastián Piñera.
Los ciclistas están pariendo un corazón
Lamentablemente, el crecimiento del uso de la bicicleta no ha ido acorde a la prudencia automovilística, ni a una correcta planificación de la ciudad y el tránsito que reconozca a los ciclistas como usuarios legítimos de las vías, otorgando condiciones adecuadas. Por lo tanto, el aumento de la cantidad de personas que se desplaza en bicicleta se acompaña del crecimiento de accidentes fatales durante el 2020.
Aunque aún no existen informes públicos completos, entre enero y junio los ciclistas muertos representan un alza de 32,6% respecto al mismo periodo del año anterior. En tal año (2019) fueron el quinto tipo de usuario con más fallecidos a nivel nacional, representando al 5,3% de los muertos en accidentes de tránsito.
Y en las recientes semanas, son seis vidas las que se perdieron, Valeria Gazzano, Sergio Saavedra, Víctor Torrealba, Matías Rojas, Pamela Valenzuela y Jorge Castro. El último de ellos mientras volvía de una manifestación por mayor seguridad en las vías, levantando la consigna de #NoMásCiclistasMuertos. Este fin de semana, fue despedido por su familia, amigos, y una gran caravana de ciclistas.
El funeral de Jorge Castro fue entorpecido por la intervención de Fuerzas Especiales de Carabineros, que negaron el paso a la caravana intimidando con lumas y escopetas, como ya han tomado costumbre en las manifestaciones que se protagonizan en dos ruedas. Paradójicamente, mientras no hay recursos para una planificación adecuada y mayor seguridad vial, si hay para aumentar el presupuesto de carabineros, y de armas que son utilizadas contra la misma población.
Se vuelve urgente invertir las prioridades.
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