Izquierda Unida a través de sus portavoces habrían ofrecido al gobierno de la Junta de Andalucía (PP+Cs) su apoyo para la aprobación de los Presupuestos con el objetivo expreso de hacer un “cordón sanitario” a Vox. Los 6 diputados de IU (de los 17 que componían originalmente el grupo de Adelante Andalucía) apoyarían al Ejecutivo andaluz a cambio de una mayor inversión en los servicios públicos (1.500 millones de euros más) y de la promesa de un cambio de modelo productivo y de un mayor apoyo a los ayuntamientos frente a la crisis del Covid-19.
A juicio del coordinador de IU-A, Toni Valero, el PP tiene la oportunidad de desligarse de la ultraderecha y apostar por una “geometría variable” en el Parlamento Andaluz. Esto ha sido repetido por Guzmán Ahumada, coordinador provincial de IU en Málaga y diputado en el congreso andaluz, quien ha presentado en las redes de la formación la propuesta y su análisis de los propios Presupuestos presentados por el PP.
El argumento de Izquierda Unida gira entorno a la idea de que los Presupuestos en Andalucía deben seguir la misma línea neokeynesiana de los Presupuestos que habría presentado el gobierno estatal de coalición PSOE-UP y apoyarse en el dinero proveniente de Europa para financiar un cambio de modelo productivo que revierta los recortes en investigación (el PP pretende un recorte del 12% en los presupuestos andaluces). Con una lógica de “colaboración en la gestión de los recursos”, o dicho en términos marxistas, de colaboración de clases pura y dura, Izquierda Unida obvia así cualquier antagonismo con el PP.
Es sabido que IU apuesta en Andalucía por una reedición del cogobierno con el PSOE de Susana Díaz, pero su nivel de oportunismo y postración no deja de sorprender: le tienden la mano al PP de Moreno apenas una semana después de la polémica expulsión -con los votos del PSOE, el PP y Vox- de 8 diputados de “Anticapitalistas” del bloque de Adelante Andalucía, incluida la propia líder de, Teresa Rodríguez.
La Mesa del Parlamento andaluz acaba de anular este jueves la expulsión de los 8 diputados de Anticapitalistas, acusados de transfuguismo. Según fuentes del Parlamento, la Mesa ha decidido no atender la petición de IU, a propuesta de Podemos, y deja sin efecto el acuerdo del pasado 28 de octubre, restituyendo la condición de diputados del grupo de Adelante a Teresa Rodríguez y los otros siete expulsados, que pasaron a ser considerados parlamentarios no adscritos.
Que la ruina de Izquierda Unida y el PCE no nos impida ver el desastre de los demás
En todo este entuerto Anticapitalistas busca ubicarse como “la izquierda” de la izquierda andaluza. Mucho más ahora que sus exsocios plantean pactar con el PP tras expulsarles mediante una maniobra antidemocrática y propia de centralismos burocráticos de su propio bloque en Adelante Andalucía.
Ahora bien, que IU y el PCE son formaciones completamente burocratizadas -ya sean sus familias más o menos abiertamente estalinistas o eurocomunistas-, no es ninguna novedad. De hecho, ha sido básicamente el recorrido histórico de la formación a lo largo del siglo XX y lo que va del siglo XXI. Por ello IU y el PCE, ni con el planteo de expulsión de los 8 diputados de Anticapitalistas ni con su acercamiento al PP han hecho ningún movimiento extraño, sino una operación lógica desde su perspectiva. Quieren aparecer como un actor político serio, a la altura de las circunstancias, como buenos gestores de los intereses del capital en medio de la crisis, como lo viene siendo dentro del Gobierno con el PSOE y Podemos.
Los ‘anticapis’ solo han salido a criticar públicamente esta deriva cuando sus exsocios les han mordido la mano. Aunque el problema central no es este. Hace pocos meses que Anticapitalistas abandonó Podemos, la formación que ayudó a construir hace más de cinco años. La ruptura incorpora elementos de crítica, autocrítica y balance cuyo análisis excede este artículo. Pero si podemos afirmar que la revisión que hacen las y los compañeros de Anticapitalistas sobre el “momento Podemos” es completamente insuficiente para superar una experiencia que en los hechos terminó forjando una nueva “casta” de izquierda, cuyo centro de gravedad es el parlamentarismo burgués y, ahora, el “ministerialismo” dentro de un Gobierno social liberal junto al PSOE. Decimos insuficiente porque siguen reivindicando que fue un acierto construir un nuevo partido neorreformista que jugase en las grandes ligas de la política burguesa sin estrategia independiente ni anclaje social en la clase trabajadora. Y todavía más, que volverían a hacerlo, procurando tener una mejor “relación de fuerzas” interna.
Desde la CRT hemos sido profundamente críticos con la operación Podemos desde sus inicios, así como del rol de Anticapitalistas en su creación y su desarrollo. Creemos que esta actitud nos habilita para preguntar a Anticapitalistas: sinceramente, ¿qué otra consecuencia distinta a la “aparateada” burocrática de IU y Podemos en Andalucía esperaban mientras seguían impulsando con ellos mismos “Adelante Andalucía”? ¿No es suficiente con ver como todas sus apuestas amplias del último período -en Grecia, en Portugal- van integrándose sistemáticamente en los regímenes burgueses? ¿No basta con la obscena integración al Régimen que muestran IU y Podemos dentro del Gobierno con el PSOE?
La construcción de partidos neorreformistas se salda continuamente con la misma moneda y aún así las compañeras y compañeros se niegan a hacer un balance autocrítico que saque lecciones profundas para cambiar de rumbo. Después de la bancarrota de Podemos y en medio de una crisis de proporciones histórica, el camino no puede ser tropezar de nuevo con la misma piedra, sino construir otra izquierda, verdaderamente anticapitalista, revolucionaria y que apueste por la lucha de clases, como insistimos desde la CRT.
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