La carta de Cristina Kirchner de este lunes, como siempre, fue de alto impacto político y sigue generando debate por sus definiciones.
En el terreno de las interpretaciones, se puede polemizar acerca de cuánto de apoyo y cuánto de crítica hubo hacia Alberto Fernández en las líneas de la vicepresidenta.
Lo cierto, sin embargo, es que al remarcar que las decisiones las toma el presidente, que hay "aciertos o desaciertos" y "funcionarios o funcionarias que no funcionan", Cristina Kirchner puso la responsabilidad sobre la gestión de la crisis en Alberto Fernández y se separó de algunas decisiones de gestión.
En este marco, la misiva de la ex presidenta disparó fuerte en particular, sin nombrarlos, sobre dirigentes como Sergio Massa, Vilma Ibarra, Santiago Cafiero o Matías Kulfas.
Particularmente, lo hizo en el fragmento de su carta donde justifica la conformación del Frente de Todos para unir al peronismo y ganarle al macrismo: "En cuanto a lo de ‘rencorosa’ y ‘vengativa’. A nosotros nunca nos movió el rencor ni la venganza. Al contrario, la responsabilidad histórica y el deber político para con el pueblo y la Patria guiaron todas y cada una de nuestras decisiones y acciones. No hay demostración más cabal de ello que haber decidido con el volumen de nuestra representación popular, resignar la primera magistratura para construir un frente político con quienes no sólo criticaron duramente nuestros años de gestión sino que hasta prometieron cárcel a los kirchneristas en actos públicos o escribieron y publicaron libros en mi contra. Deberán esforzarse mucho para encontrar en la historia argentina ejemplos similares”, escribió CFK en su cuenta de Facebook, en obvia referencia a Massa e Ibarra".
La respuesta del presidente Alberto Fernández llegó este martes con una foto cuidadosamente estudiada y preparada: en un delicado equilibrio, el presidente por la mañana elogió la carta de Cristina Kirchner como un apoyo a su gestión, pero luego decidió mostrarse con Santiago Cafiero, Sergio Massa y Vilma Ibarra caminando desde la Casa Rosada hasta el Centro Cultural Kirchner, donde protagonizó el homenaje oficial para recordar los diez años de la muerte de Néstor Kirchner.
Más allá de que en cuanto al manejo de la crisis no se han manifestado orientaciones distintas por parte del presidente y la vicepresidenta (comparten pagar la deuda, acordar con el FMI, presupuesto de ajuste 2021, etc), lo cierto es que estos episodios, así como aquella crítica de Cristina Kirchner al acto del 9 de Julio con poderosos empresarios, expresan las contradicciones y tensiones que atraviesan al Frente de Todos, frente a una crisis histórica que solo agudiza las contradicciones sociales y hace inevitable que haya ganadores y perdedores. De parte de la vicepresidente, también se trata de preservarse de cara a una crisis que ya pone en serias dificultades a Alberto Fernández. Las internas del oficialismo son así expresión distorsionada de problemas agudos que solo se resolverán mediante la lucha de clases. |
