Néstor Carlos Kirchner nació en Río Gallegos el 25 de febrero de 1950. Su carrera política empezó en el peronismo en los años 80’s, a fines de la dictadura cívico-militar. Luego de ser intendente de Río Gallegos y gobernador de la provincia de Santa Cruz, se convirtió en presidente de la Nación desde el 25 de mayo de 2003 hasta el 10 de diciembre de 2007 cuando le entregó la banda presidencial a Cristina Fernández, su esposa. Falleció el 27 de octubre del año 2010, a los 60 años, a causa de un paro respiratorio no traumático.
Su protagonismo en la historia política nacional es un hecho indiscutible del período reciente, más allá del lugar desde el que se haga la evaluación. Kirchner llegó al poder luego de la crisis del año 2001, que terminaría en la caída de Fernando de la Rúa por la movilización de millones de personas en las jornadas revolucionarias del 19 y 20 de diciembre. Esas movilizaciones significaron una estocada a las instituciones del régimen democrático.
Kirchner llegó a la presidencia luego que Carlos Menem renunciara a participar en la segunda vuelta electoral. En la primera vuelta el riojano había obtenido un 24 % y Kirchner un poco más del 22 %. Había sido catapultado por Duhalde a la candidatura. Luego de asumir y en muy poco tiempo, se convirtió en una figura política de amplia aceptación social.
Antes de llegar a la presidencia, Néstor Kirchner había sido parte del menemismo. Fue uno de los gobernadores alineados al Gobierno que impulsó las privatizaciones, despidos de cientos de miles de estatales y un enorme endeudamiento, de la mano de reconocerse un gobierno que mantenía "relaciones carnales" con EE.UU.
Kirchner supo defender el proyecto desde Santa Cruz, al punto de definir a Menem como “el mejor presidente desde Perón”.
La década K
En su rol desde la Presidencia aportó significativamente a la recomposición del régimen político golpeado post crisis del 2001. A diferencia de lo que se sostiene desde el discurso oficialista, la gestión de Néstor Kirchner no expresó una continuidad con ese proceso de movilización. Por el contrario, actuó decididamente para desactivar los elementos de acción directa y acción autónoma de sectores de masas. Su objetivo fue la restauración de la autoridad estatal reconstruyendo, en primer lugar, el prestigio de la figura presidencial.Desde la fortaleza de la figura presidencial, el kirchnerismo también permitió la reconstitución de otras instituciones desprestigiadas como la Corte Suprema y las Fuerzas Armadas.
En ese marco, apeló constantemente a la polarización política con las “corporaciones” como las empresas privatizadas, sectores del empresariado y organismos de crédito internacional. Pero sin afectar decisivamente sus intereses.
En el terreno de los partidos políticos, lejos del discurso de transversalidad inicial, el kirchnerismo basó su poder en el rancio peronismo bonaerense, los “barones” o “caciques” eternos. El manejo de los municipios de la Provincia de Buenos Aires, de la brava Policía Bonaerense y la relación con la burocracia sindical. Lo que fue llamado en algún momento las “Tres B”.
Un aspecto no menor fue la apropiación, por parte del Gobierno, de la lucha histórica que encarnaron durante décadas (y contra el peronismo gobernante) los organismos de derechos humanos y la izquierda por la cárcel a los genocidas. Esto aportó al desarrollo de los juicios contra los militares, pero a costa de sólo juzgar a algunas figuras emblemáticas, dejando impunes a miles de represores, muchos de ellos aún en funciones.
Una de las consecuencias de esa impunidad de miles de represores fue la desaparición de Jorge Julio López, el 18 de septiembre de 2006, en medio de su presidencia. Frente a esa desaparición, el actual ministro de Seguridad (y entonces ministro del Interior) Aníbal Fernández, llegó a decir que López “debía estar en casa de su tía”. A pesar de que han transcurrido 14 años, al día de hoy no hay imputados ni mucho menos detenidos por el caso y la investigación no progresó ni un milímetro.
También en ese período presidencial fue asesinado el maestro Carlos Fuentealba en una represión en Neuquén, ordenada por el gobernador Jorge Sobisch, que era aliado del gobierno de Kirchner.
Aunque en el discurso atacó “los años 90”, el kirchnerismo en el gobierno mantuvo intactas las principales cuestiones estructurales heredades de los años de Menem: primarización de la economía y atraso nacional. La ampliación del empleo que se dio en sus años de gobierno tuvo como base una profunda precarización de las condiciones de vida de la clase trabajadora y sectores populares.
La bala que “rozó el corazón” y funerales masivos
Néstor Kirchner falleció el 27 de octubre de 2010, una semana después del asesinato de Mariano Ferreyra. Hay quienes atribuyeron su deceso al “stress” producto de discusiones con Hugo Moyano, producto precisamente del asesinato de Mariano. Se trató sin duda de una crisis importante para el PJ y en particular para el kirchnerismo, que había hecho de la no represión a la protesta social, demagógicamente, una bandera.
Según afirmó en ese momento Cristina Fernández, su hijo había dicho que “la bala que mató a Mariano rozó el corazón de Néstor”. Bastante cinismo teniendo en cuenta que se comprobó que José Pedraza, burócrata sindical aliado al gobierno, era responsable de la muerte de Mariano. También quedó en evidencia la complicidad de la Policía Federal y además se comprobaron las relaciones de los asesinos y patoteros con el gobierno nacional y con nombres como el de Carlos Tomada o Noemí Rial.
La "Capilla ardiente" y el nuevo relato
Néstor Kirchner fue velado durante casi cuatro jornadas. Decenas de miles de personas pasaron por la “Capilla ardiente” que se puso en pie en la Casa Rosada. Entre ellos importantes figuras de la política internacional y nacional, la cultura o Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Desde Maradona, Tinelli, a Estela Carlotto y Hebe.
Fueron miles de jóvenes los que en esos días fueron a demostrar su simpatía hacia la figura del expresidente. A partir de ese momento, el kirchnerismo se relanzó políticamente, luego de la crisis sufrida en los dos años anteriores.
Las muestras de adhesión popular en los funerales fueron utilizadas para relanzar a un gobierno que venía en crisis. Ese fortalecimiento, junto a las mejoras en las condiciones económicas internacionales luego de la crisis del 2008-2009, permitiría a Cristina Fernández consagrarse presidenta en el año 2011 con el 54 % de los votos.
En su momento, desde la izquierda se señaló: “El PTS respeta el dolor que sienten amplios sectores de trabajadores y el pueblo, que identifican al expresidente con determinadas conquistas. Pero éstas fueron el producto de la lucha del pueblo argentino y de la necesidad de la clase dominante de contener y desviar el proceso abierto en el 2001”.
Once años después
La figura de Néstor Kirchner volvió al primer plano como “mística” para la fórmula Fernández-Fernández, y para mostrar la unidad de un Gobierno en crisis, después. El expresidente será homenajeado este miércoles en el Club Deportivo Morón, bajo el lema “primero se crece, luego se paga”.
A 20 años de las jornadas de diciembre, el homenaje a Néstor Kirchner será parte de la cobertura de una política direccionada a llevar a fondo los arreglos con el FMI. Aunque con roces y discursos, la política gestiona la economía en función de los intereses del gran empresariado. Y que, más allá de cualquier lema, ya se le pagó en este gobierno unos U$S 4.216 millones al Fondo. La lealtad es con la deuda odiosa contraída por Macri. |