Señor Andrónico Rodríguez, Presidente de la Cámara de Senadores:
Hemos recibido su invitación de forma verbal el día 24 de noviembre, por medio de un representante suyo y a través de una llamada telefónica a una compañera de nuestra organización, la Agrupación de Mujeres Feminista Socialista Pan y Rosas, para participar de una reunión el día 25 de noviembre con usted como autoridad del Senado. Esta reunión, según se nos expresó, habría sido convocada con la finalidad de “escuchar nuestras inquietudes” y tendría que haberse sostenido solo con representantes de nuestra organización, y no de forma abierta a otros grupos de mujeres, siendo de carácter privado para “poner en la vitrina” la cuestión de la violencia hacia la mujer.
Nuestra respuesta, como usted debe conocer, fue negativa por diversos motivos. En primer lugar, porque desde Pan y Rosas no sostenemos reuniones privadas con parlamentarios, senadores ni con ninguna autoridad, que instalan lobbies individuales y no públicos por fuera de los fenómenos de lucha y/o demandas de las amplias mayorías sociales y populares. En segundo lugar, porque Pan y Rosas es una de las muchas organizaciones que compone el emergente movimiento de mujeres en Bolivia, y no nos consideramos las únicas voces a ser escuchadas en una discusión abierta para abordar la urgente situación de las mujeres en el país. Como Pan y Rosas no estamos cerradas a sostener un debate donde planteemos nuestras exigencias, mismas que hemos dado a conocer de múltiples formas como nuestra presencia en las calles desde hace años atrás, pero este debe ser de conocimiento público, amplio hacia todas las organizaciones de mujeres y feministas y sin ningún tipo de posibilidad de instrumentalización de nuestra lucha ni censura a nuestras críticas frente al Estado, gobierno y todas las instituciones que perpetúan la opresión patriarcal y desigualdad capitalista.
Nuestra posición política es pública: somos una organización que siempre ha peleado y continuará peleando con independencia política de clase, ante este Estado, los gobiernos de turno y partidos políticos al servicio del régimen. Durante el golpe de Estado hemos enfrentado el avance de la extrema derecha sin depositar ninguna confianza ni apoyo político en su partido, el Movimiento Al Socialismo, que terminó legalizando con sus negociaciones parlamentarias este golpe a la clase trabajadora, campesinos, campesinas, indígenas y sectores populares; y de la misma forma, hemos enfrentado las medidas antipopulares que también se ejecutaron en 14 años del MAS, sin hacer ninguna concesión a la derecha fascistizante que empoderada en su gobierno, terminó por instalarse en el poder con las dolorosas masacres de Sacaba, Senkata y Ovejuyo. Nuestra lucha por un horizonte auténticamente socialista y revolucionario no cesa ni cesará, más aún en un contexto en que vemos nuestros derechos amenazados por el avance continúo de la extrema derecha que en Bolivia está tomando un papel militante desde las calles, demostrando estar dispuesta a rezar en los cuarteles para un endurecimiento de la represión militar, y además hoy ocupa mayores espacios parlamentarios. Esta misma derecha que se estrella también frontal y tajantemente contra los derechos de las mujeres, oponiéndose por ejemplo al elemental derecho al aborto o evitando que las diversidades sexuales alcancen plenos e iguales derechos a través del poder de las Iglesias –quienes tampoco cesaron con su injerencia política en el mentado “Proceso de Cambio” y lo incrementaron durante el golpe de Estado.
Su invitación llega en este contexto: con 104 vidas arrebatadas a causa del feminicidio en lo que va del 2020, con impunidad constante durante años atrás para las víctimas de machismo y con la ausencia de políticas reales para combatir la violencia patriarcal; con cientos de mujeres de los sectores más empobrecidos condenadas a la muerte debido a la ilegalidad del aborto, por la responsabilidad del Estado que ustedes también administraron durante años; con enormes cifras de desigualdad salarial y dobles jornadas de explotación para las mujeres trabajadoras, ignoradas en sus necesidades por todos los gobierno de turno. Una invitación hecha en medio de una crisis política aún no cerrada, donde salta a la luz de parte de las nuevas cabezas del Estado un discurso de “conciliación” que, como ya conocemos, en más de una década implicó dar enormes beneficios al capital por sobre los intereses de las más explotadas y explotados, oprimidos y oprimidas: nuestros intereses son irreconciliables y cuando se gobierna, se elige.
Es de nuestro interés discutir esta situación, que es en la que se enmarca la vida de millones de mujeres vulneradas en sus elementales derechos, pero de manera transparente y amplia, sin ningún tipo de censura a nuestras posiciones y críticas. Planteamos que, si existe una intensión real de parte del legislativo de “conocer las inquietudes” de las organizaciones que peleamos día a día desde todos nuestros espacios, se debe abrir este debate de forma pública y ampliarlo a todas las organizaciones que formamos parte del movimiento de mujeres, movimiento que además durante todo este tiempo no quedó al margen de la exigencia de justicia para las masacres y golpes racistas y patriarcales que sufrieron las mujeres de pollera. Una discusión donde la agenda sea marcada por las demandas históricas que sostenemos año tras año las mujeres en este país, desde nuestros diferentes lugares de lucha y desde donde siempre nos continuaremos organizando: las calles y nuestros espacios de organización sindical, estudiantil etc. Esa es nuestra propuesta.
Esperando su respuesta, nos despedimos.
Agrupación de Mujeres Pan y Rosas
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