La chispa que encendió la Rebelión fueron les estudiantes secundaries que cansades de soportar el cada vez mayor aumento de la represión que sufrían en varios liceos de la capital con la llamada ley de “aula segura” que aseguraba la impunidad para que Fuerzas Especiales se llevara a nuestros compañeres secundaries desde las propias salas de clases. En Octubre le perdieron el miedo a la policía y al gobierno que durante el 2019 venía de este actuar y un discurso criminalizador hacia la juventud y con pisoteos mediáticos a la clase trabajadora y el conjunto de la población. Cómo olvidar los dichos de la UDI van Rysselberghe de “los patipelados” o el Ministro de Transporte de ese momento que llamaba “a levantarse más temprano” totalmente alejado de la realidad del pueblo trabajador. Las evasiones masivas organizadas por las redes sociales espontáneamente ante el aumento del pasaje del metro lograron empalmar con la subjetividad de la clase trabajadora santiaguina hastiada del gobierno y de las insoportables condiciones del sistema heredado de la dictadura.
Santiago brillaba la noche del 18 de octubre en una de las movilizaciones más combativas de los últimos 30 años, que recorrió y despertó a todo Chile. La decisión de Piñera en cadena nacional de sacar a los militares a las calles y las imágenes de represión para apagar la revuelta en Santiago, solo provocó la solidaridad del resto de las regiones del país y la consigna “no son 30 pesos, son 30 años” se expandió por todo el territorio, de la mano con las violaciones a los derechos humanos, detenciones, torturas y asesinatos por parte de las fuerzas represivas.
¿Cómo llegamos a Octubre?
La última década ha estado marcada por un ambiente histórico de grandes movilizaciones sociales, preludiaba justamente por les secundaries que el 2006 protagonizaron la conocida Revolución Pingüina. Una generación que se vio empujada a organizarse y cuestionar el funcionamiento de la educación de mercado chilena. Donde una parte de esa generación pudo entrar a la universidad y fue parte del movimiento estudiantil del 2011, donde las calles y facultades fueron tomadas por cientos de miles exigiendo educación gratuita, demanda que logró cuestionar las bases estructurales del sistema económico neoliberal chileno a ojos de millones que vieron con buenos ojos la lucha estudiantil.
Otro sector de aquellas y aquellos jóvenes, fueron arrojados a trabajos informales y precarios como la comida rápida y el retail, sin poder tener expectativas de un futuro más estable. Éstos sectores recién los últimos años han podido avanzar a organizarse, como es el ejemplo del sindicato interempresa de Burger King que tomó fuerza luego de la Rebelión, y que este tipo de organizaciones propias de la clase trabajadora les eran ajenas al sector más jóven de trabajadores debido a la nefasta división que mantienen las burocracias sindicales en alianza con las patronales.
El movimiento estudiantil del 2011 fue seguido por masivas movilizaciones contra hidroaysén en todo Chile, además de un importante Paro Nacional Portuario el 2013 que contó con el apoyo de sectores estudiantiles. También el movimiento NO+AFP llenó las calles pacíficamente pidiendo el término del sistema de pensiones de José Piñera. Además, como demuestra el último informe de la OHL durante en los últimos años ha aumentado el número de huelgas legales e ilegales de la clase trabajadora. No solo por cuestiones salariales, sino que por reivindicaciones políticas y de organización del trabajo, estallando esta cifra precisamente durante el año 2019 anterior y posrevuelta de Octubre.
La juventud que encendió la llama
Cómo juventud saltamos torniquetes, encendimos la llama, luego nos organizamos alrededor de la Plaza Dignidad y en todas las regiones, manifestándonos y resistiendo la represión de Fuerzas Especiales, asistiendo también a asambleas territoriales, levantando instancias de organización y ligazón con otros sectores. El 12 de Noviembre, cuando fue la mayor movilización del país desde la Dictadura, en el marco de paralizaciones de sectores estratégicos de trabajadores como portuarios, sectores mineros en el norte, distintos sindicatos de base en todo Chile, además de las movilizaciones en diversas poblaciones del país, en las principales plazas, que pusieron en jaque al gobierno de Sebastián Piñera.
