Foto: @proamboax
Elecciones blindadas
Estas elecciones fueron las más costosas de la historia -21,634 millones de pesos sumando los presupuestos de los partidos y del Instituto Nacional Electoral- y se realizaron en medio de una escalada represiva en las calles en muchos estados y ciudades del país con el fin de evitar nuevas acciones de boicot electoral.
Éste es el operativo de blindaje y militarización más importante en la historia de las elecciones recientes, con el objetivo de imponer su “paz democrática”, sobre los desaparecidos de Ayotzinapa, sobre los presos políticos y los trabajadores reprimidos y perseguidos día con día.
Mientras los comicios estaban en curso, nuevos escándalos políticos recorrían las redes sociales, como la denuncia hecha por varios partidos contra el Verde Ecologista.
En los dos días previos, fueron enviadas y desplegadas fuerzas militares en Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Guerrero Veracruz, entre otros estados. Aun en entidades que no son consideradas -como las mencionadas antes- “focos rojos” se buscó evitar la realización de cualquier protesta contra el proceso electoral con un gran despliegue policíaco-militar; así como también en el Distrito Federal gobernado por el perredista Miguel Ángel Mancera.
Esta militarización del gobierno -en conjunto con los gobiernos estatales y las distintas fuerzas políticas que participan del proceso electoral- buscó contener las movilizaciones y acciones de protesta que, desde el lunes pasado, se incrementaron en el país, encabezadas por el magisterio, los padres de familia de Ayotzinapa y distintos sectores.
Este clima represivo -muestra del carácter reaccionario de esta democracia asesina- ya fue adelantado en los días previos por hechos de agresión y persecución contra activistas -como en Puebla y en Veracruz- y de represión y provocación contra el magisterio en los estados del sur y sureste del país, como fue el caso del estado de Guerrero.
Durante las semanas previas, a la violencia resultado de las campañas partidistas y la acción del narcotráfico -que tuvo un saldo de alrededor de 20 candidatos asesinados- se sumó el repudio creciente al proceso electoral.
El magisterio, desde el lunes 1 de junio, protagonizó distintas acciones de lucha, y muchos sectores que llamaban a repudiar el proceso electoral iniciaron una escalada creciente de movilización, la cual amenazaba concretarse en el impedimento de los comicios, por lo menos en algunos de los estados considerados “focos rojos”. Para enfrentar todo esto es que Peña Nieto sacó a miles de militares y policías a las calles.
El trasfondo de esto es el profundo descontento social y el descrédito de las instituciones de este régimen político, que con las elecciones ha intentado cerrar la crisis abierta por las movilizaciones que, desde Octubre del año pasado, hicieron vibrar las calles del país exigiendo la aparición con vida de los normalistas de Ayotzinapa.
Acciones de protesta y movilización
A pesar del impresionante operativo militar y represivo, el descontento con las elecciones y el desprestigio del proceso electoral se hizo notar fuertemente. Los de arriba no pudieron evitar que emergiese desde abajo y se hiciese presente en las calles y en las redes sociales. Y contra ello utilizaron la represión y el amedrentamiento.
Durante toda la jornada se vivieron distintas acciones de protesta y movilización, que desde La Izquierda Diario México hemos seguido y acercado a nuestros lectores.
En Oaxaca, por ejemplo, el repudio se expresó a través de la quema de boletas y papelería electoral, y en movilizaciones en distintos puntos del estado encabezadas por el magisterio de la sección 22.
En Chiapas, las elecciones se realizaron en un contexto signado por la represión en Ocosingo y casillas incendiadas, en tanto que en Guerrero el operativo militar buscó evitar que se realizaran acciones de protesta por parte de los normalistas y el magisterio, como fue en el caso de Tixtla.
En el Distrito Federal, el Estado de México, Morelos y Guadalajara, por ejemplo, se vivieron acciones de protesta y de intentos de boicotear las urnas, de las que informamos en este medio, así como de solidaridad activa con la lucha de Ayotzinapa.
Estos y otros hechos que han sido reportados por las redes sociales -y pocas veces reproducidos por los grandes medios- expresaron el descontento profundo en el cual se realizaron las elecciones. Como resultado de la represión que el estado ha ejercido, hay numerosos heridos y más de un centenar de presos que hasta el momento se reportan -por ejemplo desde Estado de México, Chiapas y Oaxaca, estado donde los presos suman casi un centenar.
En estos momentos, se esperan los resultados de las elecciones, en el cual el peso del abstencionismo no será un dato más.
Pero ya las mismas han mostrado que el régimen de esta democracia bárbara del Partido Revolucionario Institucional (PRI)-Partido Acción Nacional (PAN)-Partido de la Revoución Democrática (PRD) y el gobierno asesino de Peña Nieto arrastran un gran descrédito y requieren de la militarización para garantizar la trampa electoral.
Enseña el carácter profundamente degradado y antidemocrático de este régimen político, responsable de las desapariciones de Ayotzinapa, del hambre y la miseria, contra el cual hay que luchar. La represión y la militarización es también una muestra de lo que el gobierno de Peña Nieto y los partidos del Congreso preparan como respuesta, para después del 7 de junio, contra los trabajadores y los sectores que luchan.
Desde La Izquierda Diario México nos sumamos a la lucha por la libertad de todos los presos políticos de esta jornada.
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