El presidente Andrés Manuel López Obrador en su conferencia hizo pública su propuesta de aumento salarial para el año entrante, estableciendo como mínimo un 15% con la posibilidad de aumentar según el desarrollo de las negociaciones.
Con el apoyo de material estadístico el mandatario hizo hincapié en lo deplorable que se encuentra actualmente este índice con respecto a otras economías del mundo, siendo la mexicana la segunda más grande de América Latina pero con uno de los peores indicadores de poder adquisitivo situándose en el puesto 82 incluso por debajo de El Salvador y Belice.
El sintonía con la aprobación del Senado en la Cámara Alta de que el aumento salarial no sea por debajo de la inflación estás iniciativas pretenden ser la contratendencia al deterioro de al menos 3 décadas de deterioro neoliberal en material salarial.
Y es que durante los dos años de gobierno por parte del Morena el aumento salarial se ha situado en aproximadamente 30% con respecto al periodo que encabezó el gobierno de Peña Nieto y sus antecesores panistas y que lejos de presionar hacia la inflación como muchos críticos temían de este tipo de medidas, está última dio un resultado de 4%.
Ante la declaración, distintos sectores de la clase política así como de las representaciones patronales se hicieron oír, los primeros para adjudicarse tal propuesta y los segundos para arremeter contra toda posibilidad de aumento mínimamente significativo.
Tal es el caso de Miguel Ángel Mancera quien en representación del PRD dijo que esta era su propuesta desde 2014, pero que en ese momento el gobierno de turno temía dar este paso. Esto en la discusión del Senado sobre la propuesta, finalmente probada por unanimidad.
Sumándose al cinismo de las anteriores declaraciones se sumó la de Beatriz Paredes por parte del Partido Revolucionario Institucional (PRI) rompiendo todo límite de ridiculez al referenciándose en el gobierno de Lula en Brasil en cuanto a la generación de bienestar con una política de mejora de salarios.
Al igual que la mayoría de partidos de "oposición" que durante años se dedicaron a coartar toda posibilidad de mejora para las familias trabajadoras ahora todos aplaudieron la medida en vista de no aparecer contrarios a esta medida tan bien vista por amplios sectores de la población.
Sin embargo este aumento salarial aún con las medidas por encima de las otorgadas en periodos pasados sigue apareciendo como insuficiente para resolver el problema de bienestar y dignidad por la cual atraviesan millones de familias mexicanas.
La primera razón es meramente cuantitativa, el aumento salarial significa una recuperación sustancial para reponer el poder adquisitivo, no digamos anterior al deterioro neoliberal, sino el necesario para actualmente enfrentar la crisis social y económica que atraviesa el país y el mundo.
En segunda, se encuentra el sector de la clase obrera que subiste a través del salario fijo, siendo una amplia mayoría de empleados que subsisten mediante la informalidad, el outsourcing y el trabajo no reconocido, como el trabajo doméstico.
Más aún, se está intentando ocultar detrás de esta medida la trayectoria de lucha que miles de trabajadores han desarrollado en una larga lista de procesos que van desde la lucha magisterial hasta las huelgas maquileras en el norte de la república por mejorar sus condiciones de trabajo y desde luego su ingreso familiar.
A esto se suman las declaraciones de la Coparmex que, en representación de su presidente Gustavo Hoyos, afirmó que se contrapone a esta medida ofreciendo como proyección de aumento por parte de su organismo la cantidad de 5 a 12 pesos como máximo, aun cuando pese a la pandemia muchas empresas integrantes presentaron saldos positivos en sus ganancias.
Esto deja claro que tanto el gobierno de la 4T como los distintos actores sociales buscan adjudicarse está propuesta y otros más buscan bloquearla, lo que hace que muchos de los trabajadores vean en los primeros a un bloque para desarrollar sus aspiraciones de mejora salarial y en los segundos un enemigo abierto que hay que enfrentar.
Como los ejemplos mencionados arriba dejaron claros, con la movilización y la independencia política habrá que reorganizarnos de manera independiente, no sólo contra la voracidad patronal, sino también contra aquellos que se quieren hacerse pasar por benefactores o "amigos" de la clase trabajadora. La emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos. |