En respuesta a esto el 15 de Noviembre, partidos de la ex Concertación, Chile Vamos e integrantes del Frente amplio como Gabriel Boric, Revolución Democrática y COMUNES, firmaron el “Pacto por la Paz y Nueva Constitución”. El cual se discutió entre 4 paredes, en una cocina parlamentaria a espaldas del pueblo que seguíamos manifestándonos y siendo criminalmente reprimidos. Un pacto por la impunidad del gobierno, los militares y la policía por las mutilaciones oculares, las torturas y asesinatos. Y puso sobre la mesa, un proceso constituyente tramposo.
Durante la pandemia, sectores de vanguardia de esta juventud, nos organizamos en comités como el del hospital Barros Luco en San Miguel-Santiago, para seguir discutiendo qué hacer frente a la crisis sanitaria y no abandonar las demandas de Octubre. Al igual que en el Comité de Emergencia y Resguardo de Antofagasta, levantado al calor de la Rebelión como un lugar de organización y coordinación. Otros sectores, frente al abandono del gobierno y la nula preocupación por la clase trabajadora, sanitizaron el transporte público, también como juventud nos hicimos parte de las ollas comunes que como medida de ultra emergencia se levantaron cuando existía hambre en la población a casa de la cesantía que este gobierno provocó con la mal llamada”ley de protección del empleo”, en donde desde el PC a la UDI votaron esta ley que condenó a cientos de miles recibir ingresos mínimos del propio seguro de cesantía o derechamente no recibirlos durante meses.
Nos encontramos a un año de la rebelión, pero también ad portas de un plebiscito, que despierta inquietudes e ilusiones. Un plebiscito que dejó fuera a quienes iniciaron todo esto, la juventud secundaria, a quienes saltaron los torniquetes, despertando a todo un país, un plebiscito que busca “decidir” lo que piensa la población, cuando ya en Octubre del año pasado, millones en las calles decidieron: Fuera Piñera y asamblea constituyente, pero esta debe ser realmente libre y soberana, es decir, que se pueda hablar de absolutamente todo y que sus decisiones sean respetadas, siendo independiente a los poderes del Estado (legislativo, judicial y ejecutivo), que ya no tienen nada para ofrecernos excepto miserias y trampas.
Este proceso constituyente vetó a la juventud, como si no tuviera la capacidad de decidir sobre sus vidas, además de estar lleno de trampas, tanto la convención constitucional y la convención mixta son impostores. Serán los mismos partidos de los 30 años, quienes podrán presentar candidatos y discutir sobre la nueva constitución, además que no se podrán tocar los tratados internacionales, defendiendo así a las multinacionales que tienen en sus garras nuestros recursos naturales, y cómo no mencionarlo, si Lavín y hasta el ultraderechista de José Antonio Kast votará por la Convención Constitucional, ya da para más que sólo una sospecha.
Es por esto que desde Vencer, planteamos retomar la lucha de Octubre pasado, con movilización en las calles, no abandonando nuestras demandas y siguiendo la lucha por una verdadera Asamblea Constituyente Libre y Soberana, sin veto a la juventud, donde todo pueda ser discutido y no tenga la injerencia de ningún poder de este Estado podrido en manos de los empresarios. Lo anterior ya lo venimos agitando hacia este plebiscito, por medio del Comando por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, a nivel nacional, en donde aprobamos como millones porque también queremos acabar con la constitución de Pinochet, pero sabemos que no dijimos Convención en Octubre.
A un año del 18 de Octubre: ¿Qué se nos plantea como juventud?
