La sesión de control vivida este miércoles en el Congreso de los Diputados tuvo a la figura del rey como centro de un debate caldeado. Después de un verano agitado por la fuga de Juan Carlos I, la polémica por la ausencia de Felipe VI en Barcelona en la entrega de despechos judiciales, ha vuelto a poner el debate sobre la Corona en la agenda política.
En su intervención Pablo Casado acusó a Pedro Sánchez de ser “desleal” a la Monarquía por haber evitado su presencia en Catalunya. En una defensa numantina de tan arcaica institución el líder del PP desplegó una reivindicación de la institución que conectaba al “preparaó” nada menos que con los Reyes Católicos y Carlos I.
“España y su monarquía llevan garantizando nuestra continuidad histórica los últimos cinco siglos y hace cuarentena años los españoles la eligieron democráticamente como forma política del Estado”. Ahí es nada...
Casado hizo suyos con orgullo el legado de Isabel y Fernando y sus sucesores. Con joyas tan loables como la Inquisición, la expulsión de los judíos, de los moriscos... toda una escuela de integrismo religioso que mediante cárcel, torturas y actos de fé – amenizados por la quema pública de herejes - mantuvieron esa “continuidad histórica”.
U otras nobles gestas como la conquista de América y el genocidio de millones de sus pobladores originarios, la conversión forzada al cristianismo de muchos más, la esclavitud de africanos para repoblar lo arrasado y el saqueó sistemático de sus recursos.
Que la derecha heredera del Franquismo – el agente que restauró la Corona en la figura del hoy emérito- haga bandera de la defensa de tan reaccionaria y ultraconservadora institución no puede sorprender a nadie. Que además se vanaglorie de sus páginas más oscuras de historia tampoco, si atendemos a las políticas y discursos racistas contra la inmigración que defiende o los vínculos que mantiene con la Iglesia.
Más sonrojo debería producirles hablar de que los “españoles eligieron democráticamente” esta forma de Estado. Elección democrática y monarquía es en sí mismo un oxímoron. Por más vueltas que le den es imposible catalogar de democrático que la Jefatura del Estado no pase por las urnas y sea un cargo hereditario.
Franco designó a Juan Carlos I como heredero; Juan Carlos I designó a Adolfo Suárez - quien ya había ocupado varios cargos dentro de la dictadura franquista – como presidente del Gobierno para liderar su Transición; juntos elaboraron la Ley para la Reforma Política, aprobada por las Cortes franquistas y sometida a referéndum con las mismas garantías que los otros plebiscito de la dictadura – por ejemplo con todos los partidos de la oposición ilegalizados y la campaña por el no o la abstención perseguida-, unas elecciones con Suárez hablando en la jornada de reflexión a las cámaras de TVE y una Constitución votada en 1978 como un chantaje de “o esto o volvemos a la dictadura”.
Este es el proceso que tanto el PP como el PSOE -e incluso miembros de Podemos y por supuesto de IU, el PCE fue parte central del mismo- presentan para repetir ese mantra de que “el rey fue votado por todos los españoles” . Un proceso tutelado por el franquismo.
Pero Casado no fue el único abogado que le salió ayer al monarca. El ministro de Justicia llegó a proclamar que daría hasta la última gota de su sangre en defensa del Rey, en lo que, si no fuera por la gravedad del asunto, parecía una escena de “Los Caballeros de la mesa Cuadrada”.
Y hasta el “republicano sui generis” de Pablo Iglesias hizo una respuesta aconsejando a los monárquicos la mejor vía para proteger la institución, de hecho la que viene aplicando su gobierno “progresista”
“Están haciendo ustedes muchísimo daño a la monarquía parlamentaria. Cuando ustedes utilizan a la monarquía parlamentaria para escudarse y tratar de politizar el poder judicial le están haciendo muchísimo daño. Cuando ustedes señorías identifican con las ideas de la derecha a la monarquía en este país, ustedes le están quitando años de vida. Perdonen esta recomendación republicano: no nos hagan el trabajo”
Pareciera que Iglesias quiere emular el papel de esa izquierda que “siemrpe ha estado allí” cuando Zarzuela la ha necesitado. Como el PCE de Carrillo que se empleó a fondo ya no para que la Corona no quedara identificada con la derecha, sino para tratar de borrarle sus orígenes franquistas.
Hoy los ministros y ministras de Unidas Podemos dejan su republicanismo para la intimidad o algún twit aislado, mientras son parte del gobierno que ha orquestado la huída del emérito o tratan de preservar la figura de su heredero y que no siga cayendo su imagen, sobre todo entre las generaciones más jóvenes. |