Este 25 N encuentra a Chubut en medio de una semana de movilizaciones contra la megaminería dado que el gobernador Arcioni, aliado del Frente de Todos, presentó un proyecto de zonificación para permitir la actividad minera. Desde la agrupación feminista-socialista Pan y Rosas, en la Patagonia más al Sur, queremos compartir nuestra posición sobre la relación entre capitalismo, patriarcado y modelo extractivista. Pensamos que la lucha del movimiento de mujeres debe estar unida a la lucha por el medio ambiente.
La crisis ecológica actual es producto del capitalismo, un sistema que destruye el medio ambiente con tal de generar ganancias para unos pocos. La acumulación originaria que dio lugar al surgimiento de la burguesía y el capitalismo, se realizó en base al modelo extractivista y colonial. Ahora, el capitalismo enfrenta una de las peores crisis económicas de la historia y los gobiernos pretenden salvar a este sistema destruyendo el medio ambiente.
Las mujeres somos quienes nos vemos más afectadas por las consecuencias del capitalismo en el medio ambiente. Realizamos las tareas de reproducción social, somos quienes nos encargamos de abastecer de alimentos, vestimenta y cuidado de familiares enfermos, niñas y niños, entre otros aspectos.
Estamos más expuestas a las consecuencias dejadas por la crisis económica, sanitaria y ambiental, por el rol que ocupamos en las tareas de reproducción social. Lo hemos visto en la pandemia siendo las mujeres las que sufrimos la sobrecarga laboral más grande por lo que implican las tareas de cuidado.
Muchas mujeres viven en lugares que no cuentan con agua potable, por falta de políticas de saneamiento y por falta de inversión. En estos lugares las mujeres, en su mayoría las más jóvenes deben caminar varios kilómetros para poder obtenerla, exponiéndose a diferentes peligros.
Durante esta pandemia quedó en evidencia que la falta de agua afecta gravemente las posibilidades de acceder a las medidas básicas de higiene necesarias para hacer frente al COVID. Mientras se impulsa el lavado de manos, en vez de invertir en el acceso al agua potable, se quiere permitir la explotación de la megaminería que produce la contaminación de las napas y cursos de agua. Pero no solo eso, la contaminación del agua con cianuro, utilizado en los emprendimientos mineros, afecta gravemente a niñes y adolescentes en su desarrollo y atenta contra la salud de todos los seres vivos.
La crisis económica que dejó sin trabajo y llevó a la pobreza a familias (poner alguna nota con datos de pobreza en argentina) llevó a que muchas familias como las de Guernica tuvieran que realizar tomas de tierras para tener acceso a una vivienda donde vivir. Es el mismo Estado que no invierte en dar una solución habitacional a estas familias, el que impulsa un impuesto supuestamente "solidario" que en su gran mayoría va a subsidiar el fracking en lugar de crear viviendas con acceso a los servicios esenciales como agua, gas y electricidad.
Los Estados capitalistas no dan respuesta a las consecuencias que produce en la calidad de vida para la población. En Chubut el acceso a la salud está siendo garantizado por trabajadores que no cobran en tiempo y forma sus sueldos. Son los sectores más pobres, los que no cuentan con recursos para las consecuencias dejadas por la explotación al medio ambiente y los que ven sus derechos a la salud, a la vivienda, a la educación, vulnerados por gobiernos que solo quieren beneficiar a los más poderosos.
En las zonas rurales las mujeres constituyen un elevado porcentaje de mano de obra, la mayoría de las veces barata o explotada. En América Latina, son indígenas, siendo muchas veces invisibilizadas producto del mismo racismo ejercido hacia ellas. Estas mujeres siguen resistiendo, llevan adelante la lucha a favor del medio ambiente, cuya consigna es: Cuidar la vida y la madre tierra, no sólo por sus pueblos sino por toda la humanidad.
También son las mujeres las que están en la primera línea de los movimientos ambientalistas y muchas de ellas están siendo criminalizadas, por sus reclamos, y sus territorios se han visto militarizados, para imponer minería de empresas extranjeras.
Motivos para que el movimiento de mujeres se ponga al frente de la lucha por el medio ambiente, sobran. Tenemos que organizarnos para ser miles en las calles exigiendo nuestros derechos, y para que nuestras demandas sean escuchadas. En el día de la no violencia contra la mujer, donde se conmemora la muerte de las hermanas Mirabal por oponerse a un gobierno golpista, las mujeres de Chubut tenemos que levantar nuestra voz contra toda la persecusión a mujeres y varones activistas por el no a la mina. ¡Basta de perseguir a las y los que luchan!
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