El arrasador triunfo del Apruebo con un 78% de las preferencias en el plebiscito nacional del 25 de octubre pasado vino a ratificar lo que las calles ya hace mucho habían instalado: la gran mayoría del pueblo chileno quiere terminar con la Constitución de Pinochet.
Pero además fue un voto por las demandas que se han planteado desde hace años, y con mayor fuerza desde la rebelión: No más AFP, educación y salud gratuitas y de calidad, fin a los salarios de hambre, terminar con los abusos empresariales, etc.
A pesar de que Sebastián Piñera intentó capitalizar burdamente el resultado electoral, todes lo sabemos: fue también una votación contra este gobierno criminal que asesina, tortura y mutila a quienes salimos a luchar.
Este resultado muestra que existen enormes fuerzas para ir por acabar con toda la herencia de Pinochet. Si nos lo proponemos, podemos no dejar en pie ningún rastro del legado del dictador.
Pero para eso no podemos confiar en los partidos tradicionales ni en su camino de la “institucionalidad”. Desde la ex Concertación hasta el Frente Amplio o incluso el Partido Comunista quieren llevar todas estas energías y nuestras demandas al terreno de la Convención Constitucional.
Así, desde las organizaciones que dirigen el FA o el PC, como la CUT o la CONFECH, o el caso del Colegio de Profesores con Mario Aguilar del Partido Humanista a la cabeza, han mantenido una tregua desde hace meses con el gobierno, empujando a ese camino institucional y llevando las expectativas y demandas del pueblo hacia las convenciones y sus trampas.
Y aquí somos claros y claras: la Convención está controlada por los partidos de los 30 años y se ha organizado justamente para cambiar algo pero para que de fondo nada cambie. No es posible perfeccionarla, como quiere hacernos creer el PC, estructuralmente es una trampa a la medida de los dueños del país y sus partidos para moderar cualquier cambio que el pueblo reclame.
Los 2/3 de quorum, el sistema electoral que beneficia a los representantes de los 30 años, las restricciones previas para discutir tratados internacionales o la exclusión de los menores de 18 años lo prueban.
Desde el Comando por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana desde un comienzo lo planteamos así: votamos apruebo para terminar con la Constitución de Pinochet, pero permanentemente denunciamos las trampas de ambas Convenciones.
Y el masivo triunfo del apruebo, y las enormes celebraciones populares al ritmo de gritos contra Piñera y la policía, muestran que tenemos fuerzas, si se ponen en movimiento, para vencer a los partidos tradicionales de los 30 años y sus trampas.
No debemos olvidar que esa minoría representada en las 3 comunas santiaguinas donde triunfó el rechazo no tiene su poder en el voto, sino que lo concentra en el hecho de que controla el aparataje del Estado: los tribunales de justicia, parlamento, Carabineros, las Fuerzas Armadas, y son los dueños del país. A esos poderes reales es que tendremos que enfrentar también para terminar realmente con los 30 años que impugnaron la rebelión popular.
Para esto necesitamos fortalecer el camino de la movilización, hay que mantener tomadas las calles, pero ir por más, para retomar la perspectiva de una huelga general, tomando las lecciones de la rebelión y del paro nacional del 12 de noviembre del 2019, el más importante desde el fin de la dictadura, para así derrotar a Piñera, a los partidos de los 30 años y sus trampas, y conquistar una verdadera Asamblea Constituyente Libre y Soberana.
Esa es la perspectiva de quienes nos organizamos en nuestro Comando. Pondremos todas nuestras fuerzas para potenciar las instancias de coordinación de trabajadores/as, pobladores/as, estudiantes, al mismo tiempo que buscaremos intervenir en todos los terrenos para potenciar el llamado a impulsar una movilización permanente que culmine en la huelga general para que se vaya este gobierno, única forma de acabar con toda la herencia de la dictadura.
Llamamos también a organizarnos en común a todos y todas quienes comparten estas perspectivas, asambleas territoriales, sindicatos, organizaciones políticas, sociales y vecinales, para exigirle a las grandes centrales sindicales que rompan su tregua y convoquen a un verdadero plan de lucha para enfrentar la represión de Piñera, para conquistar la libertad de los presos políticos y para avanzar en la perspectiva de la huelga general que nos permita conquistar nuestras demandas. | 
