La presidencialización del proceso constituyente ha llevado a que los distintos partidos comiencen a dar por ganadora la opción del apruebo y preparar sus fichas para el álgido proceso eleccionario que se avecina tras el término del plebiscito. Pero esta carrera presidencial que ha comenzado con cierto adelanto , tiene como condimento el hecho de que ante la crisis del régimen, esta se ha “municipalizado”.
La crisis de legitimidad que afecta a las instituciones del régimen heredado de la dictadura ha revitalizado a la figura del Alcalde, como actores cercanos a los problemas reales de la gente, algo que supieron leer los alcaldes Jadue, Lavín y Matthei quienes figuran como punteros en todas las encuestas presidenciales. Los tres además irán a la reelección como alcaldes, lo que ha vuelto la elección municipal del próximo 11 de abril en un hito relevante de cara a la definición de quien ocupara el palacio de la moneda.
Por lo mismo , este fin de semana en los diferentes partidos se vivieron intensas discusiones políticas. En el oficialismo el Consejo general de RN vio como el ex senador Larrain, conocido por sus polémicas declaraciones y por su hijo que quedó absuelto por la justicia convertido en el emblema de la impunidad, salió trasquilado en su intento de retomar el control del partido.
El sector encabezado por Desbordes, Nuñez y Monckeberg lograron ganar la moción de aplazar las elecciones internas para el próximo año conservando así este sector el control de la directiva del partido y de las nóminas de candidatos para las elecciones del 11 de abril.
En la oposición mientras la DC celebraba una irrelevante junta nacional, ninguno de sus candidatos marca siquiera algún punto en las encuestas, el Frente Amplio volvía a marcar la nota alta con una nueva vuelta de carnero al más puro estilo oscilante que ya es marca registrada en la coalición.
Una teleserie conocida
Una vez más el Frente Amplio adopta una decisión que sus militantes salen a defender de manera altisonante para buscar devolverle cierta épica al conglomerado, fuertemente cuestionado tras la firma del acuerdo por la paz, de la cual deben salir a retractarse horas después de que esta se anunciase. El bloque , complicado por la ausencia de perspectiva presidencial propia, ha sufrido un nuevo tropiezo en esta historia de desaciertos.
La teleserie se divide así en tres actos. En el primer acto en que los dirigentes anuncian que no concurrirán a primarias unitarias para definir las candidaturas municipales dado el peso de los sectores conservadores y neoliberales en la ex nueva mayoría y sus vínculos con casos de corrupción. Los militantes celebran la decisión como un símbolo de rectificación del rumbo del conglomerado que nació para acabar con el neoliberalismo.
La historia es conocida. El segundo acto lo inauguró Daniel Matamala, quien hace de vocero de la centro izquierda burguesa, al cuestionar la decisión del bloque en Tolerancia Cero. Al unísono los presidentes de la vieja concertación salieron a retar de la mano de Pamela Jiles quien hace de vocera de izquierda de la vieja Nueva Mayoría, a los niñitos del Frente Amplio por no hacer bien sus tareas.
En el tercer acto el Frente Amplio retrocede de su decisión y termina aceptando los retos y con la cola entre las piernas decide volver a sentarse a negociar “mínimos comunes” con la vieja concertación, en algo que puede haber dejado perplejos a sus propios militantes, pero que es parte del libreto conocido de una coalición incapaz de levantar una alternativa independiente y consecuente a los partidos de la transición.
Enpalabras de la presidenta de RD, la apuesta del FA ahora sería: "estamos dispuestos a que los sectores que históricamente han sido neoliberales y conservadores se comprometan con una agenda de principios y valores que haga sentido que estemos en la misma papeleta el frente amplio y otras coaliciones". El chiste se cuenta solo.
Por eso quien escribe estas líneas llama a todos quienes participamos de la rebelión a no resignarnos a tener que elegir entre el mal menor. El cronograma electoral fijado no tiene por que ser una camisa de fuerza para quienes creemos que es posible dar vuelta todo con la fuerza de la clase trabajadora en las calles. Pero para esto debemos organizarnos políticamente para no regalarles a los partidos de la vieja concertación la representación política de nuestras demandas.
Por estas semanas se juegan también los últimos días para legalizar la Izquierda Anticapitalista de Trabajadores como herramienta política para que podamos intervenir desde la vereda socialista y revolucionaria todos quienes queremos echar abajo la herencia de la dictadura y los 30 años de neoliberalismo con una alternativa que no ceda a las presiones de los empresarios y de los partidos tradicionales. |