Empresarios, exportadores, variados economistas y periodistas señalan que el tipo de cambio está “atrasado”, que la brecha del dólar supera al 110%, que tiene que haber una devaluación. ¿En qué se fundamentan? Mentiras para aplastar aún más el salario.
La afirmación de que el tipo de cambio está "atrasado" basándose en la existencia de una brecha creciente con el dólar "financiero" (contado con liquidación o dólar bolsa), el blue u otra cotización paralela es falsa. Tras de sí, se encubre una intención de favorecer a favor de los sectores concentrados de la economía mediante una devaluación.
Como todo precio, el tipo de cambio (la relación del peso argentino con el dólar) es un precio relativo, es decir, que para poder definir si la cotización de la moneda local es "barata" o "cara" debe necesariamente contrastarse con otros precios.
En particular, la idea de un "atraso" refiere a que el ritmo de devaluación del peso va por detrás del ritmo en que aumenta el nivel general de precios de la economía, o inflación. ¿Eso es así? La evidencia muestra lo contrario.
Fuente: La Izquierda Diario en base a BCRA e Indec
Si se toma la serie de precios (IPC-Indec) desde que se reinició en diciembre de 2016 puede observarse que la inflación acumulada hasta septiembre de 2020 se de 247 %. Sin embargo, en el mismo período el dólar subió 375 % (dólar mayorista, promedio Banco Central). Lejos, muy lejos de un retraso, va bien adelante.
De igual forma, este año bajo el Gobierno de Alberto Fernández el dólar subió todos los días un poco, haciendo que la devaluación acumule un 25,6% (dólar mayorista, el que usan exportadores e importadores), en tanto que la inflación acumulada fue de 22,3 %. Si tomásemos la evolución del dólar minorista a la cotización "ahorrista" (es decir, sumando el impuesto país y el recargo de 35% a cuenta de ganancias), la devaluación fue mucho mayor.
¿Por qué dicen entonces que hay un retraso cambiario? Básicamente con esta idea promueven una devaluación mayor del tipo de cambio. Esto implica una transferencia de ingresos regresiva desde los sectores populares a los sectores transables (sobre todo exportadores) y al capital en general. Porque abarata el salario.
Una "paritaria" exclusiva
El martes pasado, en el programa "Brotes Verdes" de Alejandro Bercovich, el presidente Alberto Fernández afirmó dos cuestiones contradictorias sobre el dólar.
Por un lado, aseguró que no va a devaluar. Prácticamente insinuó que ni se les ocurra a los exportadores esperar esa medida. Por otro lado, planteó que era necesario que en el transcurso de su Gobierno se elimine la “brecha” entre el oficial y el paralelo y que procuraban que el tipo de cambio "no se atrase" respecto a la inflación.
Más allá de lo polémico de afirmar que "no va a devaluar" luego de llevar el costo del dólar ahorro a $ 137, lo más importante es su declaración de intenciones: va a buscar seguir con una tendencia persistente a la suba del dólar, "palo a palo" con la inflación, como más arriba mostramos que ya viene siendo la política cambiaria oficial.
Esto último, es prácticamente una paritaria con indexación automática a favor de los exportadores, los sojeros, la minería, el campo.
¿Esa misma suerte tuvieron los salarios respecto a la inflación, de ir por delante o bien pegadito a los precios? Claro que no.
Fuente: LID en base a Indec, BCRA y Consejo del Salario
El Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) subió 123 % desde diciembre de 2016, muy por debajo de la evolución de la inflación y del dólar. Es decir, tuvo una importante desvalorización.
Con el gobierno Alberto Fernández se mantuvo inalterado durante 12 meses, es decir, tuvo un incremento de 0%. En la negociación de este martes en el Consejo del Salario, el SMVM recién subiría de $ 16.875 a $ 21.600 en abril (con los sueldos de marzo), es decir, un 28 % en tres cuotas, muy por debajo de la inflación interanual de 36 %, y dejando al salario mínimo en el nivel de la línea de indigencia.
¿Por qué nadie discute el “atraso salarial” pero sí se repite la agenda de la derecha de un supuesto atraso cambiario?
"Baratou", baratito, "cheap"
Todo precio es un precio relativo. No se puede decir que una mercancía está barata o cara en sí misma, menos aún sostener que hay un "atraso" del dólar debido a un problema "de oferta y demanda".
Si, como hicimos arriba, quedó demostrado que el dólar comparado con el nivel de precios internos se encareció, ¿qué sucede con el poder de compra del peso argentino a nivel internacional?
Tomando el salario promedio desde el año 2002 a la fecha se obtiene una primera respuesta. La Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte) es un indicador adecuado para observar esa trayectoria. Su conversión a dólares expresa la devaluación de nuestros salarios y cuanto se "abarató" para el capital trasnacional.
Fuente: La Izquierda Diario en base a MTEySS y BCRA
Comparado con el nivel del ajuste brutal tras la devaluación de 2002, hoy el salario en dólares (con el tipo de cambio "oficial") está por encima. Pero también se ha deteriorado fuertemente en los últimos años y está un 40 % por debajo del promedio entre junio de 2012 y abril de 2018.
El salario promedio de agosto para los trabajadores registrados equivale a U$S 723 (y sólo U$S 438 al "dólar ahorro"), lo cual es inferior al nivel posterior a la devaluación de las PASO (U$S 765 en septiembre de 2019) y también por debajo del nivel posterior a la devaluación de diciembre de 2015 (U$S 1.175 en enero 2016).
De manera que, desde el punto de vista de los precios relativos, y eso es lo que cuenta, el dólar no está atrasado. O sea, ¿cuál es el poder de compra de lo que nosotros producimos en relación con el resto del mundo?
Esto puede constatarse también si se compara el costo de vida local con el que rige en Estados Unidos o Europa, en donde la conversión de pesos a sus monedas implica allí un poder de compra entre 5 y 6 veces inferior.
Entonces, ¿cuál es el problema con el dólar?
El problema es que no hay dólares, que faltan, que el Banco Central no tiene reservas. Entonces los que tienen dólares se quieren aprovechar a venderlos más caros, o sea, que el gobierno devalúe o que les genere condiciones beneficiosas, como una mayor rebaja en las retenciones a las exportaciones.
La escasez de dólares se explica por un conjunto de factores estructurales que definen a nuestra economía dependiente y atrasada, y que en la literatura económica se suele denominar "restricción externa".
Un recuento rápido de estos motivos es la continuidad de los pagos de deuda externa (más de U$S 4.500 millones en el Gobierno de Fernández, unos U$S 1.339 millones abonará solo en conceptos de intereses al FMI el año 2021), la fuga de capitales, la remisión de ganancias por las multinacionales, y una industria atrasada e importadora, entre otros.
El problema que hoy se agudiza no puede resolverse con un lamentable regateo de dólares a los exportadores que especulan con ganar más. Por el contrario, esa situación expone cuán necesario es que el comercio exterior esté bajo un monopolio estatal, y no en manos de un puñado de empresas privadas con este poder de fuego.