Los gobiernos del PJ y la pira de sacrificios
En Argentina, asistimos al anuncio de un nuevo ataque a los sectores más vulnerables. Una vez más, el gobierno nacional entrega como víctima sacrificial de su libación ante el altar del FMI a los jubilados y jubiladas.
Como señaló Fernando Rosso en su editorial del domingo, Guzmán es el pájaro de mal agüero que anuncia lo que CFK encomendó realizar a través de su carta. Después de la mesa tendida para el empresariado nacional, el gobierno de AF se encamina a pactar un nuevo ajuste sobre las mayorías populares.
En este marco, el gobierno de la provincia de Córdoba, con su alto endeudamiento y una contradicción estructural entre responder a su base anti kirchnerista y necesitar - al mismo tiempo - del gobierno nacional. Es la encrucijada que señala esta nota. Los banderazos de la derecha en esta ocasión, "amadrinados" por la presencia de Pato Bulrich, tuvieron lugar en la ciudad este fin de semana para meter presión.
El intendente Llaryora, un alfil del PJ local, intenta acomodar las fichas para servir a los mismos intereses con los que se alinea el peronismo en cada uno de esos niveles estatales. El gobernante pejotista de la única ciudad del país endeudada en dólares, quiere hacer los deberes como manda su señoría, el Fondo Monetario Internacional y los capitales especulativos.
Un nuevo round contra los trabajadores
Con este telón de fondo, el intendente pretendió una nueva avanzada contra el gremio de los empleados y empleadas municipales.
En el primer round de la pelea, allá por mayo, recortó la jornada de trabajo y el salario, realizó despidos y avanzó con la precarización laboral con contrataciones a los “servidores urbanos” y “promotores de convivencia” que no fueron otra cosa que el ejército de reserva del capital con el que presionan a la baja del salario a quienes cuentan con derechos laborales adquiridos: trabajadores y trabajadoras desocupadas.
En este segundo round, Llaryora pretende ir por más, atacando el salario por la vía de una negociación paritaria que reduce en los hechos un 15% del sueldo, mientras despide y encarcela trabajadores con objetivo disciplinatorio.
El sindicato, con la presión de las bases soplándole la nuca, salió a la calle hace diez días y terminó, tras la provocación del intendente que valló el palacio municipal, con detenidos y heridos.
El intendente, subido a lo que cree el “caballito de batalla” de todas las gestiones municipales, arrancó su mandato atacándolos como si fuesen el enemigo público número 1. En plena pandemia, recortó salarios del personal de salud y educación, aquellas (mayoría mujeres) y aquellos que son la primera línea de contención en las barriadas populares de la ciudad.
Montado sobre ese efímero “éxito”, cosechó el mérito de ser, según una encuesta de la Consultora Pulso Social (agosto 2020), el único mandatario del PJ local cuya imagen negativa (45%) supera tanto al desconocimiento (19%) como a la imagen positiva (36%). Eso sí, el podio lo encuentra parado al lado del ex intendente Mestre. Podría arriesgarse que Martín Llaryora gobierna la ciudad más importante del interior del país, sólo porque la intendencia de radical Mestre dejó la vara muy baja.
De machos y patoteros
Quizás inspirado en las escenas de macho campestre con que la familia Etchevere prodigó la escena nacional, o con el Ministro Bonaerense que gusta de montar ficciones de “duro” militar que no es, Llaryora se lanzó a dos cruzadas que lo dejan al borde del ridículo y mostraron al rey desnudo.
La pelea con un Dinosaurio
En una gesto digno de negociación “in extremis”, uno de los empresarios más ricos de la ciudad (dueño del Grupo Dinosaurio) montó la escena proyectada de una demolición. Efectivamente, pidió autorización para transformar el “Orfeo Superdomo” en una pila de escombros que le permitiría desplegar sus ansias de desarrollista inmobiliario para acrecentar sus arcas más aún de lo que ya lo hizo gracias a beneficios y exenciones impositivas otorgadas por todos los gobiernos a costa de las arcas estatales.
