El Banco Central de Irak (CBI) devaluó el fin de semana la moneda en más de 20% frente al dólar estadounidense, volviendo a vincular oficialmente el dinar (moneda iraquí) a una tasa bancaria de 1.460 frente al dólar estadounidense para equilibrar la crisis de liquidez desde la caída de los precios del petróleo.
Esta medida significa un grave golpe al bolsillo del pueblo trabajador y los miles que vienen golpeados por la crisis económica, sanitaria y la guerra.
El lunes, cientos de personas se reunieron en la plaza Tahrir de Bagdad para exigir un cambio de rumbo del gobierno, furiosos por la primera devaluación en media década. “El gobierno debería colapsar antes del dinar”, decía un cartel sostenido por un joven manifestante.
Entre los manifestantes había varios ancianos que dijeron que se había reducido el valor de sus jubilaciones.
Hasta hace pocas semanas, la plaza Tahrir estuvo ocupada las veinticuatro horas del día durante un año por el movimiento de protesta que exigía la caída del gobierno y mejores oportunidades para una juventud empobrecida. Los manifestantes fueron desalojados en octubre en una operación dirigida por el ejército, pero continúan retomando las calles con las mismas consignas.
Irak, que depende de las ventas de petróleo para financiar más del 90% de su presupuesto, sufrirá una contracción de su economía de un 11% este año, mientras que la pobreza se duplicará al 40% de los 40 millones de habitantes del país, según estima el Fondo Monetario Internacional (FMI).
"Si no hubiéramos cambiado la tasa de cambio o ajustado nuestros gastos, nuestras reservas (en moneda extranjera) podrían haberse agotado en seis o siete meses", dijo el ministro de Finanzas, Ali Allawi, a los periodistas locales el domingo.
La devaluación provocó pánico, ya que la gente se apresuró a salir después de su anuncio de comprar dólares o abastecerse en los supermercados antes de que golpearan los precios.
Las protestas no se limitaron a la capital. Cientos de personas marcharon en la ciudad oriental de Kut, cerca de la frontera con Irán, donde los comerciantes dijeron que las importaciones se verían afectadas ya que necesitan adquirir dólares para comprar en el exterior.
En Basora las manifestaciones fueron más fuertes, allí bloquearon caminos con neumáticos prendidos fuego que conducen a las principales refinerías y pozos del país. En aquella ciudad del sur, los estatales no están cobrando a término su salario y la bronca es mayor.
Los precios en los mercados de alimentos y mayoristas de la ciudad sureña de Nasiriyah aumentaron alrededor de un 20%. “Estamos luchando para comprar”, dijo Saadi Sahib, un jubilado. “Los alimentos básicos se han encarecido después de este cambio repentino en el precio del dólar”.
La situación económica en Irak es cada vez más angustiante para el pueblo trabajador. Miles de trabajadores estatales vienen denunciando en las protestas que les deben salarios desde hace meses.
Si bien el primer ministro Mustafa al-Kadhimi pidió que se celebren elecciones anticipadas para junio de 2021, en línea con las demandas de los manifestantes antigubernamentales, todo indica que el próximo año estará atravesado por mayor lucha de clases en el país. |