Esta campaña ha sido encabezada por el conductor noticioso estelar de Televisión Azteca, Javier Alatorre, el cual aseveró que “la experiencia en otros países ha demostrado que el regreso a clases puede ser seguro. Tener las escuelas cerradas es un retroceso”, y para ello tomó como ejemplo la iniciativa de un centro escolar privado de Colombia.
Estas declaraciones en cadena nacional se dan a pesar del grave repunte en contagios de COVID-19 en México y a nivel internacional, durante las últimas semanas, derivado de un relajamiento de las medidas de distanciamiento social y del reanudamiento de actividades productivas por parte del gobierno. El reportaje editorializado que transmitieron las televisoras de Salinas Pliego en una tesitura de reproche, decía:
… muchísimas actividades ya se han reanudado con la reapertura de cines, restaurantes, museos y hasta parques, los niños mexicanos están perdiendo la oportunidad de vivir todo lo que significa acudir a la escuela.
El magnate y sus medios están envalentonados: desde que inició la pandemia Salinas Pliego ha obligado a los empleados de Grupo Salinas -el cual está integrado por Banco Azteca, Elektra, Total Play, Televisión Azteca, Italika, Advance America, entre otras empresas- a laborar, situación de negligencia patronal que ya ha cobrado la vida de trabajadores.
Aunado a esto, ex empleados que laboraban para dicho grupo empresarial han realizado denuncias públicas en las que vuelven evidente que han sido despedidos en medio de la pandemia. Frente a ello el magnate responde con total ligereza diciendo que son “malagradecidos” y que de haber sabido cómo eran, el despido “debió haber sido antes”.
Ahora el millonario y su maquinaria mediática se sienten con calidad moral como para exigir la reapertura de escuelas, sin importarles la salud de estudiantes y trabajadores de la educación.
Esto se enmarca en un contexto configurado a partir de la actitud cínica y burlona que Salinas Pliego ha asumido desde el inicio de la pandemia: solo basta ver su cuenta de Twitter donde prácticamente a diario se mofa de la situación que ha impuesto la emergencia sanitaria, y en la cual ya han fallecido alrededor de 88 mil 924 personas en México.
La indolencia y prepotencia con la que se conduce este personaje es tal que el 14 de octubre anunciaba en redes sociales: “Con la novedad de que tengo #COVID19, así que a cuidarse y no tener miedo, como siempre lo dije... nos tiene que dar a todos y vamos a estar bien.”
Posteriormente, el 24 de octubre, publica un twitt en el que dice que el tratamiento que tomó costó 1, 300 pesos, con el cual no tuvo que acudir a ningún hospital demeritando, con ello, la gravedad del padecimiento que ha cobrado la vida de millones de personas en todo el mundo, pero también la situación económica tan precaria por la que están pasando millones de trabajadores que no cuentan con recursos para costear dicho tratamiento o al menos realizarse una prueba diagnóstica del virus.
Esta tesitura de envalentonamiento que asume Salinas Pliego se da gracias a que es uno de los empresarios más apapachados por la 4T. A él no solo se le permite mofarse de los muertos, ser negligente con sus empleados y despedirlos injustificadamente en medio de la pandemia; también se le premia.
No hay que olvidar los cientos de millones de pesos con los que han sido beneficiadas sus empresas a razón de contratos que han establecido con la Secretaría de Educación Pública (SEP) para la implementación del programa de educación a distancia Aprende en Casa I y II; precisamente la SEP está encabezada por uno de sus empleados favoritos: Esteban Moctezuma Barragán, el cual busca ahora una candidatura para la gubernatura de San Luis Potosí, abanderado por el Movimiento de Regeneración Nacional. |