La “ciudadanía” cordobesa tronó contra la posible pérdida de un espacio que efectivamente permitió convertir a Córdoba en destino de espectáculos artísticos, culturales y deportivos que eran privativos de la capital del país. Sin embargo, “el Orfeo” es apenas eso: un espacio que por su características físicas permite albergar espectáculos de magnitud, pero cuya construcción tampoco exhibe particularidades arquitectónicas que lo posicionen dignamente.
En un gesto esquivo para resolver la autorización de demolición, el intendente pateó la pelota al Concejo Deliberante para que resuelva. Allí, pretendía encontrar el apoyo de una oposición patronal muy ansiosa de defender la propiedad privada de Bugliotti, a quien todos tanto le deben. Es de público conocimiento que el empresario estrella aportó a las campañas políticas de todo el arco político burgués de Córdoba: desde radicales hasta kirchneristas, pasando por esa gama media que supieron encarnar Luis Juez u Olga Riutort.
No obstante, sus modos de patrón de estancia que busca imponer todo por la fuerza y a golpe de maniobras (que no pasan ni en una asamblea estudiantil), quedó votando en soledad y con su mayoría automática, la “declaración de interés municipal” para el Orfeo, con el jefe de la bancada convertido en heroico defensor de un inmueble que su dueño solo valora por el precio de la locación.
Un duro “patroncito de estancia”
La contracara de esta escena montada también, en ese teatro de marionetas en que se convirtió el Concejo Deliberante, ocurrió con el envío de una nota en la cual que se comunica al cuerpo legislativo, la decisión del Departamento Ejecutivo de exonerar al trabajador municipal que fue fotografiado con un “mortero” casero para lanzar pirotecnia. La exoneración es la mayor sanción disciplinaria prevista en el estatuto del empleado municipal después de avanzar con el sumario administrativo.
Resonaron las imágenes de aquel 2017 con “el gordo mortero” (como llamaron despectivamente los medios a Sebastián Romero), con el que quisieron demonizar a quienes enfrentaron la reforma previsional de Macri. Y en el mismo hecho, el patroncito de estancia se hizo con “la suma del poder público”. Toma decisiones desde el ejecutivo, legisla con la mano de yeso de su mayoría automática en el Concejo y ahora también es juez capaz de decidir sin siquiera respetar el derecho a defensa y garantías del debido proceso. Un patroncito de estancia son ínfulas de Bonaparte.
La antesala de esta misiva al Concejo, fue una furiosa campaña mediática aceitada por los dineros de la pauta oficial, que vociferaba sobre la violencia y barbarie de los empleados y empleadas del municipio que salieron a reclamar en medio de la negociación paritaria. Los medios se cuidaron muy bien de mostrar que la que corre riesgo de perder un ojo, es la trabajadora a la que dispararon con las balas de goma de la Policía Provincial. Sí, sí, la misma que asesinó a Blas Correas y 9 pibes más en esta cuarentena.
A pesar de que la oposición patronal, una vez más se regodeaba con sacar declaraciones y repudios contra la “toda forma de violencia” y podría haber “blindado” al débil intendente; una vez más, Llaryora vino “ a por lana y se fue esquilado”.
Es que de tanto pisotear las formas democráticas elementales (y burdas) con las que los patrones encubren y envuelven la gestión de sus negocios, hasta los propios ex oficialistas de Juntos por el Cambio y la UCR (en sus dos variantes) salen espantados. No vaya a suceder que de tanto rasgar sus vestiduras, terminen quitándole el velo a quienes gobiernan y legislan todos los días para defender los intereses de los dueños de todo.
Como en un loop, el oficialismo de Hacemos por Córdoba, volvió a votar en soledad la ratificación de la exoneración del agente municipal. Segunda muestra de debilidad en una sesión, de la que salió a despegarse el intendente, según los “trascendidos”: una fuente municipal dijo que Llaryora “retó” a su bloque de concejales por no haber podido negociar el apoyo con la oposición burguesa.