Tomando las definiciones del marxismo revolucionario, lo que se abrió con la Rebelión en Chile fue una situación pre revolucionaria, porque las movilizaciones y protestas son el ejemplo de la activación radical y espontánea de las masas, que cansadas de décadas de pasividad ante el Chile neoliberal salió a cuestionar al gobierno y a un símbolo de la opresión como lo es la Constitución de Pinochet. Esto descolocó a Piñera y a la derecha, que no supieron cómo controlar la situación y respondieron con miserables bonos y represión alimentando cada vez más el odio y la disposición al combate del pueblo. Piñera temía por su cabeza ante la invasión alienígena que veía la primera dama al ver a tanta gente protestando. Hasta que la oposición corrió a pactar con la derecha pinochetista para asegurarles un proceso constituyente a su medida y paz, totalmente tramposo, ejemplificado en el dirigente del FA, Gabriel Boric que llamó a no movilizarse masivamente para este 18 de octubre y a hacerlo de manera pacífica mientras la policía reprime, detiene y lanza nuestros compañeros.
Es decir, la situación abierta es pre revolucionaria porque se cumplen condiciones fundamentales que hacen posible un cambio social radical. Lenin escribía que los signos para considerar una situación era efectivamente revolucionaria son cuando: la clase dominante -la burguesía y sus políticos- no pueden seguir viviendo como antes por la crisis política abierta; que el pueblo ya no quiera seguir soportando la miseria a que se les somete; y que aumentan las acciones históricas independientes de las masas. Si bien en Chile se cumplieron de cierta forma estos “requisitos históricos”, la profundidad de la crisis no llegó a abrir una situación revolucionaria como tal por la ausencia de la clase obrera como clase dirigente del proceso revolucionario, esto debido a la traición de las burocracias sindicales que se negaron a unificar las movilizaciones y convocar a la Huelga General para sacar a Piñera, como primera tarea y terminar con el régimen heredado de la dictadura. Además de la dispersión de la clase trabajadora en las movilizaciones, aún falta una dirección política propia de la clase, organizada en un partido revolucionario que ganara la confianza del pueblo trabajador de conjunto para llevar la batalla hasta el final para poder cumplir todas las exigencias de octubre. Las cuales solo pueden ser resueltas en un gobierno de las y los trabajadores socialistas, en completa ruptura con el capitalismo.Queda claro que este sistema no tiene nada para entregarnos, ni siquiera un futuro mejor. Y que en estos momentos históricos no podemos dejar nuestras vidas en manos criminales como las de Piñera, o de los políticos de los 30 años que han gobernado y quieren gobernar asegurando y rellenando los bolsillos empresariales mientras administran la miseria desde algún gobierno “amplio”.
La actividad espontánea debe transformarse en organización política, para impedir que los partidos como el PC y el Frente Amplio sigan tomando las decisiones en los sindicatos, gremios, federaciones y en el congreso, y sigan dejando pasar el plan represivo del gobierno sin ningún plan concreto de movilización.
Es por esto que planteamos la necesidad de levantar una alternativa política independiente de los partidos de estos 30 años, y de la cocina que realizaron en Noviembre pasado. Necesitamos agruparnos en común para levantar una organización que siga estando con la lucha de la juventud, pobladores y trabajadores, pero que también se plantee ir más allá, que solo la solidaridad. Una organización con independencia de los empresarios y sus intereses, que se proponga recuperar por medio de la fuerza de la movilización y organización de la clase trabajadora y los demás sectores oprimidos, todo lo que nos han robado desde la Dictadura hasta ahora.
