Tal como ha venido siendo la tónica en las semanas anteriores, la presidencialización del debate constitucional tuvo el día de ayer un hito señalado por muchos pretendientes a candidatos al sillón presidencial como una fecha clave. Beatriz Sanchez, Heraldo Muñoz, Evelyn Matthei, entre otros habían definido la celebración del plebiscito como la excusa para entrar de lleno a las definiciones respecto a emprender una carrera presidencial.
Todo indica, sin embargo, que las principales candidaturas que salen fortalecidas son las de Daniel Jadue y Joaquín Lavin, que cortaron la cinta de la carrera presidencial con bombos y platillos en Tolerancia Cero.
Con los datos en mano, pese a una previsible victoria del apruebo, nadie se atrevía a confirmar la proyección que muchas encuestas realizaron respecto a la inclinación aplastantemente mayoritaria del electorado por la opción de cambiar la constitución. Las estimaciones preliminares del Servel, que han señalado esta elección como la con más participación desde el retorno a la democracia, indican que este triunfo estuvo motorizado por una renovación del padrón principalmente con el voto de la juventud, especialmente aquella proveniente de las comunas populares, denominadas como “periféricas” por la prensa y la política burguesa.
Esto es una muy buena noticia para Jadue, dado que un escenario de participación mayor de nuevos votantes, sin los prejuicios conservadores típicos de las “capas medias” que han sostenido electoralmente a la vieja Concertación fortalecen la candidatura del alcalde de Recoleta. Una juventud con ganas de un cambio radical, con el presente neoliberal de nuestro país proyecta inmediatamente la candidatura electoral del candidato del PC, volviéndola más competitiva de lo que era en el escenario previo a conocer los resultados del domingo.
Los resultados del plebiscito también fueron una buena noticia para el alcalde de Las Condes. Mientras la derecha aún lamía sus heridas de la derrota electoral, Lavín aparece como el portador de la tesis correcta al abrazar la bandera del apruebo, sorteando con éxito el obstáculo de quedar encasillado en un sector minoritario.
Su candidatura tiene ahora la dificultad de tener que enfrentar a un adversario que sale mucho más fortalecido y con opciones materiales de disputar el sillón presidencial. Esto sin duda, debe generar un nerviosismo en el alcalde UDI que probablemente esperaba que la ex Concertación fuese capaz de oponer un candidato rutinario que restase impulso rápidamente a Jadue y que fuese sencillo de derrotar como han venido tratando de vaticinar hace semanas los analistas políticos. Claramente quienes piensan así no han leído con suficiente detenimiento el escenario que se abrió con la rebelión de octubre.
El proceso de politización de la juventud, de franjas de la clase trabajadora, así como una importante izquierdización de las clases medias (en este punto es interesante ver cómo en Providencia y Ñuñoa, dos comunas donde gobierna la derecha, se impuso ampliamente el apruebo) luego de un intenso ciclo de movilizaciones que ha tenido en octubre su máxima expresión ha generado una subjetividad política que se monta sobre la lección fundamental de la necesidad de acabar con el Chile neoliberal heredado de la dictadura. Por más que la derecha intente cruzar la barrera ideológica del apruebo, lo cierto es que el electorado mira con simpatías la opción del PC que ha sido por años transformado en la antítesis del proyecto neoliberal de los partidos tradicionales.
Frente a frente
Con esta oportunidad Daniel Jadue aprovechó todas las vacilaciones y el nerviosismo de Lavín en el estelar político de Chilevisión y CNN, quien perplejo se limitaba a comentar las cuñas programáticas más osadas que un candidato ha tirado en campañas presidenciales. Desde un sistema impositivo mucho mas oneroso para los empresarios como el europeo, que pueda financiar un sistema de derechos sociales robustos consagrados en la constitución incluyendo la definición de Jadue de apoyar el aborto libre sin tapujos. Sin duda el alcalde UDI se encuentra algo consternado al salir ganador de una hipótesis, pero tener que afrontar un escenario presidencial mucho más competitivo con ideas que aún suenan como “impracticables” en la boca de todos los medios de comunicación del país.
