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2 de diciembre de 2024 Twitter Faceboock

Educación a distancia: un negocio millonario
Francisca Daniela | Maestra de primaria. Agrupación Magisterial y Normalista Nuestra Clase

La pandemia ha agudizado la precarización de las familias trabajadoras, mientras el gobierno y la SEP favorecen con la educación a distancia los negocios millonarios de la industria de las telecomunicaciones y de las empresas tecnológicas.

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Desde que se implementó el confinamiento como una medida que buscaba limitar la ocupación hospitalaria a consecuencia del COVID-19, algunas empresas impulsaron la modalidad del teletrabajo, lo que generó un aumento significativo en la digitalización del trabajo. Esto impactó directamente en las ganancias de las empresas de las telecomunicaciones y tecnológicas, además de que el acceso a la cultura, educación, información y entretenimiento se restringió al ámbito digital.

Algunos ejemplos que se tienen documentados para ilustrar este incremento en las ganancias fue el aumento del capital del empresario Carlos Slim, que reportó desde el pasado 23 de marzo hasta el 22 de mayo, un crecimiento en 4.2 mil millones de dólares, que en total hacen que tenga un valor estimado de 51.2 mil millones.

Otro caso registrado fue el aumento de las ganancias de Televisa, con los servicios de Izzi, Sky y cable, que generaron 70% de los ingresos del grupo en el segundo trimestre, en medio de cambios en los patrones de consumo de los usuarios. Según lo reportado por algunos diarios, en tan solo tres meses el segmento de telecomunicaciones del grupo obtuvo 494 mil nuevos usuarios (‘RGUs’), un aumento considerablemente mayor respecto del mismo periodo del año pasado. La mayor parte de éstos provienen de nuevos servicios de banda ancha. Solamente en el último trimestre, Grupo Televisa generó ingresos por más de 16 mil 800 millones de pesos en su segmento de telecomunicaciones.

Mientras tanto, sus ingresos por televisión sumaron 10 mil 740 millones de pesos, ya con notorias pérdidas por la competencia que generan las plataformas en línea como Netflix y Amazon Prime y la disminución de anuncios publicitarios de las empresas que se declararon como no esenciales durante las primeras fases de la emergencia nacional.

A pesar de ello, su mayor alza en el mercado bursátil se dio tras el anuncio de un acuerdo con el gobierno de la 4T para transmitir por televisión abierta, y durante lo que resta del año, el programa Aprende en Casa II.

Con la instauración de la vuelta a la “normalidad” en el mes de junio y el avance del semáforo a color naranja, algunas empresas en telecomunicaciones esperaban que se redujera la demanda de consumo de redes fijas, pero ante la permanencia del teletrabajo en algunos sectores laborales y la educación a distancia, esto no ocurrió, pues se mantiene la demanda de datos.

¿Por qué no se libera el uso gratuito e irrestricto de internet para estudiantes, docentes y demás trabajadores?

Paralelamente a todo lo anterior, durante estos meses de pandemia quedó en evidencia la profunda desigualdad social que enfrentan las y los alumnos y sus familias, que no es que no existiera previamente, pero que se exacerbó con los despidos, las rebajas salariales, suspensiones ilegales, los contagios, las muertes por Covid-19 y por la misma crisis económica mundial, e incluso, por el hecho de tener que garantizar con sus propios recursos su acceso a la educación pública.

En ese sentido, a un mes del inicio del ciclo escolar, no solamente vemos que son insuficientes las medidas generadas por el gobierno de la 4T y la SEP, sino que además generan una profunda exclusión que imposibilita la continuidad pedagógica y el alcance de aprendizajes significativos. Esto bajo una supuesta “nueva normalidad” perversa, cuyo mensaje es que hay que hacer los esfuerzos necesarios para poder recibir educación, desde un enfoque meramente individual, dejando de lado que es responsabilidad del Estado mexicano garantizar la educación pública y gratuita para todas y todos.

Un grueso importante de las familias trabajadoras no cuenta con todos los recursos o hace malabares para poder garantizar la educación de sus hijos, cuestiones que dejan en evidencia la brecha digital que se padece en tiempos de educación a distancia pero también deja al descubierto la profundización de la mercantilización y privatización de la educación.

