"Las fuerzas armadas armenias no respetan la tregua humanitaria y continúan disparando cohetes y artillería sobre las ciudades y pueblos de Azerbaiyán", afirma Vaguif Dyargahly, portavoz del Ministerio de Defensa de Azerbaiyán, mientras que su homólogo armenio afirma que "tanto ayer como hoy, Azerbaiyán sigue atacando la capital separatista Stepanakert y otras ciudades, apuntando a la población civil y a las posiciones militares armenias ". Como desde el inicio del conflicto el 27 de septiembre, los beligerantes se han acusado mutuamente por la responsabilidad de las hostilidades y no quieren ceder nada. La continuidad de los ataques se da en el marco de un alto el fuego y una tregua humanitaria entre las fuerzas armenias y el ejército azerbaiyano firmados el sábado pasado bajo la égida de Moscú.
De un lado y del otro, las acusaciones de incumplimiento del alto el fuego han seguido aumentando desde el domingo 11 de octubre. Menos de 24 horas después del alto el fuego humanitario anunciado el sábado al mediodía, la ciudad de Gandja, la segunda ciudad más grande de Azerbaiyán, fue blanco de disparos nocturnos que mataron a varios civiles en medio de la noche. La capital de Nagorno Karabaj, Stepanakert, también fue blanco de tres oleadas de bombardeos en medio de la noche. El fuego de artillería en la línea del frente sonó el domingo. El líder armenio de Nagorno Karabaj, Araïk Haroutiounian, afirmó en rueda de prensa que "hay escaramuzas en la frontera" entre las fuerzas presentes y que en realidad "no ha habido cese" del fuego, mientras el presidente de Azerbaiyán afirmó en Twitter que los atentados constituyen una "flagrante violación del alto el fuego" y un "crimen de guerra".
Para ser entonces que no ha dado frutos el acuerdo de alto el fuego alcanzado en Moscú entre los ministros de Relaciones Exteriores de Armenia y Azerbaiyán en presencia de Sergey Lavrov, su homólogo ruso, "con fines humanitarios para el intercambio de prisioneros de guerra y otros detenidos, así como los cuerpos de los muertos”. Como resultado, las "negociaciones sustantivas con miras a llegar a un arreglo pacífico lo más rápido posible" que pidió el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, como representante del Grupo de Minsk de la OSCE, un grupo que agrupa a Rusia, Francia y Estados Unidos, se han quedado en el camino por ahora. Esto plantea un grave peligro para la hegemonía rusa en el Cáucaso. De hecho, si Rusia no es capaz de demostrar que puede restaurar la paz entre Armenia y Azerbaiyán, su credibilidad se verá afectada en toda esta región que es fundamental para su defensa y su influencia entre los Estados de la ex Unión Soviética.
Por su parte, Turquía parece continuar su línea ofensiva en el conflicto. De hecho, el Ministerio de Defensa de Turquía pidió en un tuit a la comunidad internacional que se oponga a Armenia, acusándola de haber roto el alto el fuego: "Armenia, que comete un crímenes de guerra y de lesa humanidad, ahora viola el alto el fuego. Armenia sigue atacando zonas residenciales civiles incluso durante el alto el fuego". Al mismo tiempo, los informes sobre el envío de mercenarios sirios de Ankara a Nagorno Karabaj reflejan concretamente las intenciones de Turquía, que dijo que estaba dispuesta a hacer "lo que sea necesario" para ayudar a su aliado azerbaiyano.
La situación en Nagorno Karabaj no parece encontrar una solución por el momento a pesar de la mediación del grupo de Minsk, en particular de Rusia. Las diferencias entre el enfoque ruso, moderado y conciliador, y el de Turquía, abiertamente a favor de su aliado azerí, deben ser seguidos de cerca en esta zona ubicada en las fronteras de las dos potencias y que constituye un interés estratégico esencial en la región.
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