Esta noche la atención del mundo estará enfocada los resultados de la elección norteamericana, que se conocerán en las próximas horas, o en los próximos días. Y mientras Trump amenaza con desconocer los resultados si estos no son contundentes, desde el Partido Demócrata se preparan para volver a la Casa Blanca, con el conservador Biden en la presidencia de EEUU.
Es evidente que el amplio rechazo que genera Donald Trump, su racismo, xenofobia, homofobia, negacionismo y políticas guerreristas, han llevado a millones de trabajadores, trabajadoras y activistas a inclinarse por Joe Biden como “mal menor”, aun cuando no despierte ningún entusiasmo. Sin embargo, sabemos que Biden y el Partido Demócrata no son ninguna alternativa real al trumpismo. Los demócratas fueron tan responsables como los republicanos, durante las últimas décadas, de aplicar las políticas neoliberales, imperialistas y racistas de los gobiernos de EEUU. No olvidemos, por ejemplo, que durante el gobierno de Obama se rompieron récords en número de deportaciones de inmigrantes irregulares, y que mantuvo intactas las políticas del imperialismo en todo el mundo.
Durante la campaña electoral, Biden y Harris se han negado a apoya una medida tan básica en medio de una pandemia mundial como el Medicare for all [Seguro médico para todos], y han reafirmado su oposición a desfinanciar a la policía racista (una reivindicación básica del movimiento Black Lives Matter), al mismo tiempo que mantienen su apoyo a las políticas neoliberales del establishment norteamericano, o a la línea imperialista de enfrentamiento con China.
En este contexto, hemos leído posiciones como la de Raúl Camargo, referente de Anticapitalistas, que plantean: “Hoy es el #ElectionDay en EEUU y es triste que la alternativa a la barbarie de Trump sea un tipo del establishment como Biden. Pero frente a la jauría trumpista no se puede ser neutral y su derrota hoy sería una buena noticia para toda la gente de izquierdas #FuckTrump”. Es decir, llamando a votar a Biden como “mal menor” frente a Donald Trump.
Lamentablemente, esta posición ya la hemos visto infinidad de veces, en diferentes contextos. No es otra que el conformismo al “mal menor”, y dado que siempre hay otro “mal peor”, el “mal menor” es cada vez más intragable. Seguramente muchos festejarán esta noche o mañana la derrota de Trump, pero como socialistas anticapitalistas se trata justamente de advertir sobre la trampa de pensar que “con Biden estaremos un poco mejor”. Porque con esa lógica, de resignarnos siempre a “no estar peor”, funcionan los mecanismos del bipartidismo, para ofrecer la variante “menos mala” como reemplazo de la “peor variante”, en un ciclo que parece no tener fin.
¿Pero acaso no fue el desencanto con los demócratas, después de las frustradas expectativas con las presidencias de Clinton y Obama, lo que llevó al fortalecimiento de una figura aberrante como Trump? ¿Acaso no fueron los demócratas, con sus políticas neoliberales, los que prepararon el camino para la gran crisis capitalista del 2008, que llevó a millones a la pobreza y la desesperación? ¿Por qué volver a andar por el mismo camino, esta vez de la mano del conservador Biden?
Muchos compañeros que militan en organizaciones de la izquierda que se reivindica anticapitalista piensan algo así: –Yo estoy por un tercer partido, un partido de la izquierda socialista en EEUU, que levante una política independiente, pero… hasta que ese partido no exista, no nos queda otra opción que votar por los demócratas y aceptar el “mal menor.
Sin embargo, la lógica debería ser la opuesta. –Si no levantamos una política independiente, aun cuando ahora esta posición se encuentre en minoría o a contracorriente, ese tercer partido nunca va a poder existir.
Más de un siglo de bipartidismo en EEUU debería, a esta altura, habernos enseñado algo. El Partido Demócrata ha actuado, una y otra vez, como enterrador de los movimientos sociales, desviando las protestas radicales de la clase trabajadora y los movimientos sociales desde las calles hacia la vía de la cooptación institucional.
La experiencia española también debería decirnos algo: llamar a votar hoy por Biden contra Trump es como llamar a votar por Zapatero contra Aznar, o llamar a apoyar a Pedro Sánchez contra Casado. ¿Hasta cuándo habrá que tropezar con la misma piedra? ¿No es hora de animarse a sostener una política anticapitalista y de independencia de clase?
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