Si en algo podemos decir que todos los gobiernos de turno están de acuerdo frente a la pandemia, incluso a nivel europeo, es en reforzar las medidas de confinamiento, control social y policial. Las comunidades autónomas ya venían pidiendo al Gobierno del PSOE y Unidas Podemos medidas drásticas de limitación de las libertades y la movilidad, las cuales exigían para su aplicación un estado de alarma.
Finalmente, el pasado domingo el Gobierno decretó el estado de alarma, alargado hasta abril el martes. Además, se hizo obligatorio el toque de queda, salvo para Canarias, de 23.00 a 6.00 horas, con posibilidad de adelantarlo o retrasar los límites una hora a consideración de los gobiernos autonómicos. Un toque de queda que estará vigente hasta el 9 de noviembre; a partir de entonces cada Comunidad podrá decidir si lo mantiene o no.
De esta forma, el Gobierno central ha establecido el marco legal que permite las medidas de confinamiento, pero queda en disposición de las autonomías la aplicación de las medidas concretas. Medidas que cuentan con excepciones por causa justificada legalmente, según cada caso, como son necesidades sanitarias o de emergencia, desplazamientos laborales o por estudio, etc. Del mismo modo, están en constante revisión por parte de los gobiernos autonómicos.
Hora del toque de queda
Como decíamos, Canarias no tiene restricciones por encontrarse en mejor situación de contagios. Luego las comunidades que han optado, por el momento, por el horario menos restringido de 00.00 a 6.00 horas son: Madrid, Extremadura, Valencia, Baleares, Asturias y Cantabria. De 23.00 a 6.00 se encuentra Aragón, Euskadi, Navarra, Galicia, Andalucía, Murcia y Castilla La Mancha, así como las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. De 22.00 a 5.00, La Rioja. Y el más restringido, de 22.00 a 6.00, Castilla y León y Catalunya.
Confinamientos perimetrales
Otra de las medidas que se están aplicando, junto al confinamiento nocturno que supone el toque de queda, es la imposibilidad de desplazarse de una comunidad a otra y limitaciones de movimientos dentro de las propias comunidades. Estos confinamientos perimetrales fueron aplicados en primer lugar por La Rioja y Navarra, pero ya se han sumado Aragón, Euskadi y Asturias. En el caso de Aragón, también se imponen limitaciones de movilidad en las tres capitales de provincia respecto del resto del territorio aragonés. En Euskadi se limitan también los accesos y salidas de los municipios en los que se tengan fijada la residencia.
En la Comunidad de Madrid no hay confinamiento perimetral, pero Ayuso ha optado por volver a los confinamientos por “zonas de salud” o, mejor dicho, al “confinamiento de clase” que generó un fuerte rechazo en los barrios populares de Madrid. Hoy son treinta y dos zonas confinadas, que se reparten en doce municipios y dentro de Madrid capital en nueve distritos.
Otras regiones donde no hay confinamiento perimetral, pero sí de municipios son: Galicia, con ocho en la provincia de Ourense; Extremadura con 18; y en Andalucía son treinta y cinco localidades con confinamiento perimetral, siendo Granada la provincia más afectada.
Restricciones sociales y de reunión
Si la medida del toque de queda está pensada, supuestamente, para limitar las reuniones sociales y el ocio, la otra medida principal que apunta en esta dirección es la limitación de la permanencia de personas en espacios públicos o privados hasta un máximo de seis personas. Aragón, Asturias, Extremadura, Comunidad de Madrid, Catalunya, Castilla y León, Murcia, Navarra, La Rioja, así como Ceuta y Melilla, ya veían prohibiendo reuniones sociales de más de seis personas. Ahora se suman a esta medida comunidades donde las restricciones eran menores, como Baleares, Valencia, Andalucía y Galicia.
Restricciones en hostelería y comercios
De las medidas que afectan a la hostelería, las menos restrictivas implican el no uso de la barra y limitaciones de aforo en interiores y terrazas (del 50% por lo general o incluso del 30-25% en interior), así como los horarios de cierre, ahora marcados por los toques de queda. Las medidas más restrictivas en este ámbito las encontramos en Catalunya, que decretó el cierre de los negocios hosteleros, medida a la que se suma en las últimas horas La Rioja. Aragón aplicó también restricciones más duras impidiendo el consumo en interiores, lo que supone de facto el cierre de buena parte de los establecimientos.
En los comercios la situación en líneas generales es similar, con limitaciones de aforo en interiores del 50% y medidas de distanciamiento en los puestos comerciales al aire libre o límites al 50-75% de los autorizados. Algunos territorios aumentaron las restricciones, como es el caso de Aragón, con limitaciones del 25% del aforo en interiores.
Cultura y deportes
Bibliotecas, cines, auditorios o teatros también se ven limitadas al 50% de aforo, lo mismo que los gimnasios. En cuanto al deporte al aire libre, está permitido, pero sin contacto físico y respetando las limitaciones de grupos de seis personas. La mayoría de las competiciones no profesionales o escolares siguen suspendidas. Restricciones que pueden ser mayores, como en el caso de Aragón donde el aforo se reduce al 25%.
Barcelona y el confinamiento en domicilios
No se descartan medidas más duras, como volver a los confinamientos en domicilios, que de hecho se está barajando en las últimas horas para la ciudad de Barcelona. Este confinamiento consistiría en 15 días en casa, salvo para ir a la escuela y a los trabajos considerados esenciales. La consellera de la Presidencia del Govern, Meritxell Budó, también señaló este lunes que tiene "sobre la mesa" la posibilidad de decretar un confinamiento de fin de semana.
Otra vez, una gestión policial de un problema sanitario
De nuevo los distintos gobiernos capitalistas están recurriendo a las restricciones de libertades y al control policial para atajar el auge de los contagios, en lugar de fortalecer la sanidad pública -diezmada tras décadas de políticas neoliberales-, el transporte público y los mecanismos de rastreo y detección de contagios, que es lo que hace falta.
El nuevo estado de alarma y los toques de queda que ha impuesto el gobierno “más progresista de la historia” son medidas autoritarias que pretenden ocultar el fracaso de una gestión sanitaria errática. Una estrategia que, en la misma medida que no sacó ninguna conclusión de la primera oleada, no asume ninguna responsabilidad por el descontrol de una segunda ola que es resultado de anteponer los intereses económicos de los capitalistas antes que los intereses sanitarios y sociales de la mayoría del pueblo trabajador. |