Además, para las y los docentes ha implicado la realización de su trabajo con sus propios recursos, pasando por alto lo que establece la Ley Federal del Trabajo (LFT) en cuanto a la obligación del patrón de proporcionar a los trabajadores los útiles, instrumentos y materiales necesarios para la ejecución del trabajo, debiendo darlos de buena calidad, en buen estado y reponerlos tan pronto como dejen de ser eficientes. Esto de la mano de la flexibilización y precarización laboral que se han profundizado.

Por todo lo anterior, al pretender respondernos por qué el gobierno de la 4T no libera el acceso a internet, es necesario ver que sus prioridades y preocupaciones, más que enfocarse a las necesidades educativas del pueblo trabajador, están orientadas a proteger las ganancias del sector empresarial que se está beneficiando de la educación a distancia y el teletrabajo.

¿Qué alternativa?

Con la pandemia como excusa, la SEP y los empresarios han impuesto el repudiado programa Aprende en Casa II y la educación a distancia, sin importar la exclusión y discriminación que genera, fomentando el abandono escolar en todos los niveles educativos.

Por ello, exigimos que el servicio de internet sea gratuito y sin restricciones para el conjunto de las y los trabajadores y sus hijos, y que se proporcione un equipo de cómputo como parte de la responsabilidad del Estado, consagrada en el artículo 3° constitucional, de brindar los recursos indispensables para acceder a la educación pública y gratuita, en este caso la educación a distancia impuesta por la SEP, porque sin estos recursos sólo es una simulación perversa en la que utilizan a las y los docentes para que realicen su trabajo, apelando a su vocación sin que se cuestione ¿qué se enseña?, ¿para qué se enseña? y ¿cómo se garantiza que se pueda acceder a la educación pública y gratuita sin recursos?

Por lo que garantizar de forma permanente el acceso a internet gratuito como un recurso necesario en el proceso de enseñanza-aprendizaje requeriría necesariamente que el gobierno de la 4T nacionalizara a las empresas de las telecomunicaciones, pues si no queda abierta la posibilidad de que se brinde internet “gratuito” mientras el Estado paga por el servicio a las empresas sin tocar las ganancias del sector privado y a costa de aumentar los impuestos y recortes presupuestarios a sectores como la propia educación, cultura, ciencia y tecnología.

Ahora bien, aunque sabemos que el acceso a una computadora e internet no garantiza de forma automática el aprendizaje significativo, no podemos obviar que son recursos indispensables para el acceso a la educación pública y gratuita, que deben brindarse para que las madres y los padres de familia no gasten más y se endeuden y para que las y los alumnos puedan contar con este derecho en una era de digitalización, lo cual incluso en la modalidad presencial era sólo para quien pudiera pagarlo.

Sin embargo, desde la agrupación Nuestra Clase-Pan y Rosas nos hemos opuesto a la imposición de la educación a distancia durante la pandemia, tanto por el rezago y la exclusión que genera como por los problemas pedagógicos de esta modalidad y la precarización laboral que conlleva, y exigimos que el Estado (al servicio de los empresarios) deje de imponer su influencia ideológica y política en los planes y programas de estudio.

Los contenidos los debemos seleccionar las y los docentes con base en las necesidades de las y los alumnos y de la comunidad. En una situación de emergencia como la actual, se tendrían que realizar por medio de actividades lúdicas, culturales y artísticas sin obligatoriedad, mediante una labor de acompañamiento acorde a la realidad que enfrentan nuestras niñas, niños y adolescentes, apelando al funcionamiento que debe cumplir la escuela desde una perspectiva pedagógica que aporte al desarrollo integral. Desde esta perspectiva, tampoco deberían ser obligatorias las evaluaciones a distancia.

Esto se opone a los intereses que imponen los organismos internacionales, las empresas y el mercado a través de los planes curriculares organizados por las autoridades educativas.

Así mismo, durante esta dura situación de crisis sanitaria y económica no puede haber clases presenciales sin contar con las condiciones óptimas de salubridad e higiene en las escuelas.

 
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