En la Habana, el 26 de noviembre a la noche, la policía entró a la casa de uno de los miembros del grupo de artistas llamado Movimiento San Isidro (MSI) y desalojó a unas quince personas que hacía más de diez días estaban protestando, algunos en huelga de hambre, por la libertad del rapero Denis Solis.
Este operativo fue realizado en medio de un apagón de redes sociales que terminó provocando la indignación de otros artistas (no se conoce la cifra exacta, pero habrían asistido unos doscientos), que se solidarizaron con un “plantón” en el Ministerio de Cultura, convirtiendo el 27N en un día que trascendió las fronteras nacionales de la isla.
El pedido concreto era que se abriera un diálogo, ya no solo por lo ocurrido con el MSI, sino por la censura y falta de libertades para con los artistas, intelectuales y la prensa independiente. Se conformó un nuevo grupo llamado de los 30, por la cantidad de artistas que lo componen, que intercedió para el diálogo con el viceministro de Cultura, que finalmente se malogró y tampoco pudieron llegar a ningún acuerdo.
Para la prensa oficial, entre ellos el Granma, los hechos constituyen un “show contrarrevolucionario, auspiciado y apoyado por el gobierno estadounidense”.
Más allá del pequeño grupo (MSI), que denuncia al régimen como una dictadura, y que en el caso de Denis Solís, él mismo dice en su FB apoyar a Trump (una posición política increíble para un rapero negro), lo cierto es que terminó funcionando como un catalizador del descontento de muchos otros que no pertenecen a ese movimiento, no están en contra de la revolución ni sus símbolos patrios, pero a su vez rechazan la censura y la represión.
Muchos de estos artistas ya venían presentando quejas, tanto en bolgs y redes sociales, como ante las autoridades, a raíz de tres decretos (349, 370 y 373) y la ley de símbolos nacionales adoptadas por el Gobierno de Díaz-Canel desde que asumió la presidencia en 2018, tendientes a regimentar la actividad artística, periodística y de redes sociales.
Fernando Pérez, prestigiado director de cine y escritor cubano, estuvo presente en el Ministerio de Cultura. “Me conmoví al ver cómo muchos jóvenes reclamando, expresando su disenso, pero queriendo participar, y hablando de Cuba como lo más importante. El amor a Cuba como lo más importante” Revista El estornudo, 16/12/2020.
Y en relación al ICAIC (el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos que funciona desde 1963) confirmó que ha censurado películas, muchas veces con el justificativo de las circunstancias. La última fue Sueños al pairo (un documental sobre el trovador cubano exiliado Porcel) que terminó provocando la suspensión del festival Muestra Joven 2020, debido a que por solidaridad se retiraron de la muestra varias otras películas.
“Más allá de las circunstancias, la censura siempre es lo mismo. Si el arte es libre, no puede existir censura. Y realmente, a veces, la censura responde a políticas con las cuales yo no estoy de acuerdo y que muchos cineastas también han objetado.”, declaró el cineasta en Periodismo de Barrio (Cuba).
El conocido actor de "Fresa y Chocolate", Jorge Perugorría, también estuvo presente, "es la hora de dialogar y creo que ustedes los jóvenes deben ser escuchados".
¿Por qué surgen estas demandas ahora?
En los últimos años en Cuba se ha venido desarrollando una práctica artística y de periodismo independiente, es decir por fuera del circuito oficial. Galerías, varios portales periodísticos, proyecciones que le llaman “cine de apartamento”, o muestras que se realizan en las mismas casas de los artistas.
Estos sectores e inclusive los que están dentro de las instituciones del Estado, son afectados por el decreto 349/2018 una de las primeras decisiones tomada por el recién asumido en aquel momento, presidente Miguel Díaz-Canel. En este decreto se detallan 19 contravenciones o violaciones a la “política cultural y sobre la prestación de servicios artísticos y de las diferentes manifestaciones del arte”, con sus respectivos castigos según sean graves o muy graves. También el decreto crea la figura del “inspector” designado por el Ministerio de Cultura quien será el que evalúe si la obra está dentro de la legalidad. Si el artista no está de acuerdo podrá hacer uso de un recurso de apelación y presentarlo ante el mismo ministerio que designó al inspector, evidentemente sin muchas garantías.
Para Alina Estévez, directora de Recursos Humanos del Ministerio de Cultura, el decreto no es contra los aficionados ni contra las expresiones auténticas de la cultura popular. Es contra quienes pretenden dañarlos. (Granma, 29 de noviembre de 2018)
Esto provocó, en el mismo año en que salió el decreto, que se organizara el evento Artistas Cubanxs en contra del Decreto 349. La artivista Tania Bruguera —conocida por sus performances de contenido político y por haber participado en la Tate Modern de Londres y el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York— fue detenida más de una vez por sus actuaciones contra esta censura.
