Te contamos la historia de la selección de un pequeño país con una historia asombrosa: San Marino. El paisito europeo está último en el ránking de la FIFA, pero primero en anécdotas interesantes.
Esta semana que está finalizando tuvo una noticia de muy baja importancia para el público sudamericano y que pasó muy desapercibida, pero contiene un trasfondo muy interesante: la selección de San Marino, considerada la peor selección de fútbol del mundo, logró el martes pasado el primer empate como visitante en su historia.
San Marino logró apenas un único triunfo desde que existe, en un partido amistoso en 2004 contra Liechtenstein. Esta vez, el logro sucedió en un partido oficial por la Liga de Naciones (torneo que juegan todas las selecciones europeas y que funciona como eliminatoria para clasificar a la Eurocopa), nuevamente con Liechtenstein como rival. Fue un 0 a 0 sin demasiadas emociones, pero en San Marino lo celebraron como un campeonato.
Calificar a San Marino como “la peor selección del mundo” en realidad es un poco arbitrario. Lo define un ránking de selecciones de todo el mundo que confecciona la FIFA con criterios medio complicados. Este ránking actualmente es encabezado por Bélgica que -parafraseando a José Luis Chilavert- podríamos decirle “Tú no has ganado nada”. Pero FIFA toma otras variables ajenas a la historia de cada selección. La Selección Argentina está en el noveno lugar y el combinado que representa al fútbol de San Marino está en el último lugar, en la posición 210.
Es curioso que FIFA califica a 210 selecciones representativas de las federaciones que componen el organismo internacional del fútbol, cuando por ejemplo la ONU reconoce a 193 países. FIFA reconoce más federaciones, más “países”, que las Naciones Unidas. Esto pasa desde fines de los años 80 (período final de Havelange): el esquema de poder que fue construyendo Joseph Blatter (quien cayera el 2015 por el escándalo del FIFAGate) se diseñó a partir de la entrega de fondos y facilidades a federaciones muy chicas para asegurarse votos en las asambleas. Así Blatter llegó a presidente de FIFA y acumuló mucho poder, poniendo en puestos importantes a dirigentes de federaciones muy pequeñas y de poco peso futbolístico. Esto se mantiene bajo el mandato de Gianni Infantino: por ejemplo, en la estratégica Comisión de Finanzas de FIFA que encabeza Alejandro Domínguez (titular de la Conmebol) acompañan al dirigente paraguayo sus pares Sandra Fruean de Samoa estadounidense, Andy Bickerton de Islas Vírgenes Británicas y Paias Bokorum de Papúa Nueva Guinea, países de endeble tradición futbolera en los que se presume que debe haber más tablas de surf per cápita que pelotas de fútbol. Sin embargo, manejan la caja de las poderosas finanzas de FIFA. Todo bajo un ropaje de “democracia” entre federaciones y de posibilitar “igualdad de condiciones” entre las federaciones más débiles y las más fuertes.
Volviendo al motivo de esta nota, tal vez resulte algo difícil ubicar a primera vista en el mapa a la Serenísima República de San Marino (tal su nombre oficial). Es un país muy pequeño con una superficie casi igual a la de la ciudad de Salta: poco más de 60 km2. Está dentro del territorio de Italia, cerca de Rímini, a la altura de Florencia en el mapa (del centro hacia el norte). Es un pequeño territorio con apenas 34 mil habitantes.
Pero este “paisito” europeo cuenta con una historia muy interesante: nació en el año 301, en el siglo IV después de Cristo, en un momento en que el cristianismo era perseguido todavía dentro el Imperio Romano. En esa situación de persecución se encontraba Marino, un albañil y predicador cristiano que se vio obligado a escapar de Dalmacia (lo que actualmente es Croacia), cruzó el mar y se refugió en este lugar muy montañoso donde sobresale el Monte Titano.
