Los efectivos de los llamados “cuerpos de paz”, liderados por Naciones Unidas, suelen pagar por sexo con dinero en efectivo, vestidos, joyas, teléfonos móviles y otros artículos. Lo hacen aprovechando la situación desesperante que viven las poblaciones donde actúan, especialmente las mujeres y las niñas. Así lo demuestra un estudio de la ONU. Además, existen hace años mútiples denuncias de abusos y violaciones.
Según informa la agencia Reuters, un reporte preliminar de la Oficina de Servicios de Supervisión Interna de la ONU indica que los sondeos realizados entre cientos de mujeres en Haití mostraron que las razones para ofrecer sexo incluyen el hambre, la pobreza y una mejora de las condiciones de vida.
“La evidencia en dos países con misiones de paz demuestran que el sexo transaccional es bastante común, pero no se reporta”. El borrador del informe observó también que “el número de condones distribuidos, junto con el número de personal que recibe voluntariamente asesoría y pruebas confidenciales por VIH (...) sugieren que las relaciones sexuales entre el personal de las misiones y la población local podrían ser rutinarias”.
Las Naciones Unidas tienen actualmente más de 125.000 tropas, policías y civiles, desplegadas en 16 operaciones en todo el mundo. Entre 2008 y 2013 se realizaron 480 denuncias de explotación y abuso sexuales, de las cuales una tercera parte involucra a niñas y niños. Las misiones en la República Democrática del Congo, Liberia, Haití y Sudán del Sur concentran la mayor cantidad de denuncias. En 2014 se sumaron 51 denuncias de explotación y abusos sexuales contra las fuerzas de paz de la ONU.
Al mismo tiempo, el estudio señala que la ONU publicó en un boletín de 2003 la prohibición del sexo transaccional a las fuerzas de paz (como si fuera necesario aclarar que está prohibido el abuso sexual). La hipocresía no encuentra límites porque impunidad de la que gozan las tropas de la ONU les garantiza seguir actuando sin temer consecuencia alguna.
En Haití, efectivos de las tropas de paz fueron señalados por 225 mujeres en denuncias por abuso y explotación sexual; un tercio de ellas son menores de 18 años. Las mujeres declararon que fueron “compensadas” con alimentos y medicamentos a cambio de sexo.
Las consecuencias de las guerras o los grandes desastres naturales como el terremoto que devastó Haití en 2010, golpean con más dureza a los sectores pobres de la población.
Las tropas aprovechan estas situaciones desesperantes; así es que los motivos más frecuentes que llevan a las mujeres a mantener relaciones sexuales con los integrantes de las misiones de paz son “el hambre y la falta de vivienda, artículos para el cuidado de los bebés, fármacos y artículos para el hogar”.
Hay que recordar que en el caso de Haití, las tropas de paz de la ONU están integradas por la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah). Las Minustah, compuestas por fuerzas de Brasil, Uruguay, Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Guatemala, Paraguay y Perú (bajo el mando de Brasil) hacen el trabajo sucio de Estados Unidos en la región desde 2010. Desde ese momento, las tropas de países latinoamericanos, muchas de ellos liderados por gobiernos denominados “progresistas”, se han encargado de aplicar “mano dura” para imponer el orden y garantizar la estabilidad polítca y para los negocios en el país.
El abuso de las tropas es una constante en las guerras, las ocupaciones y las misiones desplegadas como resultado de la injerencia imperialista directa, como es el caso de Haití. Denuncias similares apuntan contra soldados estadounidenses en Afganistán e Irak, por mencionar las guerras y ocupaciones más tristemente infames. Sin ir más lejos, las propias tropas de la Minustah estuvieron en el ojo de la tormeta en 2011 cuando se conoció un video de soldados uruguayos abusando sexualmente de un joven haitano.
Los abusos y violaciones de mujeres y niñas se suman a las humillaciones contra prisioneros de los países ocupados (como las vejaciones a los presos de Abu Grahib), los cruentos métodos de aniquilamiento que utiliza el ejército de Estados Unidos como el fósforo blanco (en 2009 denunciaron a EE. UU. por su uso en el ataque de Bala Baluk, Afganistán, en 2009), y las masacres perpetradas por el ejército estadounidense como sucedió en Hadita (Irak) en 2006.
Las organizaciones de mujeres y de la izquierda denuncian hace décadas los abusos de las tropas y las misiones de “paz”. Las mujeres y las niñas, como demuestra el informe de la ONU, son el principal blanco de esos abusos. Los Estados que nutren las misiones y los organismos internacionales con su silencio dan luz verde para los atropellos,y garantizan la impunidad de las tropas que disciplinan a las poblaciones locales en nombre de la paz y la estabilidad. |