El magnate mexicano, Allen Sanginés-Krause, presuntamente sufragó durante años decenas de gastos del rey Juan Carlos con fondos que no fueron declarados a la Agencia Tributaria, y que empezaron a descubrirse en 2019. Fiscalía Anticorrupción comenzó a rastrear el caso al apreciar indicios de delito y del que se habrían beneficiado también otros miembros de la Familia Real.
Las entregas de dinero habrían comenzado en 2016, dos años después de que Juan Carlos I abdicara y perdiera su condición de inviolable, y no se detuvieron hasta 2018. Fondos enviados desde un banco irlandés por Sanginés-Krause y que iban a una cuenta bancaria administrada por un colaborador de la Casa del Rey, el coronel del Ejército del Aire y ayudante de campo Nicolás Murga. Unos hechos que se empezaron a destapar por la Agencia Tributaria al analizar los pagos de Murga en relación con su salario público.
Estaríamos hablando de unos 250.000 euros anuales, justo en el límite para que un fraude a Hacienda por transferencias no declaradas se convierta en delito fiscal, castigado con hasta cinco años de prisión. Con ese dinero se cree que los Borbones habrían costeado parte de sus lujosas vidas, durante al menos esos tres ejercicios fiscales. Entre ellas las hijas del emérito, Elena y Cristina, y varios de sus nietos también. En principio, no habría indicios de que estén relacionados con ese dinero ni Felipe VI, ni la reina Letizia ni tampoco sus hijas, Leonor y Sofía.
A parte de Juan Carlos I, que se habría pagado entre otras cosas, viajes por valor de más de 100.000 euros, quienes especialmente usaron el dinero opaco fueron Froilán y Victoria Federica para costearse desplazamientos en Uber, compras en El Corte Inglés o clases de piano.
Los abogados del emérito tenían previsto realizar una regularización voluntaria del dinero corrupto recibido, tratando de adelantarse a la inspección de Hacienda, pero la filtración del caso podría impedir esa estrategia. Además, a parte del delito de fraude, el indicio de otros posibles crímenes, como blanqueo de capitales, cohecho o tráfico de influencias podrían dificultar todavía más la situación de los Borbones.
De nuevo, más negocios sucios están detrás de la milmillonaria y opaca fortuna de Juan Carlos I y la Casa Real. De hecho, Sanginés-Krause, que hizo carrera en Goldman Sachs durante más de 20 años, está relacionado también con distintos fondos de inversión y su nombre apareció en los “papeles del Paraíso”, una trama para burlar obligaciones fiscales por parte de grandes fortunas y multinacionales.
Es intolerable seguir manteniendo esta monarquía nombrada por Franco y que fue garante principal de los negocios de los capitalistas que se enriquecieron durante cuarenta años de dictadura y que, después de 1978, han seguido haciéndolo impunemente. Una pieza política fundamental en el entramado corrupto de los negocios imperialistas del IBEX35 y de otras multinacionales o monarquías autoritarias, como la saudí. Una monarquía ha estado al frente de la represión del derecho de autodeterminación en el Estado español y es cómplice de la opresión al pueblo saharaui, con su estrecha relación con la también corrupta y criminal monarquía marroquí.
De esta manera, debemos plantear como objetivo no sólo la realización de un referéndum contra la monarquía, sino la apertura de procesos constituyentes en todo el Estado, impuestos por la movilización social, para echar abajo al Régimen del 78 en su conjunto. Porque ante la crisis social y económica que vivimos no podemos conformarnos con tímidas reformas constitucionales, sino que es preciso conquistar Asambleas Constituyentes para decirlo todo y hacer que la crisis la paguen los capitalistas. Procesos constituyentes que sean realmente libres y soberanos, no como las condicionadas Cortes de 1977 que aprobaron la actual Constitución monárquica que nos viene impuesta desde entonces. |