Siete meses pasaron desde ese 20 de marzo en el que Alberto Fernández decretaba el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio junto con toda la oposición, con Mario Negri a la cabeza llamando “comandante” al presidente.
Durante varias semanas, el Congreso Nacional permaneció sin funcionamiento. Mientras millones de trabajadores sufrían despidos, suspensiones o simplemente se quedaban sin posibilidades de trabajar por estar desocupados o en la informalidad, los grandes bloques se negaban a atender esa emergencia.
Recién en junio volvieron las sesiones, pero no fue la agenda de la clase trabajadora la que estuvo en el temario, sino todo lo contrario. Veamos algunos ejemplos de las leyes de “consenso” que votaron el Gobierno y la oposición de derecha.
1) Ley de Economía del Conocimiento, o “ley Galperin”, bautizada así por los enormes beneficios que le otorga a Mercado Libre, entre otras, con la excusa de incentivar la creación de empleo y ampliar las exportaciones en el sector informático. Lo paradójico es que Alberto Fernández había derogado la ley, inicialmente presentada por Macri, para hacer una “más inclusiva”. Pero terminó aumentando los descuentos impositivos a las grandes empresas.
2) El proyecto de moratoria impositiva, previsional y aduanera, que fue una actualización en el marco de la pandemia de la moratoria ya vigente. La nueva norma le permite a empresas como Vicentín reestructurar sus deudas fiscales sin pedirles que hayan cumplido con el decreto de prohibición de despidos. Tampoco se chequea si fugaron capitales o si evadieron. Además pone a todas las categorías al mismo nivel y en vez de condonar las deudas de monotributistas de las categorías más bajas, que son trabajadoras y trabajadores precarios, les ofrece un plan de pago con algunas cuotas más que a las empresas.
3) “Declaración de interés público de la investigación, el desarrollo, la fabricación y la adquisición de las vacunas contra el covid-19”, un nombre pomposo y bonito para maquillar una ley escrita a pedido de los grandes laboratorios. Les da cobertura legal, incluso con la prórroga de jurisdicción y hasta con cláusulas de confidencialidad, solo a los fines de seguir garantizado el lucro millonario a expensas de la salud pública. Los mismos responsables de desfinanciar proyectos que hubieran permitido no empezar de cero a buscar una vacuna contra el Covid-19, ahora extorsionan con la salud de millones de personas, y el Gobierno cede.
Presupuesto 2021, un "Aporte Solidario” con el FMI
Un nuevo capítulo lo veremos en la sesión del martes que viene, porque el Gobierno, preocupado por hacer bien la tarea frente al FMI de Kristalina Georgieva, está negociando la aprobación del presupuesto 2021, que implica un ajuste del 9,5 % en términos reales en los gastos primarios, y elimina el ya insuficiente IFE, entre otros recortes contra el bolsillo del pueblo trabajador. Así lo denunció Nicolás del Caño en la comisión de Presupuesto y Hacienda encabezada por el banquero Carlos Heller.
A pesar de ello, Juntos por el Cambio tomó nota durante todos estos meses de la tendencia que se repite ante cada discusión económica y política: los grandes empresarios aprietan y el Gobierno cede. Se vio en Vicentín, se vio con los bonistas, se vio con la reforma judicial y la lista puede seguir.
Es por eso que ahora salen a decir que no acompañarían al peronismo, mientras aclaran que siguen negociando. Por un lado piden más ajuste, y por el otro reclaman más partidas para las provincias que gobiernan. No olvidemos la disputa abierta después de la extorsión policial del mes pasado, cuando Alberto Fernández rompió la alianza con “su amigo” Horacio Rodriguez Larreta, recortando parte de la coparticipación de la Ciudad de Buenos Aires para dársela a Kicillof y que este aumente la remuneración de los uniformados.
Es con este panorama que el Frente de Todos propone votar todo el paquete del presupuesto junto con el llamado “aporte solidario”, que quedó muy lejos de ser un impuesto a las grandes fortunas como el que propuso en abril, por ejemplo, el Frente de Izquierda Unidad. A esta altura, el proyecto del Gobierno no es más que una lavada de cara a una política que hace meses viene transfiriendo ingresos de los sectores populares hacia los grandes ganadores de la época del macrismo.
La agenda que viene (y la que no)
El año se termina, pero la agenda parlamentaria no afloja. El oficialismo está preparando la nueva fórmula jubilatoria, que volvería a un esquema parecido al que estuvo vigente entre 2009 y 2017. "Tenemos muchas expectativas en este nuevo cálculo para que contenga lo más importante: un haber digno para cada jubilado, pero también una fórmula sustentable para que el organismo pueda seguir asistiendo a los futuros jubilados", dijo la titular de Anses, Fernanda Raverta.
De ponerse en práctica esta fórmula, se consolidaría el retroceso previsional y de Seguridad Social sufrido después de la reforma previsional macrista aprobada con gases y balas de goma en diciembre del 2017.
Otros proyectos que vienen sonando fuerte son los de blanqueo para los empresarios de la construcción, las exenciones a los impuestos a las Ganancias y Bienes Personales para empresarios que inviertan en pesos, y ahora Heller habló de una reforma tributaria.
Ni noticias de leyes necesarias para resolver problemáticas urgentes: se sigue postergando la ley de humedales mientras se incendia el país. Tampoco se trató el proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, que tiene estado parlamentario, ni se presentó ningún proyecto alternativo.
Mucho menos se votarán en ese recinto leyes que solucionen la situación dramática que viven millones de familias trabajadoras, como aquellas que en Guernica y en distintas tomas en todo el país se vieron obligadas a salir a pelear por un pedazo de tierra, porque no tenían a dónde ir.
Por eso la organización y la movilización en las calles será indispensable para imponer medidas elementales como puede ser, para empezar, el desconocimiento soberano de la deuda externa, que permitiría empezar a atender estas problemáticas urgentes atacando las ganancias de los poderosos de siempre.