La lucha interna del PC
Jadue así solo tiene por delante que enfrentar el obstáculo interno de su propio partido, el que ha comenzado a tomar relevancia mediática, toda vez que Chilevisión aventuraban que existiría una disputa interna que buscará posicionar a la diputada Camila Vallejos en la presidencia del partido, lugar que hoy ocupa el diputado Guillermo Tellier y que no se encuentra dentro de los entusiastas con la candidatura de Jadue.
El dirigente histórico del PC, que cuenta con el apoyo de todo el aparato sindical y gremial del partido, ha centrado su apuesta política en lograr un acuerdo con el Frente Amplio. Pese a sus resquemores con Jadue, conocido por pertenecer a una sensibilidad disidente a la dirección actual, sabe que la proyección de su candidatura los podría llevar a incluso doblar su actual representación parlamentaria y municipal, donde ya se han visto algunos indicios en esa dirección como la renuncia de la diputada Marisela Santibañez al PRO para afiliarse al PC o el fichaje del actual alcalde de Quilicura en la tienda de Gladys Marin.
Tras el pacto por omisión, el PC dejó de medir su influencia en crecimiento electoral porcentual, en el momento que llegó al 5% de los votos, y sabiendo que no crecerían de su techo comenzó a medir su influencia por el número de diputados orientando con ese objetivo todas sus negociaciones parlamentarias. Así el 2010 rompía el cerco binominal logrando ingresar 3 diputados, para luego el año 2014 doblar su representación a 6 parlamentarios con la Nueva Mayoría (ministros incluídos en el pacto) y tener actualmente 8 parlamentarios (9 si ahora sumamos a la diputada Santibañez).
Con la ex concertación en decadencia, el PC se propone aumentar significativamente su peso en el régimen para lo cual ha apostado a tender puentes al conglomerado de Boric y Jackson. Lo competitivo de la candidatura de Jadue también ha quedado claro para la coalición política que busca pasar la prueba de su segunda aventura electoral, y quedó graficado en el abrazo que Beatriz Sanchez entregó al alcalde de Recoleta en la celebración del PC en la Plaza Brasil mientras se conocía la aplastante victoria del Apruebo.
Conciliar a la movilización social con el empresariado
Con la posibilidad de convertirse en el principal mediador entre el empresariado y la movilización social, el PC prepara un programa político que se basa en las enormes ilusiones de la inmensa mayoría del país de dar fin al legado pinochetista. Sabemos, sin embargo, que el PC no tiene problema en negociar a espaldas de la movilización las demandas populares como lo han hecho en todas las federaciones estudiantiles que dirigieron en 2011 o con la negativa de la CUT de oponerse seriamente a todas las leyes que precarizaron las condiciones laborales de los trabajadores durante la pandemia.
El desafío político de la izquierda revolucionaria es lograr organizar un frente político que sea capaz de procesar todas las lecciones de los momentos en los que el PC ha desviado o traicionado la movilización popular para usarlas de base de maniobra para obtener más diputados, pactando con quienes han sostenido la herencia neoliberal de la dictadura. El PC no ha ofrecido otra estrategia que no sea pactar con partidos como la DC, PPD y PS como único camino para avanzar gradualmente a obtener pequeñas mejoras en los acotados marcos de la institucionalidad vigente.
Debido a esos pactos es que las demandas que hemos peleado en la calle solo han avanzado en la medida que los empresarios lo han permitido. La independencia política de los sectores que sostienen el modelo neoliberal es clave como punto de partida para levantar una herramienta que potencie la movilización popular y la organización de la clase trabajadora con una huelga general que derribe el gobierno de Piñera para que exista una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, sin las trabas de la Convención para que podamos discutir la perspectiva de un gobierno de los trabajadores. |