Describe Raúl Scalabrini Ortíz:
“Corría el mes de octubre de 1945. El sol caía a plomo sobre la Plaza de Mayo, cuando inesperadamente enormes columnas de obreros comenzaron a llegar. Venían con su traje de fajina, porque acudían directamente desde sus fábricas y talleres. (…) Frente a mis ojos desfilaban rostros atezados, brazos membrudos, torsos fornidos, con las greñas al aire y las vestiduras escasas cubiertas de pringues, de resto de brea, de grasas y de aceites. Llegaban cantando y vociferando unidos en una sola fe (…) Un pujante palpitar sacudía la entraña de la ciudad (…) Era el subsuelo de la patria sublevado».
La clase obrera había invadido la ciudad y llevaba adelante una huelga general extraordinaria alentada por los sindicatos de base de Berisso, donde tallaba el legendario Cipriano Reyes, Avellaneda y las distintas barriadas del conurbano que se levantaban para pedir la libertad del coronel Juan Domingo Perón. La sorpresa fue para todos, incluidos los vacilantes dirigentes sindicales que convocaran recién para el 18 de octubre a la huelga.
El 10 de octubre, antes de su destitución, Perón dirigió un discurso desde los balcones de la Secretaría de Trabajo y Previsión que se transmitió radiofónicamente,. Allí apelaba a los trabajadores anunciándoles que:
“tengo la satisfacción de decir que el último que he firmado es el nuevo régimen legal de las asociaciones profesionales, que difiere fundamentalmente del anterior, y con respecto al cual puedo asegurar que es de lo más avanzado que existe en esta materia. Bastaría decir que, bajo este cuerpo legal, el gobierno, que puede intervenir una provincia o una asociación de cualquier orden, no puede intervenir, en cambio, los sindicatos obreros. También dejo firmado un decreto de una importancia extraordinaria para los trabajadores. Es el que se refiere al aumento de sueldos y salarios, implantación del salario móvil, vital y básico, y la participación en las ganancias (...)”.
A continuación apelaba a los trabajadores a no quebrantar la paz social:
“No se vence con violencia; se vence con inteligencia y organización. Por ello les pido también que conserven una calma absoluta y cumplir con lo que es nuestro lema de siempre, del trabajo a casa y de casa al trabajo”.
1945: nacionalismo burgués y clase obrera
La clase obrera se movilizó en defensa de estas conquistas amenazadas por los terratenientes y la burguesía, que le habían impuesto al gobierno del general Edelmiro Farrell el desplazamiento de Perón. Fue con la huelga general y la ocupación de la ciudad como se derrotó una intentona reaccionaria de las clases dominantes y el imperialismo que veía como un peligro para sus intereses, la política de concesiones, contención de los trabajadores y cooptación de los dirigentes sindicales con que Perón buscaba evitar la lucha de clases .
El 17 de octubre, considerado el hecho fundacional del peronismo, le dio sustento plebeyo al nacionalismo burgués que, ante el raquitismo de la burguesía nacional, utilizaba la amenaza potencial de la clase trabajadora maniatada por una burocracia sindical adicta, para ejercer algún tipo de resistencia frente al imperialismo. La consigna "de casa al trabajo y del trabajo a casa", cumplió la función de desmovilizar a los trabajadores. Diez años, después en septiembre de 1955, Perón evitaba que fueran las masas quienes ajustaran cuentas con los golpistas y antes que armar al pueblo, prefiere capitular y retirarse en la famosa cañonera paraguaya aportada por el dictador Alfredo Stroessner.
La burocracia sindical que había coronado se derrumba como un castillo de naipes sin ofrecer resistencia, dejando en banda a la clase obrera para defenderse frente al golpe proimperialista de la Revolución Libertadora. Como muy bien sintetiza el historiador Alejandro Horowicz:
“En 1955, Perón consigue que Lonardi, un general retirado con una pistola 45, dé vuelta como una media el Ejército. Porque ese general está dispuesto a matar y a morir, y el general Perón no está dispuesto a hacer tal cosa, y esta diferencia construye la diferencia. Y la dirección del movimiento obrero que había quedado en una dirección ’sí Juan’, sirve para decir ’sí Juan’, es decir, para nada, no porque no hubiera voluntad de combate en esa base, que surgió espontáneamente 200 veces, sino porque había ahí sí, una falta de dirección objetiva que él se había ocupado de construir”.
