A fines del siglo XIX en un Montevideo, como capital portuaria y en la búsqueda de la inserción del Uruguay como proveedor de materias primas en el mercado internacional, se va gestando el aumento de la producción rural y la aparición de las primeras fábricas, principalmente en la capital. En este ámbito se van forjando las primeras experiencias de lucha y organizaciones de trabajadores, donde inciden con gran influencia la de los inmigrantes europeos, que traían consigo, los aportes y tendencias de fuerte arraigo social, donde predominan, las tendencias anarquistas, comunistas y socialistas.
Después de la segunda Revolución Industrial desde mitad del Siglo XIX, y con el desarrollo del capitalismo, con influencia global, y la creciente sed de ganancia de la burguesía; se van dando lugar a las primeras manifestaciones de resistencia de la clase trabajadora, las que fueron creando las primeras organizaciones, para lograr enfrentar a las intransigentes y despóticas patronales.
Estas organizaciones pronto fueron conscientes del poder que tenían a través de la solidaridad y la lucha. Con estas formas de organización obrera, la clase asalariada fue forjando las herramientas para conquistar sus derechos y reivindicaciones.
En 1865 se da el primer intento de crear una sociedad de obreros de la imprenta, pero esto recién se logra en 1870 con la Sociedad Tipográfica Montevideana. Esta surge como mutualista, y poco a poco, se transforma en una herramienta de lucha. Desde esta fecha, este colectivo se considera frecuentemente como el primer sector organizado del movimiento obrero, al constituirse de forma permanente, una organización formada exclusivamente por trabajadores y para la defensa y reivindicación de sus justos reclamos de clase.
Es de destacar, que fuera bajo el rubro de los Gráficos, que se conformara la primera organización obrera en defensa de sus derechos.
Antecedentes
El desarrollo del movimiento obrero estuvo signado por innumerables circunstancias e hitos de lucha y resistencia.
La (AIT), Asociación Internacional de Trabajadores o Primera Internacional de los trabajadores, fue fundada en Londres en 1864, esta organización agrupó inicialmente a los sindicalistas ingleses, anarquistas y socialistas franceses e italianos republicanos.
Entre tanto 1876 se establece en esta parte del mundo la (FRM), Federación Regional de Montevideo.
Para la década siguiente se registran las primeras grandes luchas como la huelga minera de Cuñapirú (Rivera) en 1880.
Otra huelga nacional se produjo en 1884: la de los fideeros, esta tiene características relevantes por ser la primera organizada por un sindicato vinculado a la internacional: AIT.
Para 1890 debemos destacar la primera celebración de un 1° de Mayo en Uruguay, en el contexto de una campaña internacional por la jornada de trabajo de 8 horas.
En 1905 se dan una serie de manifestaciones obreras y populares, centralmente en Montevideo pero también en otras zonas del país, lo que marca un incremento en la actividad obrera, y una consolidación de la identidad de clase.
En este mismo año se crea la UGT (Unión General de Trabajadores). Por ese entonces la FORU representaba la independencia de la clase trabajadora de los partidos burgueses, aunque eximiéndose de participar en la política.
En 1911 se da la primera Huelga General en Uruguay. Y en noviembre de 1915 tras importantes antecedentes de lucha obrera, se hace ley la jornada de 8 horas.
En 1917 La Revolución Rusa hará caer al régimen burgués, impugnando a aquellos que veían la instauración del estado obrero como una utopía impracticable; esto repercutirá en el movimiento obrero uruguayo, ya fortalecido con algunos episodios importantes como el conflicto de los ferroviarios y la Primera Huelga General de 1911; ambos protagonizados por la FORU.
Un Sindicato Centenario
Bajo este marco de resistencia y empoderamiento de las calles, al terminar la segunda década del siglo XX se funda como tal el Sindicato de Artes Gráficas, conformándose como resultado de un proceso de unificación que se venía dando desde 1910. En 1907 se funda la Unión de Linotipistas, y por esa fecha se forma también la Federación Gráfica, que integraba a la mayoría de los oficios que conformaban el sector. Esta federación tomará el nombre de Federación Gráfica, hacia mediados de la década de 1910, pero sin incluir a los Linotipistas.
En 1916 se da un nuevo paso hacia la unión de todos los obreros Gráficos, y se funda el SAG, pero aún sin poder incluir a los Linotipistas. Finalmente en 1920 los Linotipistas disuelven su organización y se integran al SAG.
Ya unificados todos los rubros, el 20 de Diciembre de 1920 se consolida en Montevideo, un sindicato unificado integrando por todas Las Artes Gráficas. Desde entonces ha dando ejemplo de permanencia y de impronta combativa, de relevante importancia para la historia del sindicalismo en Uruguay.
Hoy el SAG nuclea a los trabajadores y trabajadoras de la industria gráfica de todo el país, de las Imprentas de los Talleres de Diarios y los talleres de publicidad exterior que incluye a imprentas de obra y vía pública.
Las artes gráficas abarcan un conjunto de técnicas y oficios relacionados, que intervienen en el mundo gráfico y editorial. Que se va ampliando con las nuevas tecnologías y sistemas de impresión y encuadernación.
También está incluido un amplio sector de la impresión digital; aunque aún no se ha conseguido que se lo considere como dentro de las fronteras de las fronteras de las Artes Gráficas.
El concepto de Artes Gráficas toma relevancia después de la invención de la imprenta de tipos móviles, por Gutenberg en el año 1450.
El SAG hoy
En todos estos años han demostrado una coherencia y combatividad, repudiando la represión policial, solidarizándose con conflictos estudiantiles y sociales, denunciando la participación de los sindicatos policiales dentro de la central obrera y pidiendo expresamente su expulsión, etc.
La historia del movimiento obrero uruguayo está plasmada de enormes hitos de combatividad y lucha. El SAG, además de ser el más antiguos de los sindicatos en función, es un enorme referente y es orgullo para la mejor historia de la lucha y consolidación de los derechos de la clase trabajadora. Por eso le rendimos homenaje desde La Izquierda Diario, con esta primera nota, por su convicción y permanencia. |