La cantidad de decesos por Covid-19 han demostrado que a quienes más afecta el virus, es a la población de entre 60 y 80 años, es decir, la edad más vulnerable. Por otro lado, la juventud, la más resistente a la enfermedad, aún está en riesgo de complicaciones por contagio. En los datos que da el Conacyt, entre los jóvenes de entre 16 y 35 años oficialmente hay 2,700 muertes. Estos datos nada dicen de la cifra negra, que se oculta entre estadísticas y números "oficiales", menos aún de la vulnerabilidad de los sectores populares para enfrentar la pandemia. En el país, hasta el 7 de noviembre del 2020, van un total de 110,384 muertes; es decir, la juventud en ese rango de edad abarca un 2.5% del total de pérdidas.
Aparentemente la cantidad de jóvenes universitarios con alguna complicación por el virus es poca, pero eso no implica que debamos menospreciarlo. Hace ya cuatro meses, el 7 de agosto, el rector de la UNAM, Enrique Graue, lamentó la pérdida de “más de 50 miembros de la comunidad universitaria” a través del Consejo Universitario de la UNAM. Desde ese comunicado, son escasos o no existen informes relacionados al número de integrantes de la máxima casa de estudios que hayan sufrido el contagio de Covid 19.
Así como en la Universidad Nacional Autónoma de México, el director general del IPN, Mario Alberto Rodríguez Casas, informó a inicios de la pandemia, el 20 de mayo, que lamentaba la perdida de 27 miembros de la comunidad politécnica. Hasta hoy, 8 de noviembre, después de 6 meses del comunicado, no se han publicado, por parte del IPN, alguna información relacionada a los decesos por Covid de estudiantes, profesores y trabajadores pertenecientes al politécnico.
Elitizacion de la Universidad
Estudiar una carrera universitaria o posgrado en México es, desafortunadamente, un privilegio. La mayoría de aquellos con oportunidades de continuar sus estudios están en condiciones lamentables precarias, pues es cierto que, en muchos casos además de estudiar, trabajan de forma precarizada y con sueldos bajos.
Las clases a distancia, medida que todos los niveles educativos han tomado, no son suficientes para frenar los contagios, pues son muchos los estudiantes que no han dejado de trabajar. Aún así, no se han frenado las actividades académicas ni laborales.
Las primeras exigen demasiado a lxs alumnxs; según “Arch Daily”, la salud mental de estudiantes de arquitectura se encuentra en estado crítico, pues el estrés generado, no sólo por tareas y trabajos, sino por las cuestiones económicas que exige la carrera, es un factor de inestabilidad financiera en la familia que influye en la deserciones escolar.
La comunidad de las universidades abarca también a los trabajadores y maestros, quienes viven en peores condiciones, pues están bajo un mayor riesgo de contagio que el estudiante. El profesorado comienza el periodo de docencia a una edad más avanzada, es decir, cuando se es más propenso a complicaciones por contagio. Además, es necesario tomar en cuenta a los que no tienen estabilidad laboral, como es el caso de los profesores de asignatura. Según Ruth Torres Carrasco, en la “Revista Nacional Universitaria”, en el año de 2019, el 63% de la docencia en la UNAM son maestros de asignatura, es decir, que dependen de el número de horas en que imparten clases y sus familias no tienen seguridad de ingresos en caso de defunción por Covid. En conclusión, la mayoría de la comunidad universitaria y sus familias están vulnerables en la pandemia, tanto psicológica y social como económica y laboralmente.
Exigimos que las universidades hagan pública esa información. No es posible que no existan registros de pérdidas por Covid, algo necesario para conocer la situación de miles de trabajadorxs y estudiantes. Esto pone en evidencia que a los funcionarios universitarios no les importa en lo más mínimo las duras condiciones en que los universitarios afrontamos la pandemia. Una salida en beneficio de la comunidad no vendrá de elloss.
Desde el AJA, buscamos la organización y movilización activa del pueblo pobre y trabajador que se enfrenta a miserables condiciones académicas y laborales. Para combatir los problemas de las universidades, es necesaria la organización entre todxs lxs integrantes de la comunidad: profesorxs, alumnxs y trabajadorxs. |