Casillas incendiadas, la topadora sobre las construcciones precarias de casi 1500 familias según el censo avalado por el SERPAJ y el CELS. Casi 40 detenidos, balas de goma, gases para todos y todas; y del otro lado la valiente resistencia de cientos de jóvenes humildes que acumulan odio contra los bastones de los poderosos. Así fue toda la mañana del jueves 29 de octubre, con super Berni, el mismo que estuvo escondido durante toda la rebelión policial, poniendo toda la ciencia represiva al servicio de los que quieren echar a miles de argentinos a dormir bajo un puente para poder hacer una cancha de golf.
Al medio día, del mismo día de la represión, Hugo Yasky, máximo dirigente de la CTA de los Trabajadores, publica un enigmático Tweet: “En la Argentina, desde que existe el peronismo lo que está en discusión no es la propiedad privada sino el acceso a los derechos que resguarda la justicia social. Como decía Eva, donde hay una necesidad nace un derecho. Y la vivienda es una necesidad urgente de nuestro pueblo”.
Increíble, una vergüenza que un dirigente sindical se haga el boludo de semejante manera, hablar como si fuese una abstracción total, sin siquiera repudiar la represión. Actúo más como diputado del Frente de Todos, que como dirigente sindical. El jueves el Gobierno de la provincia de Buenos Aires llenó de chichones las cabezas de los humildes que sueñan con ese derecho y tendrían que hacer un curso para entender lo que dice este dirigente. Represión que se merecía un paro de rechazo, como forma de una respuesta contundente contra todo tipo de represión. O se estaba del lado de las familias o se estaba con la represión de Berni. Ya a esta altura los y las trabajadoras de la CTA deberían estar pidiéndole su renuncia, más si le sumamos que este mismo dirigente sindical fue, junto a Héctor Daer de la CGT, quien firmó el acuerdo por un salario mínimo vital y móvil que recién en el 2021 llegaría a 21.600 pesos.
Algunos de los sindicatos con más tradición de lucha de esta CTA tuvieron el tino de pronunciarse en contra de la represión el mismo día de los hechos.
Las conducciones de los sindicatos del subte AGTSyP y de los estatales de ATE Capital sacaron sendos comunicados donde está presente el repudio al desalojo violento, colocándose claramente junto a las familias, aunque lamentablemente no se movilizaron contra la represión. Al mismo tiempo en sus comunicados, incluyen un falso argumento repetido hasta el hartazgo por los mismos funcionarios que realizaron la represión y el desalojo, que es responsabilidad del juez Rizzo contra la voluntad negociadora del Gobierno de Kicillof.
Los que hicieron campaña contra la justicia y el “lawfare”, con el relato de que Cristina era víctima del poder judicial en manos de los poderes concentrados, ahora nos relatan que el Gobierno de Kicillof sería obligado por la justicia para actuar contra los humildes.
Pero guarden el relato, que todos sabemos que, el Gobierno provincial tenía en sus manos decenas de medidas administrativas para no terminar en el desalojo, empezando por los pactos internacionales que prohíben el accionar policial en situación de riesgo para menores, donde Guernica era el caso claramente, como atestiguaron organismos de DDHH afines al propio gobierno. Y ni hablar de lo flojo de la orden judicial, donde dice defender la “propiedad privada” pero no cuentan con los títulos de propiedad en regla de parte de la empresa El Bellaco, quien se adjudica ser la propietaria de dichos terrenos.
Y menos que menos, ahora que se conoce que el dueño de El Bellaco es un ex funcionario de Videla que adquirió una rara e ilegítima titularidad de los terrenos en medio de la última dictadura.
Así que, si hubiesen querido dar una solución a las casi 1500, habrían solucionado el tema a favor de estos trabajadores, verdaderas víctimas de las consecuencias de la pandemia, pero que a diferencia de la derecha no tienen las 4x4 para ir a protestar al obelisco.
Pero claro, que, ante esta respuesta, estaría protestando la derecha por falta de respeto a la justicia y por la falta de compromiso con la defensa de la propiedad privada… Y la expresidenta acaba de publicar una carta planteando que para solucionar el problema económico hay que pactar con los poderes concentrados y con los medios hegemónicos. Poner en pie un acuerdo social, con quienes pretenden quedarse con todo.
Entonces, a reprimir con ganas y a darle forma a un relato planteando que no es responsabilidad del gobierno, que bajaron las jubilaciones por culpa de Macri, que arruinan el salario de los estatales por la pandemia, que no tocan a Vicentín porque la gente no los aplaude y que reprimen porque la justicia plenipotenciaria del fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta y el juez Rizzo los obliga. Todo esto sin esgrimir los cientos de nuevos argumentos que desde la gobernación esgrimen luego del desalojo y la represión para contentar a propios y ajenos.
Los trabajadores nucleados en estos gremios tenemos que empezar a discutir cómo nos organizamos para pelear por nuestros derechos y por los de todos nuestros compañeros de clase, con particular celo por aquellos que están sufriendo condiciones de pobreza extrema.
Desde nuestras agrupaciones del MAC-Movimiento de Agrupaciones Clasistas, fuimos parte de acercarles la solidaridad, con donaciones a las familias que vivieron meses a la intemperie, como nuestras compañeras de salud fueron parte de poner en pie la posta sanitaria y también fuimos parte de las delegaciones que estuvimos presentes el día del desalojo contra la represión de Berni. Como así también el apoyo de nuestro compañero diputado provincial y de la minoría del secretariado del Subte, Claudio Dellecarbonara.
No alcanza sólo con plantear que la vivienda es un derecho, lo que se espera de una organización de los trabajadores es que apoyen activamente a los más desprotegidos de nuestra clase cuando salen a pelear con ellos. Los más de 4400 barrios populares que existen, sólo en la provincia de Buenos Aires, empezaron siendo tomas de tierras. Porque el problema de la vivienda, viene de hace décadas, y los sin techo no les queda otra que resolverlo con la acción directa, porque los gobiernos no terminan de resolverlo nunca, mientras proliferan torres de lujo o countries para ricos.
La unidad de la clase obrera, premisa elemental para empezar a imponer una relación de fuerzas a favor de los trabajadores, se conquista en la lucha, no subordinándose al gobierno que se alinea al grito de “viva la propiedad privada”, mientras reciben el beneplácito de la derecha vernáculo.
Debemos cambiar la política y orientación de nuestras organizaciones sindicales y a sus dirigentes que se aferren a un relato para justificar al gobierno del Frente de Todos, que consolida los derechos de los poderosos y la miseria de los humildes. Porque en medio de esta crisis económica, sanitaria y social debemos lograr que no la descarguen sobre las espaldas de los trabajadores y sectores populares.