El rápido ritmo con el cual se expandió la actividad de las fábricas en China, la más alta en los últimos tres años, y la fuerte baja de los inventarios en los puertos del gigante asiático, fueron los principales motivos en el aumento del precio del cobre, el más alto en casi ocho años, bordeando los US$3,5 la libra en la Bolsa de Metales de Londres.
En este escenario, los sectores empresariales del sector, junto a sus inversiones, miran con mucho optimismo el buen comportamiento del metal rojo durante este año, incluso en medio de la pandemia del COVID-19, la que no fue un motivo para que la minería del cobre se detuviese ni siquiera en los meses de mayor nivel de contagio.
Es más, según Cochilco, la productividad laboral minera aumentó un 25% en el tercer trimestre y 28% en el segundo, a pesar de que en varias compañías mineras se estuvo produciendo con menor nivel de dotación de trabajadores y trabajadoras, producto de aquellos que tuvieron que irse para la casa o ser suspendidos por ser población de riesgo y potenciales contagiados por el virus. Esto, no se traduce en otra cosa más que el aumento de los niveles de explotación laboral en medio de la pandemia, mientras más de 5 mil mineros dieron positivo por COVID-19 y de los cuales 13 murieron.
Si bien, para los inversionistas hay optimismo, también hay inquietud entre estos y las firmas mineras, ya que según publicó Bloomberg hace unos días, el buen momento del metal rojo también alienta a las y los trabajadores, por lo que existe la posibilidad de que las huelgas puedan volver por decenas el año 2021, siendo los capitalistas conscientes de ello, sobre todo en este país donde la minería que es el centro neurálgico de la economía está ad portas del vencimiento de 31 contratos colectivos, lo que incluye a Minera Escondida de Bhp Group, la cual estuvo paralizada por más de 40 días durante el año 2017.
Además, está existe un precedente no muy alentador para los magnates del cobre, como lo fue la huelga en Minera Candelaria de Lundin Mining Corp, que más allá de que los mineros hayan logrado un acuerdo por más de 17 millones de pesos por asignaciones y cierre de negociación, la huelga tuvo una durabilidad de más de un mes, lo que fue alertado en más de una oportunidad por la firma canadiense quienes habían suspendido las operaciones el 20 de octubre, 12 días después de iniciada la huelga.
Por otra parte, el día lunes los trabajadores del sindicato de mina Centinela, perteneciente a Antofagasta Minerals-grupo Luksic-, rechazaron la propuesta de la compañía, con el 98,5% de los afiliados al sindicato votando en contra. Los dirigentes dicen esperar los cinco días en caso de que la empresa pida mediación, pero que desde ya las y los sindicalizados están en la disposición de ir a la huelga de ser necesario. Esto a la vez que el sindicato de Minera Esperanza, también de Centinela, el mismo lunes comenzó la mediación con la compañía de Luksic.
Los empresarios del cobre tendrán un 2021 donde deberán optar por responder las demandas de las y los trabajadores en medio de las negociaciones o enfrentarse a ellos en huelga. Y es que los mineros del cobre son conscientes del buen momento del metal rojo, el cual ha alcanzado altos niveles, incluso en el auge del coronavirus. Esto último lo expresa el dirigente de uno de los sindicatos de Centinela, Luis Redlich: “la minería en Chile es más rentable ahora que durante mucho tiempo, incluso durante el auge. En estas condiciones, no hay excusas para que los trabajadores obtengan lo que merecen”.
En medio de una crisis sanitaria y de recesión económica a nivel internacional, donde los contratos a futuro del cobre muestran con optimismo para los empresarios que el valor del metal seguirá el actual curso, no está garantizado la solución de todo lo que las y los trabajadores busquen demandar, pues los empresarios en medio de las crisis siempre buscan que sean nuestras familias las que paguen los costo de estas. Es probable que el 2021 venga recargado de huelgas en el corazón del capitalismo chileno, y en vista de que la pandemia desnudó que ser el país que exporta más de un cuarto del cobre del mundo no se tradujo en mejorar la situación del pueblo trabajador y pobre, que mientras más de dos millones de trabajadores y trabajadoras quedaron sin trabajo, miles de millones de dólares saquearon los capitalistas extranjeros y nacionales de la minería.
Es necesario que en medio de este proceso constituyente, las y los mineros tomen en sus manos la importancia de nacionalizar los recursos estratégicos como el cobre bajo su control y el de las comunidades, para garantizar las demandas de octubre por las cuales millones salimos a las calles. Mientras las minas sigan en manos de los empresarios y la propiedad privada, aunque el cobre vuelva al cielo no quiere decir que nuestras condiciones de salud, pensiones, sueldos, educación o vivienda dejen de estar por el suelo. |