Los trabajadores de PROSIL se encuentran 28 días en huelga de hambre y 4 meses en las puertas de la empresa, exigen que se les pague 8 meses de sueldo adeudados por la empresa. Waldo, en una entrevista denunció este atropello que están sufriendo en plena pandemia, pero a la vez afirmó su predisposición a luchar por sus derechos:
“Es una pena que estos malditos empresarios en este tiempo de pandemia estén haciendo lo que quieran con la clase obrera. Pero nosotros como trabajadores estamos dispuestos a hacer respetar nuestros derechos que es: estabilidad laboral y la reincorporación a nuestras fuentes de trabajo.”
También denuncia que hasta el día de hoy se ven desamparados por las autoridades, pues ni el ministerio de Trabajo ni la Defensoría del Pueblo se han pronunciado ni del caso de PROSIL, pero tampoco de la empresa SENTEDX. Afirman que la lucha de estas dos empresas es la lucha de todo el sector fabril contra la masacre blanca que se vive tanto en empresas privadas, pero también estatales.
En ese sentido, pide al sector fabril que se unan para poder ser escuchados y que los empresarios no continúen con esta masacre blanca:
“lamentablemente hoy por hoy no estamos siendo eso, no estamos haciendo eso [pide a los] que están trabajando y que están siendo afectados nos unamos para dar lucha, porque tarde o temprano puede llegarles igual a ellos y unirnos para que… esto no repercuta con ellos, para que lo piensen dos veces los empresarios antes de ejecutar a la clase obrera.”
Luego de tantos meses sin trabajo, con tantos salarios adeudados y en plena pandemia, las y los trabajadores piden apoyo con “víveres, verdura, esas cositas para cocinar porque hay varias familias que ya están yendo a comer ahí porque la necesidad les obliga, la necesidad obliga que vayan todos a la olla común.”
El día de viernes, los empresarios de PROSIL intentaron llevarse los moldes de la fábrica, aprovechando que cerca de 60 trabajadores y trabajadoras se encontraban en la ciudad de La Paz.
Frente a esta situación trabajadores de Duralit y de Dillman les brindaron apoyo y su solidaridad porque ellos también se ecuentran en lucha. Es urgente extender y fortalecer la unidad y solidaridad de las y los trabajadores y la coordinación de las luchas para que esta crisis no la descarguen, como lo vienen haciendo, en las espaldas de las familias trabajadoras y los costos de la misma la paguen los empresarios y los que lucran con las necesidades del pueblo trabajador.
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