Se podrían poner muchos más ejemplos de gran tensión entre artistas que buscan desarrollarse en forma independiente y la interferencia de las instituciones estatales de control que alimentan el escepticismo y terminan por abrir oportunidades a organizaciones de verdad procapitalistas e imperialistas.
La tradición revolucionaria internacional siempre fue la libertad de prensa inclusive la opositora, de opinión política, de los intelectuales y la ciencia y también en el quehacer artístico.
Trotsky continuó esta línea política también en el exilio. El conocido Manifiesto por un Arte Revolucionario Independiente firmado junto a André Breton en 1938, y que luego suscribió el pintor mexicano Diego Rivera se enfrentaba en aquel momento tanto a la burocracia stalinista que imponía el realismo socialista, como a las tendencias de la burguesía imperialista que luego condujeron a la guerra mundial.
La revolución comunista no teme al arte. Sabe que al final de la investigación a que puede ser sometida la formación de la vocación artística en la sociedad capitalista que se derrumba, la determinación de tal vocación sólo puede aparecer como resultado de una connivencia entre el hombre y cierto número de formas sociales que le son adversas. Esta coyuntura, en el grado de conciencia que de ella pueda adquirir, hace del artista su aliado predispuesto. […]
En consecuencia, el arte no puede someterse sin decaer a ninguna directiva externa y llenar dócilmente los marcos que algunos creen poder imponerle con fines pragmáticos extremadamente cortos. Vale más confiar en el don de prefiguración que constituye el patrimonio de todo artista auténtico, que implica un comienzo de superación (virtual) de las más graves contradicciones de su época y orienta el pensamiento de sus contemporáneos hacia la urgencia de la instauración de un orden nuevo. (El encuentro de Breton y Trotsky en México, Ediciones IPS, página 197)
El verdadero peligro está en la constitución sancionada el año pasado más las reformas instauradas, que son las que están conduciendo a Cuba hacia la restauración capitalista. La unificación de la moneda prevista para el primero de enero es muy probable que traigan una enorme devaluación y aumento de precios que agravarrían la crisis económica.
Las medidas procapitalistas que están implementando favorecen a quienes poseen dólares en detrimento de las mayorías que dependen del trabajo estatal o son cuentapropista pobres. También llevan al debilitamiento del rol del estado en la economía, pero al mismo tiempo, como estamos viendo, aumentan la represión y la censura de las instituciones del estado.
Además, la nueva constitución aprobada en 2019 introdujo algunos cambios que amplían ciertos derechos democráticos. Se definió a Cuba como un “estado socialista de derecho” (art 1 subrayado nuestro); se reconocieron formalmente los DDHH (art. 48) que antes no se mencionaban; y se explicitó el derecho de reunión con fines pacíficos (art. 56) que antes se enmarcaba en las organizaciones legales. Por su parte, el matrimonio igualitario, largamente discutido en el proceso previo a la aprobación de la carta magna y con amplio apoyo en la población, fue pospuesto por la asamblea nacional a un referéndum que tendrá lugar a mediados de 2021, a raíz de la enorme campaña reaccionaria que hicieron las iglesias católica y de otras religiones, organizaciones que cuentan con amplias libertades de expresión.
Estos cambios formales en la constitución, con los que la burocracia pretende barnizar el régimen de partido único, no condicen con las políticas que siguen practicando las autoridades como vimos más arriba y contradicen los mencionados decretos y leyes que siguen vigentes y es lo que realmente se aplica. No solo con el Decreto Ley 349 antes nombrado, también otros como el 370 que establece como contravención “difundir, a través de las redes públicas de transmisión de datos, información contraria al interés social, la moral, las buenas costumbres y la integridad de las personas”, poniendo muchos límites al periodismo y a las comunicaciones a través de las redes sociales en general. El 373 que limita el cine independiente al ICAIC como “la entidad rectora de la actividad audiovisual y cinematográfica, para ello fomenta y controla la producción, distribución, exhibición, promoción, comercialización y conservación del cine”.
En definitiva cabe preguntarse si el trasfondo de todo este cercenamiento a las libertades democráticas sea un anticipo preventivo de futuras protestas sociales que puedan desarrollarse en la implementación de las últimas resoluciones del gobierno cubano que muy probablemente agraven la situación de crisis económica del pueblo cubano. |