Los hermanos Eliub y Levy, estudiantes de la UACM fueron asesinados en la delegación Xochimilco.
El 6 de diciembre del año en curso la comunidad de la UACM nos enteramos de la trágica muerte de nuestros compañeros Eliub y Levy Rincón, hermanos y jóvenes que tenían toda una vida por delante. Este crimen nos causa indignación y rabia, pero estos sentimientos deben ser transformados en acciones para exigir justicia y la garantía de no repetición de parte de las autoridades.
Recordemos un poco de la historia para entender un poco mejor lo sucedido. Según la FGJ de CDMX, los jóvenes asesinados, habían conocido dentro del Plantel Casa Libertad de la UACM, a una persona que les ofrecía trabajo. El pasado 3 de diciembre, uno de los estudiantes recibió un mensaje en el que se le solicitaba acudir al Parque Naciones, en Coyoacán, para que le entregaran material de trabajo, un celular y una despensa como aguinaldo.
La supuesta cita sería a las 15:00 horas, lugar al que Eliub y Levy acudieron. Incluso a las 15:04, los estudiantes enviaron a sus padres la ubicación del lugar y les dijeron que se los iban a llevar a Xochimilco, lugar en el que sus cuerpos fueron encontrados.
La causa primera de este crimen, aunque no parezca obvio a primera vista, es la precariedad laboral via el desempleo, pues esta fue la que obligó a los hermanos a buscar trabajo en plena pandemia. ¿Qué hubiera pasado sí Eliub y Levy hubiera tenido un trabajo con todos los derechos? ¿o una beca suficientemente alta que cubriera sus necesidades? Si bien el “hubiera” no existe, es completamente válido hacerse estas preguntas ante la realidad que se nos presenta. Lo más probable es que los dos jóvenes no habrían tenido que salir de su hogar y hoy seguirían con vida.
Por otra parte, los asesinatos reflejan un problema que sigue sin solución en el 2020, que es la violencia generalizada en el país. Desde hace años, la guerra contra el narco y la militarización del territorio nacional ha dejado brutales secuelas sobre la población mexicana, que tiene su expresión más cruda en los homicidios, feminicidios, desapariciones, fosas clandestinas y una larga y penosa lista. Por ende, este tipo de crímenes son cosa común que debe enfrentar la juventud todos los días.
La rabia y el dolor no debe quedar en nuestros corazones. Debemos expresar un repudio generalizado contra este tipo de acciones, exigir el esclarecimiento del crimen y el castigo a los responsables materiales e intelectuales de los asesinatos. No se debe permitir que la impunidad prevalezca, no debemos consentir que la cuestionada Fiscalía de la Ciudad de México de carpetazo al caso, pero para esto es necesario la organización desde abajo, en las escuelas y en los centros de trabajo.
Es urgente tomar las calles, salir unidxs de las escuelas, los centros de trabajo, las fábricas, junto al movimiento de mujeres que hoy nos muestran el ejemplo porque no están dispuestas a ceder ni un pedacito de calle ante las maniobras gubernamentales ni la represión, para terminar con la violencia feminicida de este sistema putrefacto que nos arrebata a 10 o más de ellas por día.
Como profesores que pertenecimos a la Universidad antes de ser despedidos, nos indigna y nos da rabia este tipo de violencia que sufren nuestros estudiantes todos los días. Pensamos que esta situación tiene que parar, debemos detenerlo ahora para evitar que se siga cobrando vidas de los hijos e hijas de México.
Unidos y unidas, generaremos un gran movimiento que impulse comisiones independientes de investigación para llegar a la verdad y a la justicia.
Por último, se está convocando a un mitin en la Fiscalia General de Justicia de CDMX, sita en calle general Gabriel Hernández 56, col. Doctores, alcaldía Cuauhtémoc.
La cita es a las 14:00 con el objetivo de exigir justicia.
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