Antes de la pandemia, cuando se implementó la prohibición de que los supermercados entregaran bolsas plásticas, fueron disminuyendo la cantidad de empaques, esto junto a la llegada de los nuevos sistemas de “autoservicio” de cajas. Inmediatamente después de conocidos los primeros casos de coronavirus en Chile, los supermercados “desecharon” hace 10 meses a estos trabajadores y trabajadoras que en su gran mayoría, son jóvenes que intentan pagar sus estudios.
Estas diversas situaciones demuestran de alguna u otra forma, la precariedad del trabajo de empaquetadores, el cual siempre ha sido sin contrato, sin ningún “beneficio social” y obligación para los empleadores, donde incluso se vulneran derechos tan básicos como el derecho a la silla.
A las empresas de supermercados no les importa estas condiciones laborales, pues son jóvenes que se ven obligados a “aceptar” estas condiciones para poder pagar sus estudios, incluso, para estas cadenas como Unimarc, Jumbo, Líder, entre otras, es completamente “conveniente” pues mientras ofrecen un servicio de empaque de productos a sus clientes, no tienen que pagar ni un solo peso a estos jóvenes, pues su sueldo es la propina que la gente les da.
Frente a esta situación, hoy son 30.000 jóvenes que exigen volver a trabajar, incluso se organizaron en conjunto con la Asociación de empaques de Chile, proponiendo al Ministerio de Salud un protocolo con diferentes medidas sanitarias para poder volver a trabajar.
Ante eso, el Diputado de Convergencia Social (CS), Diego Ibáñez presentó un proyecto de resolución solicitando al MINSAL implementar un protocolo sanitario para que los empaques puedan volver a trabajar a los supermercados.
Sin embargo, si bien es correcto facilitar un protocolo para el cuidado de los empaques, nada se dice de sus precarias condiciones de trabajo, pues si bien podrían volver con la implementación de mascarillas, alcohol gel, y otras medidas, vuelven a la misma situación laboral, que incluso es aún más compleja en el marco de la crisis del Covid-19.
La precarización en los trabajos de la juventud
Con la llegada de la pandemia a Chile, se demostró más violentamente la precarización que miles de jóvenes viven en el mundo laboral. Claro es el ejemplo de las y los jóvenes que trabajan en los empaques de supermercados, única forma que muchos tienen para poder pagar los aranceles y matrículas de la educación de mercado. Los empaquetadores no poseen contrato de trabajo, por ende las cadenas de supermercados no les reconoce relación laboral, sentenciándolos a no contar con los derechos básicos del trabajador, no tienen ninguna estabilidad laboral, no cuentan con seguros en caso de accidentes laborales o enfermedades.
Esta situación que viven los jóvenes empaques, también se vive en otros tipos de trabajo, como es el caso de trabajar como repartidor en las “apps” como PedidosYa, Rappi, UberEats y más.
Las y les jóvenes precarizados tanto de las apps, empaques y más, debemos organizarnos juntos por el reconocimiento de la relación laboral por parte de la Empresa y el Estado; luchar para que las empresas otorguen el 100% de todos los implementos necesarios laborales, así también como que cubran la salud, accidentes, es decir, todos los “beneficios sociales” que tiene un trabajador.
Debemos unirnos en contra de la precarización laboral impuesta por el Gobierno y los empresarios, que existe no sólo en la juventud, sino también en los trabajadores migrantes y las mujeres, levantando asambleas de trabajadores precarios de todos los sectores, impulsando una coordinación para luchar por los derechos que históricamente a los trabajadores precarios se les han negado.
Si tienes algún comentario o denuncia respecto a diversas situaciones de precarización laboral, te invitamos a utilizar las plataformas de La Izquierda Diario Precarizados para poder hacerlas visibles. |