Con el comienzo de la pandemia venimos viendo ataque tras ataque a los salarios de los trabajadores del transporte. Desde principio de año y con la excusa de la crisis desatada por el Covid-19 como escudo, la empresa Vercelli plantea una "situación crítica" para hacer frente a los compromisos de pago. Ahora, a eso se le suma la complicidad de la UTA que pretende dejar que las enormes deudas que tiene la empresa con los trabajadores, sean pagadas en 12 cuotas. Tampoco tienen certezas de cómo ni cuándo cobrarán el aguinaldo.
Una verdadera vergüenza, sobre todo tratándose de una empresa monopólica que, por un lado recibe subsidios millonarios por parte del Estado -situación que data desde el kirchnerismo, que se mantuvo con el macrismo y continúa hoy con el gobierno de Alberto Fernández- y que por otro lado cobra boletos altísimos que lograron aplicar gracias a la buena relación que hay entre los Vercelli, los Passaglia, los concejales de turno y la conducción de la UTA.
Una empresa que viene amasando fortunas desde hace años pretende que sean los laburantes, que son quienes sostienen uno de los servicios esenciales para todos los trabajadores, los que paguen una crisis que no generaron.
En contraposición a esto, durante todo este año, los choferes de distintas partes del país mostraron una enorme fuerza. Lo vimos con los colectiveros y las colectiveras de Rosario que llevaron adelante un paro histórico de mas de 90 días y movilizaciones multitudinarias que lograron arrancar los pagos adecuados; también en Jujuy con paro y movilización que obligó a los empresarios a dar un compromiso de pago; el corte en la General Paz de chóferes auto convocados por reclamos salariales, entre otros.
Pero la pelea debe continuar. La única forma de poder torcerle el brazo a las patronales y a los gobiernos que no dan respuestas es con organización. Hay que prepararse para enfrentar cualquier ataque. Desde abajo, con asambleas donde todos tengan voz y voto y en unidad con el resto de los trabajadores que también la vienen peleando, como los trabajadores aceiteros que ya llevan 14 días de un paro histórico, donde ahora además se sumó la intersindical marítima portuaria, o los jóvenes de call centers como Hey Latam que hace semanas sostienen un acampe y movilizaciones en defensa de sus puestos de trabajo. No hay que bajar la guardia, las movilizaciones en las calles demostraron que hay fuerzas y disposición para pelear.
La UTA puede convocar a un gran paro nacional y exigirle a las centrales sindicales, como la CGT, que llamen a un paro en solidaridad para que las empresas paguen la totalidad de las deudas y que se terminen de una vez los constantes atrasos en los pagos. La bronca de los laburantes y las necesidades de las familias no pueden seguir esperando.
Si los empresarios, pese a recibir subsidios millonarios todos los meses, no pueden garantizar salarios, puestos de trabajo y un servicio eficiente, es necesario estatizar el servicio de transporte bajo control de los propios trabajadores y usuarios, que son los únicos interesados en preservar las fuentes de trabajo, los salarios y un servicio de calidad al menor costo que esté puesto al servicio de las grandes mayorías de trabajadores, estudiantes y jubilados y no de las ganancias privadas de unos pocos. |