En días recientes, BlackRock manifestó su interés en invertir en México. El gobierno y los medios afines a la 4T lo tomaron -paradójicamente- como una buena señal, siendo que los intereses de este corporativo son el saqueo y la superexplotación de los recursos naturales y humanos en México.
BlackRock es el corporativo de administración de activos e inversiones más grande del mundo. Controla 7.8 billones de dólares (más de 6 veces el PIB de México o 1.4 veces el PIB de América Latina y El Caribe). Junto a los dos “gigabancos” Vanguard y State Street, estas gigacorporaciones ejercen el control financiero del 90 por ciento de las empresas de S&P500, además de que controlan, entre muchas otras esferas, el capital accionario de los mayores bancos estadounidenses (Bank of America, JP Morgan Chase, Morgan Stanley, Goldman Sachs, Wells Fargo y Citigroup) así como de la esfera tecnológica-digital (Twitter/Facebook/Google/Amazon/Appel), lo que exhibe la enorme concentración de la propiedad en el capitalismo contemporáneo. [1]
En videoconferencia con Ernesto Torres Cantú, director general de Citi Latinoamérica, Larry Fink, cofundador, presidente y director ejecutivo de BlackRock, abiertamente convocó al gran capital internacional a la superexplotación de los trabajadores de México y a la depredación de los recursos naturales del país.
Los tiempos cambian. Anteriormente el capital tenía “sobradas razones” para declarar que la naturaleza es la “madre de la riqueza”, ocultando con ello el papel esencial del trabajo en la producción del valor y plusvalor. Sin duda ello obedece a la relación de fuerzas existente entre el capital y el trabajo, por lo que el gran capital ahora lo puede enunciar abiertamente. Este estratega del capital, una especie de nuevo Citizen Kane señaló:
México está bendecido por estar cerca de Estados Unidos[…] en materia laboral, por ejemplo, el país hoy ofrece mejores costos en comparación con China y eso lo convierte en un gran destino para invertir a pesar de la situación de inseguridad. […] También para la fabricación y la mayoría de las empresas que fabrican en China, México puede cambiar esta situación a través de la inversión que se haga en el país […] México tiene algo único que no tienen otros países, es en mi mente como un lugar donde se pueden utilizar los recursos naturales a largo plazo y eso tienen que explotarlo… [2]
El mensaje se propagó a gran velocidad por todos los diarios y noticieros del país, así como en distintas partes del mundo (BlackRock controla The Economist y Financial Times, entre múltiples medios. Las notas de prensa subrayaron el llamado a “invertir” en el país a razón de una "mano de obra más barata" [3] "en comparación con China", que al decir de Fink, convierte a México en un "gran destino para la inversión" (ver gráfico), valiendo la pena el riesgo por "la inseguridad".
No obstante, los medios de comunicación omitieron el destructivo llamado del israelí-estadounidense L. Fink a explotar los “recursos naturales a largo plazo”, llamado que vuelve a evidenciar los intereses estratégicos de este gigabanco en el sistema energético del país (la continuación de la reforma energética del gobierno anterior) y en los proyectos del sur-sureste mexicano como el del Istmo de Tehuantepec, que además de superexplotar a los trabajadores de la región con la instalación de baldíos maquiladores, otorgará mediante el Corredor Transístmico (la conexión del Pacífico con el Atlántico) un fuerte impulso a la estructura de fuerzas productivas del capital con enormes impactos en la ampliación de los circuitos comerciales del mercado mundial. [4]
Las declaraciones de Fink no pasaron por desapercibidas al presidente de México Andrés Manuel López Obrador. Si bien el presidente omitió algún comentario o declaración sobre el destructivo llamado a la depredación de los recursos naturales, –lo que denota que el medio ambiente y la ecología están fuera de su radar– en su conferencia matutina (30/10/2020) sólo reprochó que se "presuman" los bajos niveles salariales en el país como atractivo para la inversión, al tiempo que señaló como "una vergüenza" que los salarios en el país sean más bajos que en China.
Cabe señalar que el titular del Ejecutivo no dejó de pregonar que desde su llegada al gobierno, se han incrementado los salarios, aunque omitió decir que éstos han sido insuficientes. Ello a razón de que están muy lejos de conducir hacia cambios estructurales y/o sustantivos en la forma dominante de reproducción del capital y en los ejes de acumulación, vinculados a una estrechez crónica del mercado interno y a la reproducción de una economía dependiente respecto del mercado exterior, cuyo sustento material –de las ganancias de los grupos locales y trasnacionales exportadores– reside en el régimen de superexplotación del trabajo.
Es BlackRock quien promueve la superexplotación del trabajo en México cuando al subrayar los menores costos laborales que tiene este país en relación con China, nos dice que México puede convertirse en un "gran destino" de la "inversión" incluso "también" para "la mayoría de las empresas que fabrican en China".
Sin duda esto empalma integralmente con los llamados de funcionarios del gobierno mexicano a la inversión extranjera y con el concepto que de ésta tienen como panacea para salir del estancamiento y de la crisis, sin duda otro rasgo de continuidad con el mantra neoliberal de la inversión en los gobiernos anteriores, el cual nunca resolvió los problemas del país.
El México como "paraíso de la inversión" de Alfonso Romo (coordinador del Consejo Nacional para el Fomento de la Inversión, Empleo y Crecimiento Económico), y el México como "gran destino para invertir" de BlackRock, tienen como denominador común el hecho de que reposan en la superexplotación de los trabajadores mexicanos y en la depredación y saqueo de los recursos naturales. Hoy como ayer, en lugar de eliminar la pobreza y aminorar los problemas sociales, los reproducen agravando el malestar social.