Según el laboratorio los resultados de un conjunto de pruebas demostraron que la vacuna en desarrollo genera respuesta autoinmune tanto en adultos como en adultos mayores. Y a la vez de mostrar buenas respuestas de inmunogenicidad, se observó que la reactogenicidad (efectos adversos que puediera provocar) es aún menor en los adultos mayores que en los grupos más jóvenes.
Esto constituye un dato alentador ya que las personas de la tercera edad son quienes tiene su sistema inmunológico más debilitado. Con estos resultados “se continúa construyendo el cuerpo de evidencia sobre la seguridad e inmunogenicidad de la vacuna”, cuyo nombre técnico es AZD122, afirmaron desde AstaZeneca.
Sin embargo, como venimos señalando en este diario, es importante tener en cuenta que la carrera por la vacuna está cruzada por enormes intereses económicos y geopolíticos. Usualmente una vacuna, incluso las que funcionan, llevan años de investigación y testeo antes de su administración clínica a gran escala. Sin embargo, la pandemia ha desatado una carrera que implica directamente por un lado a las gigantes de la industria farmacéutica que pugnan por las siderales ganancias que esperan obtener, y, por otro lado a gobiernos que esperan obtener réditos geopolíticos.
En ese sentido es interesante seguir el hilo de twits escrito por Federico Kukso, periodista científico argentino especializado en historia de la ciencia:
La noticia transmitida por el gigante farmacéutico se da luego de que las pruebas y experimentos hayan estado suspendidas desde inicios de septiembre a causa de síntomas y efectos adversos en dos participantes de las pruebas. En aquél momento desde el laboratorio habían afirmado que la suspensión temporal de este tipo de pruebas era algo común ya que se utilizaba un lapso de tiempo para determinar si los efectos adversos que surgen en participantes tiene sus causas en las pruebas de la vacuna o se trata de coincidencias.
La vacuna se elabora a partir de una versión debilitada de un virus del resfriado común que causa infecciones en los chimpancés. Éste se modifica genéticamente para incluir la secuencia genética de la denominada proteína de pico que utiliza el coronavirus para acceder a las células humanas. El objetivo es que el cuerpo humano ataque el nuevo coronavirus cuando lo detecte en el organismo.
Si bien los resultados constituyen un avance en la pelea contra la pandemia provocada por el coronavirus y todavía no son concluyentes como para comenzar con la producción en masa y la distribución de la vacuna, el Reino Unido bajo gestión de la Secretaría de Salud se encuentra en preparación de la logística para un posible despliegue que se espera que ocurra en el primer semestre de 2021.
Actualmente son 147 las vacunas candidatas que se están probando en todo el mundo, de las cuales al menos 88 están en fase preclínica y 59 en las fases clínicas (en humanos): 34 en fase 1, 14 en fase 2, 11 en fase 3, y 6 han sido aprobadas por los diferentes gobiernos para para uso limitado. | 