El alcalde Diamante
La puesta en escena de la sesión del último viernes dentro del Concejo Deliberante, de un intendente mostrándose duro con los débiles, no busca más que congraciarse con los dinosaurios a quienes sirve: los grandes empresarios de la ciudad, como Euclides “Tati” Bugliotti, y los buitres especuladores con quienes negocia la deuda caída en default. Su único mérito es ser funcional a la burguesía cordobesa y servir al capital internacional. Desde su cuna sojera en San Francisco, y busca hacerse un lugar entre los desarrollistas urbanos como Bugliotti que reciben las “inversiones” de los que se creen “dueños de la patria”, “el campo”.
La debilidad política que trasunta toda la película, no podrá ser resuelta buscando el apoyo de las Iglesias evangélicas con las que el intendente acaba de pactar la contención social en las barriadas populares. Por eso dispuso la declaración del “día de las iglesias evangélicas” con las que está negociando. Hay una debilidad más profunda que la que trasuntan estas escenas y es directamente proporcional a la fuerza de la clase trabajadora que opone resistencia a sus planes de ajuste.
Porque, además, como decía Marx, la historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa. En este segundo round, el alcalde Llaryora monta un espectáculo que se acerca más a la comedia, que al relato trágico donde acaban los “héroes”. Y, mientras más se parezca al alcalde Diamante de la famosa serie televisiva de Matt Groenning, más difícil se le hace volver de allí de donde no se vuelve: del ridículo.
La respuesta de los ofendidos
La semana comenzó con una imponente movilización del Sindicato de los empleados municipales por las calles de la ciudad como respuesta contundente a sus ataques y mostrando la disposición a la pelea.
El martes, las y los trabajadores del municipio, fueron secundados por un importante paro y caravana del personal de la salud de toda la provincia que está agotado y trabajando al límite por sueldos miserables, sufriendo persecución y despidos, a pesar de que los mandatarios provinciales intenten aclarar que atendieron “la mayoría de los reclamos médicos”.
Este miércoles, los y las trabajadoras de la prensa, que llevan meses de una dura negociación paritaria, van al paro porque son “esenciales pero pobres” como levantan en sus consignas. El viernes, la semana cerrará con la apuesta de una gran movilización de los y las empleadas de limpieza que han sido despedidas por reclamar contra salarios miserables. Las trabajadoras, mayoría mujeres, vienen siendo la vanguardia de un proceso de autoconvocatorias que se observa entre los sectores más precarios de la clase trabajadora.
Frente al hartazgo de condiciones de vida y trabajo de pobreza (con la contracara del gran negociado de las empresas tercerizadas de limpieza) decidieron salir a luchar por lo que creen suyo. La dignidad de no bajar la cabeza, ni aunque la patronal y el sindicato empresario las amedrenten con despidos. Ellas luchan por la reincorporación y por un salario que les permita vivir.
Seguramente, a su lado, veremos marchar a las trabajadoras de las ferias populares que también se plantaron ante el desprecio de esos burócratas (esta vez en el estado) que sólo les ofrecen las migajas que se les caen de su mesa de ricos. A la par, se espera ver a las y los docentes suplentes que llevan meses sin cobrar, a la juventud trabajadora de las aplicaciones,call center y gastronómicos que como ellas, pelean para dejar de ser el último orejón del tarro.
Una alianza poderosa para ganar
Se espera que las firmasde los centros vecinales, las organizaciones de derechos humanos, de las organizaciones sociales y barriales que acompañan la convocatoria a esta marcha, se materialicen en fuerza humana para hacer una gran demostración callejera que exija su reinstalación y muestre que no están solas. Se espera que el acompañamiento de sindicatos fuertes como el municipal, marque el camino de la unidad entre las filas de la clase trabajadora para mostrar su fortaleza.
La combinación entre la decidida acción de los sectores más pauperizados aunque en lugares clave como la logística y los servicios, donde la mayoría son mujeres como en la limpieza, junto al peso de grandes gremios estratégicos que defienden sus conquistas como municipales muestran las perspectivas.
Sumar en las peleas a quienes luchan por los derechos democráticos más elementales de las mujeres como el aborto y contra la violencia machista, así como a las organizaciones que defienden los DDHH frente a los abusos estatales que en los barrios también pelean contra la desocupación, tiene el objetivo de sellar la alianza que permitirá triunfar contra los patroncitos de estancia que fungen de gobernantes, contra los gobiernos del capital. |