Aún cuando las encuestas internas de la UNAM dan cuenta de esta realidad, las autoridades han decido continuar con el camino de las clases en línea, adaptando planes y programas de estudio presenciales a plataformas electrónicos, lo cual ha tenido una serie de inconvenientes, que van desde la enorme carga laboral y académica, hasta estrés y asilamiento.
La Rectoría, en sintonía con el Gobierno Federal, continua el camino de la imposición de “La Nueva Normalidad” como se le ha llamado a la reapertura económica, mientras los contagios van al alza y las muertes ya superan las 100 mil. Un verdadero despropósito pedagógico, social y humano, que da muestra de que tipo de intereses tienen las autoridades universitarias.
En ese contexto, Graue, haciendo gala del desinterés social que le implica la comunidad al interior de las aulas, llamó a imaginar el regreso presencial con lo aprendido durante estos semestres de clase en línea, fundando una dirección de responsables de TICs (Tecnologías de Información y Comunicación).
Dicen se busca la transformación digital de la UNAM, pero la duda sigue siendo ¿En qué condiciones docentes, estudiantes y trabajadorxs viviremos esta transformación?
Sin lugar a duda precarizarán el trabajo docente, aumentaran carga laboral y reducirán salarios, en el caso de la base trabajadora administrativa buscarán sustituir puesto para acortar gastos por medio de las TIC, mientras dejarán que las aulas se vacíen pues se cuentas por miles lxs estudiantes que tuvieron que dejar sus estudios por la situación económica y de salud durante la emergencia sanitaria.
La Universidad se tiene que modernizar, sí, pero no bajo estándares productivistas, ni mucho menos con planes que dejarán a miles sin posibilidades de cursar satisfactoriamente sus clases, oponerse al plan de TICs no es oponerse a tener una universidad a la vanguardia tecnológica, sino, oponerse a una que no tenga como principal objetivo atacar los males más sentidos de una sociedad.
Nada de esperanzador tienen los mensajes tranquilizadores de la Rectoría en medio de la crisis económica más importante de los últimos 100, querer mostrar tranquilidad en periodo así es casi criminal, pues la Universidad no depende de sus autoridades, sino de quienes le dan vida día con día.
El proyecto de la universidad pública más importante en América Latina se encuentra en riesgo, el fantasma de la elitización y la deserción pesan sobre sus aulas, los partidos del régimen que se siguen peleando el control de la UNAM nada les importa esto y hasta lo fomentan, porque entre menos sean quienes se quejen de estas condiciones más sencillo será aplicar sus planes educativos y políticas en la Universidad.
Desde la Agrupación Juvenil Anticapitalista hemos hecho el llamado a organizarnos en verdaderas asambleas democráticas, con libertad de opinión al interior, que en alianza con docentes y trabajadores detengan las clases en línea y pongan todos los recursos de la UNAM la servicio de enfrentar la pandemia, pero sobre todo, que forje una juventud que veo a la Universidad como un lugar que no está aislado de la sociedad y que luche para que sean los ricos quienes paguen la crisis y no nuestras familias ni las de los y las trabajadoras del país.
Para esto es necesario que el Gobierno Federal y la Rectoría garantice internet gratuito a todos los integrantes de la comunidad universitaria, ampliando también el número de personal docente para reducir el número de alumnos por grupo y basificando al personal ya contratado. A esto le podemos sumar la necesidad de construir más planteles dentro y fuera de la CDMX, lo cuál es perfectamente posible, si los funcionarios de la burocracia azul y oro se reducen al de cualquier docente de base, y si a nivel federal dejamos de invertir en la Guardia Nacional o en la ilegitima deuda externa, destinando estos recursos a la educación. |