El 22 % de los hogares encabezados por mujeres se concentran en los ingresos más bajos y el 17 % de estos estos hogares no acceden al agua corriente ni al saneamiento adecuado.
Un informe del Indec de mayo 2020 difunde datos del 2019 sobre condiciones de vida para el total de aglomerados del país relevados por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH). Allí se señala que el 7 % de hogares y 9 % de las personas que residen en las principales ciudades del país habitan en viviendas que tienen materiales “insuficientes” o “deficitarios”, lo que se deduce por los materiales de pisos, techo y presencia de cielorraso considerando la protección que dichos materiales proporcionan frente al medio natural y factores ambientales adversos. Si a las viviendas “insuficientes” se le suman aquellas viviendas que tienen materiales “parcialmente insuficientes” los porcentajes suben al 20 % de los hogares y 24 % de las personas habitando en viviendas precarias, y esto sin contemplar la masa de gente que ni siquiera tiene acceso a la vivienda.
Volviendo a los datos al mirar el hacinamiento crítico (cuando duermen más de 3 personas por cuarto) el informe arroja que hay 232.000 hogares y 1.409.000 personas viviendo muy hacinadas. Además, el 6,1 % de los hogares y 8,1 % de las personas que cuentan con baño en la vivienda no poseen descarga de agua. Y el 2,8 % de los hogares y 3,4 % de las personas ni siquiera tienen agua en la vivienda ni en el terreno.
Del conjunto de hogares contemplados por la EPH más del 10 % no accede al agua corriente; el 30 % no accede al gas de red y el 29 % no tiene cloacas, lo que representa más de 960.000, 2.760.000 y 2.710.000 hogares respectivamente que no acceden a esos servicios.
El 44 % de los hogares no accede al menos a uno de los servicios básicosy en personas representan más de 14.000.000 de personas. Más de 1.060.000 hogares residen en zonas inundables y 616.000 viven en basurales, los datos son provocadores.
Más del 32 % de la población no posee cobertura de salud y solo accede al deteriorado sistema público de salud, en los menores de 17 años la carencia de cobertura asciende a 42 %.
Situación habitacional de los hogares más pobres
La Izquierda Diario analizó los datos de la EPH correspondientes al primer trimestre del año 2020, últimos disponibles, y miró especialmente la situación de las personas que se declararon jefes de hogar en cuanto a la precariedad habitacional y se arribó a los siguientes resultados que se muestran en el Gráfico 1. Independientemente de las brechas salariales de varones y mujeres donde se sabe que las mujeres a igual tarea cobran aproximadamente un 25 % menos que los varones, si se analiza por separado qué es lo que paso con los hogares donde se define como jefe a una mujerse ve que las mujeres se concentranmás en el primer quintil de ingresos, es decir que en relación a los varones las jefas de hogar más pobres tienen más peso en el nivel de ingresos más bajo (22 frente a 18 %). Como mostraron los datos censales los hogares que más vienen creciendo en las últimas décadas son los que tienen jefatura femenina que son aquellos compuestos principalmente por madres que están solas con sus hijos y hogares unipersonales.
Los distintos indicadores dan cuenta de la situación de muchos hogares que aún hoy no acceden a condiciones habitacionales básicas y dentro de ellos las peores condiciones las padecen aquellos encabezados por mujeres.
También se puede profundizar en las características de las viviendas donde residen los hogares y vincularlo con el promedio de ingresos que tiene cada integrante del hogar según su jefe sea varón o mujer, y se puede resaltar que también hay brechas de acuerdo al sexo del jefe del hogar.
Por ejemplo en el Gráfico 2 se puede ver que cuando los jefes/as no son propietarios y ocupan la vivienda “de hecho” o por pago de impuestos e incluso con permiso por situación laboral u otro tipo de permiso, si las jefas son mujeres, al mirar al grupo más vulnerable que se corresponde con el primer quintil de ingresos, se ve que las jefas mujeres superan a los varones que están en similar situación siendo el 19,4 % de los hogares correspondientes al primer quintil frente a un 15,8 % de jefes de hogar varones de la misma posición.
Si se considera la provisión del agua en la vivienda, además de conocerse la situación de aquellas viviendas que tienen agua por cañería dentro de la vivienda donde la situación de las jefas mujeres del primer quintil es claramente peor, hay una categoría que es la más deficitaria que son aquellas viviendas donde el agua está fuera del terreno (Gráfico 3). Si se compara la situación de las jefas de la porción de ingresos per cápita del hogar más bajos sobresalen con un 1,4 % de los hogares que no tienen agua en vivienda ni terreno mientras que cuando los jefes son varones este indicador desciende a 0,8, prácticamente la mitad.
Al analizarse la procedencia del agua en las viviendas que acceden a la misma (Gráfico 4) y profundizandoen aquellos jefes de hogar de acuerdo a su sexo se ve que los jefes varones del primer quintil de ingresos tienen un acceso levemente mayor a la red pública del agua (83,5 frente a 82,9 en jefas mujeres) pero en la categoría que expresa la precariedad que es el acceso al agua por perforación con bomba manual solo aparecen hogares encabezados por mujeres que representan medio punto porcentual del primer quintil de ingresos.
Otro indicador básico de precariedad habitacional es la carencia de descarga de agua en el baño de las viviendas que se puede ver en el Gráfico 5. El 85 % de los hogares con jefatura masculina más pobres cuentan con un saneamiento adecuado en tanto en los de jefatura femenina del primer quintil representan el 83 %. Por el contrario, cuando el baño cuenta con inodoropero no tiene descarga de agua, las mujeres jefas de hogar del primer quintil superan a los jefes varones en 2 puntos porcentuales, y también pasa en el segundo quintil donde los superan en más de 3 puntos (16,7 vs. 14,7 en el primer quintil y 9 vs. 5,8 en el segundo quintil de ingresos).
La explosiva situación habitacional donde miles de familias encuentran en la ocupación de tierras la única alternativa de asentamiento ante la completa ausencia de planificación habitacional y la represión del gobierno, que mientras destina los recursos del país al pago de la fraudulenta y odiosa deuda externa cuando estalla la pandemia y enormes contingentes de trabajadores informales pierden sus ingresos y quedan en la calle se complementa con las falsas promesas, amenazas y criminalización de la pobreza.
Esa es la situación de 1400 familias en Guernica que luego de más de tres meses viviendo a la intemperie y en condiciones inhumanas reclamando un techo para vivir, fueron reprimidos y desalojados sin recibir una solución concreta. Ante una necesidad tan básica y elemental como tener una vivienda se mira para otro lado, siempre el mismo lado, el de los grupos de poder económico y el de los verdaderos usurpadores que en nombre del gran capital vociferan la pertenencia de tierras ociosas de muy dudosa propiedad. Pero mientras los gobiernos se suceden los que mandan son los grandes negociados, con la complicidad de todos los gobiernos a nivel nacional y provincial, a la hora de levantar la mano y votar en las legislaturas provinciales es unánime el posicionamiento junto a los ladrones de siempre facilitándoles a precio de ganga las tierras públicas y fiscales que necesita la población que está sumida en la miseria y que carece de todo.