El gobierno es responsable de las condiciones de vida en la que obligan a vivir a las familias. Así, no solo aumentan las posibilidades de contagio en medio de una pandemia, sino que genera el terreno necesario para que se multipliquen otras enfermedades.
Luego de las tormentas de esta semana las familias que están peleando por tierra y vivienda pasaron la noche bajo agua. Los plásticos y maderas son insuficientes para mantenerse resguardados ante la lluvia, el viento y el frío. Cada tormenta significa frazadas y ropa mojada que agudizan enfermedades respiratorias, de piel, accidentes y riesgo de vida.
En plena pandemia de Covid 19, crecen bronquiolitis en niños que no pueden ser atendidas en condiciones tan precarias; ni siquiera pueden realizarse nebulizaciones. La falta de agua potable predispone a diarreas severas en infantes. Sin un lugar seco, con riesgos de accidentes por las características del terreno, cientos de mujeres y niños caminan descalzos con los pies hundidos en el barro.
Se agravan las condiciones de vida de las mujeres que ni siquiera pueden tener acceso a una atención para su salud reproductiva, ni educación sexual integral. Es un abandono por parte del Estado, a las mujeres que lograron una salida a la violencia de género organizándose y peleando por un pedazo de tierra para ellas y para sus hijos.
Queda más que claro que las responsabilidades de esta miseria no son climáticas. El gobierno de Kicillof y Larroque impide a las familias que ingresen materiales para construir casas donde poder dormir tranquilas. Mientras las condiciones de vida y salud empeoran solo proponen que se vayan 6 meses a vivir entre el barro y el frío como hasta ahora, sin que tampoco en otro lugar los vecinos puedan construir casas de forma definitiva.
La propuesta de Axel Kicillof y la justicia sigue siendo una orden desalojo y represión, hostigando a familias que no tienen para comer. Duele ver a decenas de vecinos con ataques de pánico, con descompensación de su hipertensión arterial por el estrés, porque vivir acá es muy difícil. Como dicen los vecinos "tengo que elegir entre darle de comer a mis hijos o pagar un alquiler".
Tienen que resolver este problema ya. El primer punto es que se frene el desalojo, que puedan construir sus viviendas para que las familias no pasen por esa situación. Que el gobierno y el Ministerio de Salud garanticen los medicamentos y la atención necesarios. Se están corriendo riesgos evitables de que mayores de edad y niños enfermen. Lo que pase con sus vidas es responsabilidad directa del gobierno de Kicillof.
Mientras tanto, trabajadoras y trabajadores de la salud organizados asistimos decenas de enfermedades en niños, adolescentes y adultos. Médicas, enfermeras, trabajadoras sociales, estudiantes de la salud que somos parte de la posta sanitaria en Guernica alertamos sobre esta emergencia sanitaria en la que se encuentran miles de familias.
El Gobierno provincial realizó un "relevamiento" y montó un gazebo sanitario que cómo vino, se fue. Ante el pedido de las vecinas organizadas en la Comisión de Mujeres de que asistieran con insumos sanitarios, las pecheras blancas de los ministerios dicen que no pueden hacer nada. Vergüenza es poco.
Llamamos a nuestras compañeras y compañeros del equipo de salud y lugares de estudio a denunciar con nosotros el abandono de persona del gobierno nacional y de Kicillof, que mientras propone que miles de familias permanezcan en un baldío las somete a esta situación de riesgo para la salud.
Ante una situación sanitaria tan crítica necesitamos reforzar las donaciones, la solidaridad de clase en cada hospital y centro de salud. Tenemos que estar con nuestros pacientes.
Llamamos urgente a todas las organizaciones sociales, políticas y estudiantiles a reforzar de solidaridad a Guernica. No solo juntando donaciones, sino exigiendo a las centrales sindicales un paro y plan de lucha nacional urgente. Así como a los centros de estudiantes que se pongan a la cabeza de esta campaña solidaria para que las familias de Guernica tengan una vivienda digna y definitiva. |