Disputando el sentido común reformista y traidor que pregonan y defienden las burocracias sindicales y estudiantiles tanto del Partido Comunista como el Frente Amplio, pero también a sectores que renuncian a dar una batalla política por superar realmente a esas direcciones en el movimiento obrero, como en el movimiento estudiantil, en donde hay sectores que plantean el quedarse meramente en la resistencia restándole la importancia a combatir a quienes limitan las fuerzas movilizadas a programas mínimos o el mal menor- en el caso del proceso constituyente-. A estos sectores ligados al populismo contraponemos una política que es no abstenernos políticamente, sino que denunciar cada una de las trampas, a la par que acompañamos el sentimiento legítimo de millones de acabar con la constitución de Pinochet, con discusiones políticas fraternas pero de frente, para no entregarle en bandeja la política a los los partidos de los 30 años.
En cuanto al rol del movimiento estudiantil al interior de la revuelta misma, existieron expresiones de organización contra la política de las direcciones del movimiento estudiantil que estaban en contra, de seguir adelante con el Fuera Piñera en los días venideros al 18 de Octubre del 2019, además de negarse a poner a disposición los espacios universitarios como centros de resguardo u organización no solo de estudiantes, sino que de los múltiples sectores que salían a luchar con el gobierno de Sebastian Piñera y la represión. De hecho su camino en el caso de la Fech, con Emilia Shneider a la cabeza fue hacer política junto a decanos, autoridades universitarias y el Rector Ennio Vivaldi del Partido Socialista, que son quienes más acerrimamente defienden los privilegios y funcionamientos actuales de las universidades que dejan fuera a miles de estudiantes, por medio de los procesos de selección estandarizados como la ex PSU y sostienen el autoritarismo universitario, replicando el Chile de los 30 años, al interior de los planteles y facultades. En vez de hacer llamados abiertos a asambleas no sólo estudiantiles, sino que en conjunto a profesores y funcionaries de la U. de Chile, para poner a disposición tanto las dependencias de la Universidad, como las fuerzas para la lucha y también para que fueran quienes son parte de la comunidad educativa quienes decidieran en torno a las necesidades que tienen. La política de Comunes, organización política de Emilia Shneider, fue de renuncia a estos aspectos, al igual que el conjunto de las organizaciones que dirigían la Confech principalmente el Frente Amplio y el Partido Comunista, que a lo largo del país brillaron por su ausencia, cuando no eran solo estudiantes universitaries, sino que también secundaries quienes resistían a la represión y buscaban instancias de coordinación y discusión política.
Estos aspectos fueron lo que llevaron precisamente a que en Noviembre del 2019, estudiantes de la Universidad de Chile se tomaran las dependencias de la Universidad, frente a la inmovilidad de la Federación a los acontecimientos históricos que estaban sucediendo, en donde como Vencer nos hicimos parte siendo parte de las decenas de compañeres que veían la necesidad de actuar, llamar a la comunidad educativa a cuestionar la Universidad de los 30 años, pero también el poner a disposición de la lucha las dependencias de la Universidad.Tal como ocurrió en la Universidad de Antofagasta, donde por medio de la toma del área clínica de la facultad de medicina, en conjunto con el comité de emergencia y resguardo de Antofagasta cumplieron un rol clave en la autodefensa a la represión y coordinación con trabajadores movilizades, además de pobladores como fue en la conocida población Miramar de Antofagasta.
Como juventud de la clase trabajadora tenemos que tomar estas experiencias para pensar cómo enfrentaremos el proceso abierto en Chile. Cómo podemos superar a las direcciones reformistas que hoy controlan sindicatos y federaciones. Cómo potenciar los organismos de autoorganización y de coordinación entre las y los trabajadores, pobladores y estudiantes secundaries, técnicos y universitaries, donde peleemos por un programa político que parta por el Fuera Piñera, por terminar con la represión y para organizar una Huelga General para echar a este régimen abajo y así poder levantar una Asamblea Constituyente libre y soberana desde estos mismos organismos que deben estar por todo Chile. Así también podremos avanzar firmemente en la tarea de preparar el camino concreto hacia un real gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre, en ruptura con los capitalistas, nacional e internacionalmente. Esta es la alternativa que levantamos desde Vencer y el PTR. |