Glück, de 77 años, nació en Nueva York en 1943 y creció en Long Island. Es actualmente reconocida como una de las poetas norteamericanas más influyente de las últimas décadas, lleva publicada una docena de libros.
Entre sus obras, la Academia destacó Averno (2006) como una colección magistral, una interpretación visionaria del mito del descenso de Perséfone a los infiernos en el cautiverio del Hades.
Su obra “Vita Nova”, fue galardonada con el Premio de Poesía de The New Yorker, Meadowlands, y que muchos consideran su mejor obra.
Ella misma ha dicho que sus poemas son autobiográficos pero despojados de cronología, anécdota y “convicción personal”. Su vida se vuelve un instrumento para buscar, otra vez en sus palabras, “el sonido de un ser auténtico”, “la inmediatez y volatilidad” que le dan al poema su “paradójica durabilidad”. Habla de ella (de sus padres, de su anorexia, del paso de sus años, de su matrimonio, hasta de su poesía) como un instrumento para hablar de la experiencia humana.
"Yo era una niña solitaria. Mis interacciones con el mundo como ser social eran poco naturales, forzadas, como representaciones, y yo era más feliz cuando leía. Bueno, no todo fue así de sublime, vi mucha televisión y también comí mucho", contó alguna vez a propósito de su infancia. LOUISE GLÜCK
"Para mí es tan obvio que escribir poesía es lo más milagroso que se puede hacer que tengo que recordarme a mí misma que no todo el mundo en el mundo quiere ser poeta. Mucha gente no está ni remotamente interesada en la poesía, pero para mí está tan claro que, por supuesto, es lo que quiero hacer...", contó hace unos años en un video enviado para el sitio Poets.org.
"Se me secó el alma/Como un alma arrojada al fuego/ pero no del todo,/no hasta la aniquilación./Sedienta,/siguió adelante. Crispada,/no por la soledad sino por la desconfianza,/el resultado de la violencia", escribe en "Vita nova".
"La necesidad de escribir es el deseo de quedar enredado en una idea. Para un escritor pensar y escribir, como pensar y sentir, son sinónimos"
LOUISE GLÜCK
La poeta y también ensayista, es autora de “The Wild Iris (El iris salvaje)”, que recibió el Premio Pulitzer de poesía en 1993 y el Premio William Carlos Williams de la Poetry Society of America, así como de “Ararat” que recibió el Premio Nacional de poesía Rebekah Johnson Bobbit; y “The triumph of Achiles” que recibió, entre otros, el National Book Critics Circle Award.
Está asociada a las administraciones demócratas de su país. Además de varias presentaciones oficiales, tuvo financiación de los Fondos Oficiales para las Humanidades desde los tiempos de Jimmy Carter. Su nombre está ligado a las administarciones demócratas desde los tiempos de Jimmy Carter y Barack Obama le otorgó la Medalla al mérito en las Artes y Humanidades en 2016.
La elección de la poeta estadounidense Louise Glück como Premio Nobel de Literatura 2020 repone un protagonismo para el género que parecía perdido desde la concesión del galardón en 1996 a la polaca Wislawa Szymborska: la poesía.
Este año, la pandemia ha modificado las ceremonias en torno a los Nobel. La tradicional entrega de diplomas y medallas que se lleva a cabo cada 10 de diciembre, día del aniversario de la muerte de Alfred Nobel, en Estocolmo (Suecia) se ha visto cancelada por el coronavirus.
Ceremonia: https://www.youtube.com/watch
Tres poemas de Louise Glück
EL DESEO
¿Te acuerdas de cuando pediste un deseo?
Yo pido muchos deseos.
Cuando te mentí
sobre lo de la mariposa. Siempre me pregunté
qué pediste.
¿Qué crees que pedí yo?
No sé. Que volvería,
que al final de alguna manera estaríamos juntos.
Pedí lo que siempre pido.
Pedí otro poema.
EL DILEMA DE TELÉMACO
Nunca me decido
sobre qué poner
en la tumba de mis padres. Sé
lo que él quiere: él quiere
’amado’, lo que ciertamente resulta
muy exacto, sobre todo
si contamos a todas esas
mujeres. Pero
eso dejaría a mi madre
en la intemperie. Ella me dice
que en realidad no le importa
lo más mínimo; ella prefiere
ser descrita
por sus logros. No tendría yo mucho
tacto si les recordara
que uno
no honra a sus muertos
perpetuando sus vanidades, sus
auto-proyecciones.
Mi propio criterio me recomienda
exactitud sin
palabrería; son
mis padres y, en consecuencia,
los visualizo juntos,
a veces me inclino por
’marido y mujer, a veces por
fuerzas contrarias’.
PUERTO DEPORTIVO
Mi corazón era un muro de piedra
que tú de todas formas traspasaste.
Mi corazón era un jardín isleño
a punto de ser pisoteado por ti.
Tú no querías mi corazón;
tú ibas de camino a mi cuerpo.
Nada de eso fue mi culpa.
Lo eras todo para mí,
no sólo belleza y dinero.
Cuando hacíamos el amor
el gato se iba a otro cuarto.
Entonces me olvidaste.
No en vano
las piedras
se estremecían alrededor del jardín enmurallado:
no hay nada allí ahora
excepto ese salvajismo que la gente llama naturaleza,
el caos que se hace con todo.
Me llevaste a un lugar
donde llegué a ver la maldad en mi carácter
y me dejaste ahí.
El gato abandonado
gimotea en el dormitorio vacío.
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