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31 de enero de 2025 Twitter Faceboock

TRIBUNA ABIERTA/HUELGA DE LA UNAM DE 1999-2000
De Seattle, Mumia y otro 11 de diciembre
Guadalupe Chinaca

Cómo se vive 21 años después la memoria de una de las represiones más duras que vivió el Consejo General de Huelga de la UNAM, el 11 de diciembre de 1999. La lucha por gratuidad universitaria que costó cárcel y persecusión a una generación.

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Frío

Ese 10 de diciembre lo tenía muy claro, escribiría sobre la Alegre Rebeldía, pasaron algunas horas entre la intención y el hecho, la idea se desvaneció. Cómo se entorpece la memoria después de 21 años. La solución al parecer es mirar alguna vieja fotografía, traer a la memoria los sentidos y revivir las sensaciones: lo mío siempre es frío, el peor frío de mi vida, el frío que quema la piel, los pulmones, desolación por frío, el frío de la morgue, el que sienten los cuerpos desechados de la vida, el frío del abandono.

Fría y vil decisión, la del Gobierno, de cagarse sobre el diálogo en “el que se habían firmado acuerdos” unas horas antes. Pasillos blancos, fríos, pintados de humedad y moho, la percepción de estar bajo tierra y la desesperanza de volver a la superficie. Sentirse un poco Perséfone en tierra de Hades y ante la incertidumbre de la primavera. Así fueran las primeras horas en el reclusorio.

Si querían atemorizar la esperanza que dan los sueños...por unas horas, lo lograron.

Porque en verdad que nuestros sueños siempre fueron en grande, ahí estábamos los que queríamos hermanar nuestra lucha con Seattle, soñamos con la Gran Batalla, aquella donde el pueblo despierta y se da cuenta que no sólo es su Derecho a la Educación, es su Derecho a la Vida. Allí estábamos los que soñamos con Mumia Libre. Quizás debimos medir nuestras fuerzas, quizás debimos contar que éramos como 500, quizás debimos investigar quién dio la orden de dejarnos solos en una protesta aprobada en asamblea... Como si no lo supiéramos.

Y caímos en la trampa, porque nuestros sueños no se acomodaban en una realidad negacionista, donde las luchas no se ganan hermanando otras luchas, donde el problema es uno solo y se rechaza la mirada global, donde todo se resuelve con firmas de funcionarios pequeños que dibujan sin sentido en una hoja mientras un orador plantea los profundos dolores de la Universidad. Fue duro despertar al siguiente día.

Fuego

No hubo tantos cohetes como intentaron hacer creer en las noticias, acaso tres o cinco de esos que se lanzan alegremente en las ferias de pueblo, los funcionarios del GDF encabezados por la célebre estrella de la izquierda electorera: Rosario Robles, se quedó esperando que la embajada gringa interpusiera una denuncia, nomás no pasó, por eso tuvieron que sacar el colmillo podrido, y acusar de una bota despegada, un casco pintado, un escudo roto, sí, el que rompieron en la espalda de los compañeros.

Pero no es eso lo que mis sentidos retuvieron, mi mirada está ahí, mirando el fuego de varios botes de la policía, un fuego enorme, iniciado desde hace varios horas, colocados en fila, indicando el camino al infierno. Mis ojos están irritados por el gas lacrimógeno recibido hace unas horas, los abogados batallan para que no se cumplan las 72 horas en el juzgado y nos puedan mandar al reclusorio, negocian, se mueven conforme a derecho, no hay razón para que no podamos salir libres, la casi centena de estudiantes.

No han pasado ni 48 horas, el GERI ha estado desde el inicio, mirándonos con sus armas largas y rostros cubiertos, nos forman, nos esposan en parejas y nos hacen correr hacía el fuego de los botes. Es Ilegal. Sí se saltaban la ley de ellos, cuántas más estarían dispuestos a saltarse. Nuestro destino es incierto.

Sororidad

En el caso de las mujeres detenidas, pese a que el ambiente no era del todo afable, encontramos muestras de simpatía entre las reclusas, ahí nos enteramos de la mujer indígena que robó un rímel en Sanborns con la esperanza de venderlo y alimentar a sus hijos, de la mujer que delinquió por amor a un hombre, ahora ahí, sin ninguna visita de la familia, del hombre amado, despojadas de todo contacto exterior, qué diferencia de las enormes filas para ver a los reclusos varones, en el femenil, las mujeres son descartadas. En marchas posteriores, se pudieron ver pintas pidiendo la libertad de algunas de estas mujeres.

Orgullo

El Orgullo Universitario no existe, es un invento de quienes no gustan de las protestas, sino no estaría delimitado a limpiar letras de fibra de vidrio. El Orgullo, por otra parte, es primo hermano de la soberbia pero también de lo meritorio y de la generosidad en cada generación que lucha por la defensa de la UNAM pública y gratuita, en el orgullo generoso hay cierta armonía de estar en paz con los hechos del mundo al ser partícipe y agente de cambio y no de la apatía y el silencio criminal, o peor aún, en ser un esquirol soberbio.

Hay cierto orgullo en ponerse al lado correcto de la historia, así con h minúscula para alejar a la soberbia. Mi orgullo es que hayan pasado 21 años y pese al frío y al fuego, también está el agradecimiento de haber conocido a esas mujeres y su realidad desconocida hasta entonces, el agradecimiento de compartir celda con mis hermanas cegehacheras protectoras, combativas, la Rebeldía y la Ternura.

Ternura

Ternura es pensar que íbamos a pasar muchos años ahí, ternura es preocuparse por “él que dirá la familia”, ternura es llorar al creer que las autoridades no deberían tratarnos vilmente. Ternura es decir que uno lo volvería hacer y no hacerlo, la mayoría decidió no dejarse agarrar otra vez ¿Pero por ello dejar de luchar? Las formas de lucha cambiaron para algunos, más imaginación sin perder la contundencia. Los miro de lejos con orgullo, a veces me acerco y los miro con más orgullo aún.

Orgullo y ternura de esas pequeñas batallas personales que tuvieron que dar cuando ya no fuimos la marea que arrasaba todo. 21 años de aquello; la Vigilia ha sido larga, nos han querido vender pesadillas como sueño, yo los incitó a buscar y rebuscar en la memoria, que no creamos que en 2020 gritar ¡PRESOS POLÍTICOS, LIBERTAD! no tiene sentido, que luchar por Mumia Libre no corresponde, o que soñar con la Batalla de Seattle es una pesadilla. Saludos a todos los que compartimos el 11 de diciembre, ya sea adentro o afuera boteando por las fianzas, o afuera colocando un plantón en Reclusorio, o afuera gritando consignas, o afuera cantando canciones, mi ternura para ustedes.

 
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