El arzobispo Ñañez, junto a los obispos auxiliares Torres y Seirutti, publicaron un comunicado en la página de la Arquidiócesis de Córdoba en donde manifiestan su rechazo y el no acatamiento a las medidas tomadas por el gobierno el sábado pasado. Una de estas medidas limitadas del gobierno, era justamente la restricción del servicio de cultos presenciales.
En el comunicado señalan que “ante la perspectiva de suspender las celebraciones litúrgicas, he recurrido a las autoridades provinciales manifestando mi malestar y mi propósito de no acompañar esas medidas, que estimo exageradas y que afectan a la salud espiritual de las personas”. Sobre el mantenimiento de la actividad de otras actividades no esenciales, como algunas de las grandes industrias, el arzobispado simplemente calla.
Te puede interesar: El Gobierno de Córdoba, en crisis y sin plan contra la pandemia
Este “desacato” realizado por la jerarquía eclesiástica se da, recordemos, en medio de un pico de contagios de 1500 casos diarios, cuando las camas criticas llegan a un 80% de ocupación, hay un promedio de 25 muertos por día y se denunció que, las personas que necesitan internación, tienen que esperar alrededor de cinco horas la llegada de una ambulancia.
La irresponsabilidad e hipocresía de Ñañez es mayúscula, señalan que en “los templos católicos se han observado cuidadosamente los protocolos dispuestos por las autoridades”, omiten decir que hace un mes, en la localidad de Justiniano Posse, un cura, Ariel Mantelli, invitó a los fieles a sacarse el barbijo porque “Dios los iba a cuidar” y hoy, esa localidad que no tuvo casos durante seis meses, tiene cerca de doscientas personas contagiadas.
Te puede interesar: Cura pide que se saquen el barbijo en misa, ahora hay mil personas aisladas
Luego señala que “observando con prudencia y como se viene haciendo (o sea misas presenciales), las medidas protocolares, se pueda atender la imperiosa necesidad espiritual de todos los fieles”. Igualmente, sobre el final del comunicado, se lava las manos y deja librado a los consejos pastorales de cada comunidad “en la eventualidad de estar ante posibles contagios, suspender esas iniciativas hasta el total restablecimiento de la salud de los integrantes”.
La iglesia de Córdoba, se suma a distintas cámaras empresariales que presionan para mantener actividades abiertas que ponen en riesgo la salud de los propios trabajadores. El gobernador Schiaretti se encuentra debilitado, sin plan y a la deriva. Se comienza a resquebrajar el bloque social que fue sustento del modelo "cordobesista” impuesto por el peronismo local en los últimos veinte años.
Una vez más, como en todos los momentos de su historia, quienes conducen la Iglesia Católica en Córdoba, se colocan en defensa de los intereses de los poderosos de la provincia. Utilizan nuevamente como pantalla la fe de decenas de miles de personas, ahora la apelación es a “una salud cuidada, todos los aspectos de nosotros mismos deben estar equilibrados. Mente, cuerpo y espíritu tienen que estar en armonía unos con otros. No podemos centrarnos, solamente, en lo material y descuidar lo espiritual.”
A la hora de solicitar exenciones impositivas para miles de propiedades, algunas de ellas utilizadas con fines comerciales, y cientos de vehículos, como denunciara Laura Vilches y el Frente de Izquierda en la Legislatura Provincial, la Iglesia Católica no le prestó mucha atención a lo espiritual y se centró sólo en lo material. Recordemos que Pedro Torres, Obispo Auxiliar y uno de los firmantes del comunicado señalaba que los fondos de un estacionamiento ubicado en pleno centro eran para financiar "las celebraciones del Corpus Christi".
Comunicado de la Arquidiócesis frente a la restricción de celebraciones religiosas
Publicado por Arquidiócesis de Córdoba en Jueves, 15 de octubre de 2020
|