Marino y algunos de sus seguidores se establecieron allí y se organizaron en una especie de comuna. Rosa Luxemburgo en un folleto titulado “El socialismo y las iglesias” cuenta que en esa etapa donde el cristianismo era perseguido y no había sido todavía asimilado por el Imperio Romano como religión oficial, se sumaban al cristianismo campesinos desposeídos de tierras y practicaban una especie de “comunismo precario”, basado en el consumo comunitario; no tenía que ver con una forma de producción. Algo así se formó en este territorio al pie del Monte Titano y con el correr del tiempo fue evolucionando políticamente en una república con dos “presidentes” o “capitanes regentes”. Es la república más antigua del mundo: cuando en la Edad Media toda Europa era feudal y dominada por nobles, San Marino ya era república formalmente desde el año 1243. Cuando el Imperio Romano asimiló al cristianismo como religión oficial, Marino fue asignado como santo y el territorio adoptó su nombre.
¿Cómo se mantuvo San Marino sin grandes cambios desde su fundación hasta el siglo XXI? Porque está en un lugar de muy difícil acceso, prácticamente nunca pudo ser invadido salvo períodos muy cortos (una invasión de César Borgia enviado por el Vaticano pero que no logró asentarse porque fallece a los pocos días y breves períodos de ocupación durante la retirada de los nazis de territorio italiano). Y porque en el siglo XIX durante la guerra de independencia y el proceso de unificación de Italia, donde se integraron a la emergente nación varias ciudades-estado, San Marino se mantuvo porque fue el lugar en el que Giuseppe Garibaldi encontró refugio y ayuda. En señal de agradecimiento, Garibaldi se comprometió a mantener el estatus independiente de San Marino en el momento de constituir la Italia unificada.
Volviendo a lo deportivo, San Marino era una plaza muy importante en el circuito de la Fórmula 1, el Gran Prix de San Marino era uno de los principales del mundo y es donde sufrió el accidente mortal Ayrton Senna, aunque en realidad la competencia se desarrollaba del lado italiano de la frontera, en Imola. Pero el circuito quedó asociado a San Marino que se beneficiaba con el movimiento turístico generado por la competencia. En San Marino también hay muy importantes circuitos de ciclismo, uno de los deportes más populares de ese rincón de Europa.
¿Qué podemos decir respecto al fútbol de San Marino? ¿Existe un campeonato sanmarinense? Sí, a diferencia de otras federaciones asociadas a la FIFA que son medio “fantasmas”, hay una liga de fútbol de San Marino: es una sola división de 15 equipos (al no haber otras divisiones, no hay ascensos ni descensos y es totalmente amateur, aunque hay algunos pocos jugadores que reciben algún salario. Pero teniendo en cuenta que cada plantel debería contar con un promedio de 30 futbolistas y que la población de San Marino es de 34 mil habitantes, la probabilidad de ser profesional del fútbol es bastante alta. También de ser “presidente”: desde la constitución del año 1601, eligen a dos representantes cada 6 meses, en un sistema político parlamentario que está inspirado en la era de los cónsules de la Roma clásica.
El equipo más ganador es el Tre Fiori Fútbol Club, con 8 campeonatos, que tiene los colores de Suecia, o de Boca si se prefiere: amarillo y azul. Aunque el campeonato es bastante parejo y es tan complicado de describir como la futura Copa de la Liga Profesional que vamos a tener en Argentina, a nivel selecciones San Marino es muy débil.
Es un clásico que el seleccionado San Marino sea goleado: en sus últimos 10 partidos oficiales sufrió 38 goles en contra y solamente pudo convertir 1. Perdió todos estos partidos, excepto el último: el heroico empate de este martes 13 que no sólo no les dio mala suerte, sino que les dio esperanza a estos futbolistas amateur que dedican parte de su tiempo a otras actividades como trabajar en otra cosa, estudiar en algún colegio o universidad o atender su propio comercio.
¿Es la peor selección del mundo? Seguramente. Pero generan empatía por tratarse de un país con una historia tan particular, con un fútbol amateur que representa bastante a quienes jugamos “por el pancho y la Coca” y que cada pequeño logro lo vivimos como una hazaña. San Marino merece que, al menos, hagamos un poco de fuerza por su sacrificada y simpática selección.