En conclusión, se puede decir que luego del 17 de octubre de 1945, la historia del peronismo como dirección política de la clase trabajadora se caracteriza por evitar nuevos 17 de octubres, nuevas irrupciones de las masas contra la oligarquía y el imperialismo.
2020: los que se rinden frente a la derecha
A diferencia de 1945, el presente 17 de octubre no expresa la autoconvocatoria de la clase obrera y la emergencia de una nueva dirección surgida de los sindicatos de base, sino que es convocada por los gordos de la CGT que han entregado el salario de los trabajadores y sus derechos. Durante el macrismo dejaron pasar despidos y suspensiones, se borraron cobardemente de las manifestaciones contra la reforma previsional y sostuvieron al gobierno de los CEO’s hasta el ultimo minuto. Durante la pandemia entregaron el salario de los trabajadores permitiendo suspensiones con rebaja salarial y se han hecho voceros de los reclamos de las patronales concentradas de la AEA, frente al que consideran su gobierno. Esta caterva de traidores es quien convoca, modalidad virtual -no sea cosa que algún atisbo de movilización popular figure en las calles- a un acto de apoyo al presidente.
A su vez Alberto Fernández viene de participar del Coloquio de IDEA donde dio muestras de sumisión frente a los empresarios que, aun así, sintieron que no les era suficiente. Anteriormente arregló con el FMI las condiciones del ajuste, llegó a un arreglo gravoso para el país con los bonistas por una deuda ilegal e ilegítima, les concedió a las patronales agrarias una rebaja a las retenciones en las exportaciones de granos. Al imperialismo le concedió el voto de la resolución L43 en la ONU junto a Donald Trump, Jair Bolsonaro, Iván Duque y Sebastián Piñera contra Venezuela. En cambio, a quienes se quedaron sin ingresos por la pandemia apenas les dio 10 mil pesos con el IFE. Ahora a los trabajadores estatales les dio un magro 7 % de aumento, mientras que a la Policía que rodeó la Quinta de Olivos, le dio aumentos del 50 %.
Es decir que la convocatoria tampoco puede apelar a la defensa de derechos amenazados ya que el mismo gobierno cede sin cesar a los aprietes y presiones de los grandes empresarios y de la derecha en detrimento del pueblo pobre y trabajador. No convoca a apoyar una política de resistencia nacional sino de capitulación frente a los fondos buitres, el FMI y el imperialismo.
El subsuelo de la patria sublevado
En Guernica se desarrolla una de las luchas más importantes de la clase trabajadora y el pueblo pobre. Allí miles de familias exigen mediante la ocupación de terrenos, que se les reconozca el derecho a la vivienda. Guernica es el símbolo de un fenómeno explosivo del problema de la vivienda que se ha extendido por todo el país y que es consecuencia de la brutal crisis económica y social del capitalismo y de la especulación inmobiliaria.
Contra las tomas de Guernica no solo se manifiestan abiertamente los más conspicuos representantes de la derecha y las patronales, sino también el gobierno peronista bonaerense, que amenaza con el desalojo y la represión. El primer argumento que se usó desde el gobierno de Axel Kicillof contra el conflicto, fue el de que tomar tierras es un delito. El ministro se Seguridad Sergio Berni esgrimió que hay que defender la propiedad privada. Muchas otras tomas fueron desalojadas con una represión brutal y la intervención de patotas. Pero en Guernica, la firme decisión de los pobladores de continuar con las tomas y la solidaridad recibida obligaron al gobierno bonaerense a combinar la amenaza de desalojo y represión, escudándose en la orden judicial (la cual si la Legislatura bonaerense declarara esos terrenos de utilidad pública pierde sustento), con el macartismo contra la izquierda de sus funcionarios y la apertura de una negociación. Hasta el momento la oferta oficial, que es acompañada con el trajinar de los helicópteros de la policía a la madrugada al mejor estilo Vietnam, solo ofrece promesas, ni tierra ni vivienda.
Mientras el peronismo enciende el zoom este 17 de octubre en conmemoración de un movimiento que ya en 1955 capituló ante al imperialismo y en defensa de un gobierno rendido frente a la derecha y los empresarios, desde La Izquierda Diario llamamos a la más amplia solidaridad exigiendo satisfacción a las demandas de los sin techo y que no haya ni desalojo ni represión en Guernica: ahí donde anidan los sueños de un hogar del “subsuelo de la patria sublevado”. |