Durante el último tiempo hemos visto cómo las crisis se acrecientan a lo largo del país, llegando a niveles históricos de desempleo y múltiples problemas fiscales. Tanto así que la agencia norteamericana "Fitch Ratings" bajó la nota de Chile en cuanto a las perspectivas económicas, como consecuencia de la pandemia y la presión sobre las finanzas públicas post estallido social, anticipando que la deuda pública seguirá aumentando en el mediano plazo, dadas por la posibilidad de crecimiento de tendencias más bajas y dificultades para consolidar sus cuentas fiscales.
Por su parte, el desempleo en Chile alcanzó un nuevo nivel histórico al situarse en un 13,1% durante el trimestre móvil mayo-julio, lo que representa un incremento de 5,6 puntos porcentuales en 12 meses, de acuerdo a la información del el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
No obstante, nos encontramos en la actualidad con un déficit fiscal del gobierno central que llegaría a un 8,5% del Producto interno Bruto (PIB) este año, para bajar a 5,1% en 2021. Ambas cifras son superiores al 8,2% y 4,3% que prevé el Ministerio de Hacienda.
Situación no menor considerando que la economía mundial también se ha visto afectada y comprometida, arriesgando la seguridad económica de muchos países incluyendo a Chile, que después de 37 años volvió a golpear las puertas del Fondo Monetario Internacional (FMI), para pedir una línea de crédito por 24.000 millones de dólares a la cuenta del Banco Central del país.
Toda esta situación no termina de empeorar, tomando en cuenta que la Ley de Protección al Empleo y giros con cargo al Fondo Solidario se extienden hasta enero de 2021.
Es por todos estos ataques empresariales que hemos sufridos las y los trabajadores en medio de una pandemia que se ha vuelto cada vez más riesgosa y letal, mientras empresas siguen salvando sus negocios y aumentando sus ganancias a costa del trabajo realizado por los millones de trabajadores que hoy arriesgan sus vidas y familias para poder evitar caer en condiciones de hambre. Mientras la deuda fiscal y el déficit lo tenemos que pagar nosotros.
Es por eso que debemos retomar las calles y luchar por la prohibición de despidos, para que la crisis la paguen los empresarios y por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana para conseguir soluciones a las verdaderas problemáticas que vivimos hoy en día todas las y los trabajadores, evitando que los gigantes monopolios se sigan enriqueciendo a costa de nosotros. |