A escasos días de salir de la Casa Blanca, el presidente norteamericano, Donald Trump, anunció en Twitter que su gobierno y el del Reino de Marruecos habían llegado a un acuerdo sobre la normalización de las relaciones entre el país magrebí e Israel. Marruecos se convierte así en el cuarto país árabe que ha normalizado sus relaciones con el estado sionista durante los últimos cuatro meses (Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudán). Pero los anuncios de Trump no terminaron ahí. La otra noticia importante informada a través de Twitter es que Estados Unidos reconoce ahora la soberanía marroquí sobre el disputado territorio del Sáhara Occidental; territorio donde existe un fuerte movimiento de independencia entre su población.
De esta forma, la monarquía reaccionaria y proimperialista de Mohamed VI logró la hazaña de un doble golpe contra la causa palestina frente al colonialismo sionista y contra la lucha por el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, cuyo territorio está ocupado por Marruecos desde 1975.
Para Trump este anuncio constituye una de las raras victorias geopolíticas que podrá reclamar: la ruptura del aislamiento de Israel por parte de los estados árabes mediante acuerdos para normalizar las relaciones bilaterales entre varios gobiernos árabes y el estado sionista. Trump todavía espera que se firme un acuerdo de normalización entre Arabia Saudita e Israel antes de que abandone la Casa Blanca. Y por otro lado, el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental fue la "moneda de cambio" para terminar de convencer a la monarquía de Mohamed VI.
Estados Unidos se convierte así en el primer y único país occidental que reconoce la soberanía de Marruecos en este territorio en disputa. Tampoco es obvio que Joe Biden pueda retroceder muy fácilmente porque de este reconocimiento depende el acuerdo para normalizar las relaciones con Israel.
Por el lado de Marruecos, este acuerdo y “regateo” es una muy buena noticia en su perspectiva estratégica de controlar el Sáhara Occidental. De hecho, Marruecos tiene importantes inversiones en la región y espera poder explotar los recursos naturales saharauis. Como se puede leer en un análisis de Stratfor: “Durante años, Marruecos ha aumentado las inversiones financieras y comerciales en su territorio del Sahara Occidental como parte de su deseo de establecer un control de facto sobre la región, que es rica en pescado y fosfatos, y que también puede haber Reservas de petróleo y gas sin explotar. En 2016, Marruecos lanzó un plan de inversión de 1.800 millones de dólares que incluía una financiación significativa para nuevas fábricas para la empresa estatal de fosfatos OCP”.
Sin embargo, los recursos naturales del Sáhara Occidental no constituyen los únicos intereses marroquíes en el territorio. De hecho, Marruecos tiene otro proyecto estratégico que se convertirá en un punto de enlace comercial e industrial entre África Occidental y la Unión Europea. Y una de las rutas comerciales que conectan los puertos mediterráneos marroquíes y las capitales de África occidental como Dakar pasa por el Sáhara Occidental.
Como explica Michaël Tanchum en un análisis reciente sobre las conexiones comerciales entre África y Europa: “La primera prioridad estratégica de Rabat en su programa de desarrollo ferroviario es la creación de un enlace ferroviario de alta velocidad de Tánger a Lagouira (La Güera), en el extremo sur de la región del Sahara Occidental, que Marruecos considera su provincia del sur. La línea Tanger-Lagouira, que parte del puerto marroquí de Tanger-Med y cruza la costa atlántica hasta la frontera con Mauritania, creará un corredor de transporte comercial de alta velocidad entre las costas del Mediterráneo Occidental y la frontera de África Occidental”.
Sin embargo, esta maniobra, que surge de una verdadera negociación geopolítica entre el imperialismo norteamericano y el Rey de Marruecos, podría tener importantes consecuencias regionales. De hecho, hace unas semanas Marruecos lanzó una ofensiva contra los partidarios del movimiento independentista saharaui, el Frente Polisario, que controla una quinta parte del territorio y tiene el apoyo de Argelia. El Frente Polisario, tras la ofensiva marroquí, declaró que la tregua con Marruecos se había roto. Argelia, por su parte, también está interesada en el acceso a los puertos saharauis del Atlántico y se opone al empuje marroquí. En este sentido, los avances de Marruecos en el Sáhara Occidental podrían no sólo intensificar los enfrentamientos armados con las fuerzas del Frente Polisario, sino incluso arriesgar una mayor participación argelina.
Según el artículo de Stratfor ya citado: "Hasta ahora, Argelia ha llamado principalmente a la calma, al tiempo que ha pedido una renovada atención mundial sobre la necesidad de un referéndum de independencia. Argelia también ha evitado en gran medida interferir en conflictos extranjeros desde que su propio gran conflicto interno en el decenio de 1990 la obligó a replegarse sobre sí misma. Pero la continuación de las operaciones militares de Marruecos en la región contra el Frente Polisario podría llevar a Argel a profundizar su participación en el Sáhara Occidental. Si bien un conflicto militar entre Marruecos y el Frente Polisario sería perturbador, un conflicto de ese tipo entre Argelia y Marruecos sería particularmente grave, dada la acumulación de armas entre ambos países en los últimos años".
Una vez más vemos que los regímenes del Magreb y los países de Oriente Medio no tienen nada que ofrecer a los trabajadores y las poblaciones oprimidas de la región. Las potencias imperialistas se alían con los regímenes más reaccionarios para lograr sus propios objetivos. No olvidemos que uno de los principales aliados de Marruecos en su extensión al sur del continente es Francia, que cuenta con grandes inversiones en infraestructuras y en el sector automovilístico del país, especialmente a través de PSA y Renault. Los otros aliados de Marruecos (y principales socios del imperialismo francés) son las monarquías del Golfo, comenzando por los Emiratos Árabes Unidos (que también han “normalizado” sus relaciones con Israel).
Si bien el imperialismo y sus aliados locales burlan los derechos de los pueblos palestino y saharaui, la solidaridad con estos pueblos oprimidos por su derecho a la autodeterminación sigue en manos de los trabajadores y las clases populares de la región y de los países imperialistas. El pueblo marroquí ha expresado repetidamente su apoyo a la causa palestina, a diferencia de su gobierno reaccionario, que legitima la colonización sionista. No tienen ningún interés en seguir la política nacionalista de ese mismo gobierno en el Sahara Occidental. En cuanto a los trabajadores de Francia, y dados los vínculos con el proletariado del Magreb, es nuestro deber oponernos a todos los planes imperialistas en la región y expresar nuestro máximo apoyo a la lucha por la autodeterminación de los palestinos y saharauis. |