Después de haber sacrificado a 15 millones de ejemplares de esta especie, el gobierno de Dinamarca afirmó que la mutación del virus que habían identificado en ese país está "muy probablemente extinguida".
El gobierno irlandés anunció este jueves que sacrificará a los visones de granja por temor a que sean portadores de una mutación del coronavirus transmisible a los humanos. Esta posible mutación fue previamente detectada en Dinamarca, país que ya anunció que estaría “muy probablemente extinguida”, después de sacrificar a alrededor de 15 millones de estos mamíferos criados por sus pieles.
"Continuar con la cría del visón representa un riesgo continuo de que surjan nuevas variantes" del virus ligadas a este animal, afirmó en un comunicado el ministerio de Agricultura irlandés.
Aunque hasta ahora no se ha detectado ningún caso en el país, el ministerio de Sanidad "ha recomendado que el visón criado en Irlanda sea sacrificado para reducir o eliminar el riesgo", añadió.
Según medios de Irlanda, este país de tan solo 5 millones de personas, cuenta con tres granjas de visones, donde viven unos 100.000 ejemplares.
A principios de noviembre, Dinamarca, el mayor exportador de visones del mundo, ordenó la eliminación de todos sus visones, tras descubrirse en ellos una mutación del nuevo coronavirus transmisible al ser humano que podría, según Copenhague, comprometer la eficacia de una futura vacuna.
La medida provocó una crisis política en este país nórdico, al revelarse que el Gobierno no tenía cobertura legal para ordenar el sacrificio obligatorio de todos los animales, solo donde se hubiera detectado contagio o en su zona próxima.
El ministro de Agricultura y Alimentación danés, Mogens Jensen, anunció este miércoles su dimisión por la tormenta política generada por la emisión de una orden ilegal para ordenar el sacrificio de toda la población de visones de Dinamarca.
Las imágenes de matanzas de visones a escala industrial recuerdan a otra que circuló hace no muchos meses por las redes de todo el mundo: la de alrededor de 200 millones de cerdos de granjas industriales porcinas en China, a partir del brote de Peste Porcina Africana. Y la relación no casual, sino estructural: se trata de la producción industrial de animales –centralmente para alimentación, pero también para el lujo con el caso del visón– motorizada por el agronegocio capitalista a nivel global, que además de sus características crueles respecto a los animales (considerados como meras máquinas productoras de valores de uso) y trabajadores (meros portadores de fuerza de trabajo generadora de plusvalía a ser apropiada), y la destrucción medioambiental que generan, constituyen condiciones ideales de producción de nuevas pandemias.
En otras palabras, la industrialización en megagranjas asegura nuevas pandemias y a mayor ritmo. Además de visones, la producción de gallinas y cerdos es fuente de nuevos patógenos. Así surgió, en las megagranjas Carrol en Mexico la pandemia de gripe porcina A n1h1 en 2009. Y recientemente se detectó una nueva cepa de influenza producto de una recombinación en megragranjas porcinas en China, denominada G4 N1H1, con potencial zoonótico pandémico.
Todo esto contrasta con los planes del gobierno argentino de externalizar una parte de la producción porcina de China en el país.