Las ferias barriales han crecido en los últimos años. Con la crisis económica exacerbada por la pandemia, en las zonas urbanas de la provincia de Buenos Aires aún son incalculables. No existe un registro formal por parte del gobierno provincial y en el municipio donde gobierna Fernando Espinoza tampoco.
Desde La Izquierda Diario visitamos las conocidas ferias del barrio de Oro Verde, en la localidad de Virrey del Pino, y Eva Duarte, en Gregorio de Laferrere. Más de mil familias subsisten con lo comercializado en las mismas, pero si hay buen clima y se llegan a enterar, se suman en cada jornada más y más puestos improvisados. Muchas de ellos votaron a Alberto Fernández y al actual intendente y ahora les reclaman su derecho a trabajar para tener para comer.
Recorriendo las ferias, notamos alguna reminiscencia de aquellos “clubes del trueque” que conocimos bajo la crisis del 2001 ya que algunos puesteros venden lo que tienen o lo que dejan de usar por la situación económica que atraviesa sus familias.
Allí se ofrece de todo un poco, desde ropa y calzados usados, propias, que donó un familiar o amigo, que se alternan en mantas o tablones junto a algunas prendas nuevas compradas en la feria de saldos o hechas en ellos mismos. Herramientas, juguetes, lo que juntan de la calle. Otros puesteros tienen verduras y frutas económicas, comestibles que resignan de sus propias dietas.
La mayoría de quienes pueblan las ferias son mujeres, muchas de ellas trabajadoras que se quedaron sin empleo con la cuarentena y salieron a buscar un ingreso. Otras trabajadoras domésticas, madres solteras que no perciben la cuota alimentaria, precarios, adultas mayores, migrantes peruanos o bolivianos. A medida que la desocupación avanza y las condiciones de vida se degradan, las ferias barriales se desarrollan y crecen. Despliegan sus productos en las calles y veredas bajo el rayo del sol de diciembre, con o sin mediasombra que las proteja. Quieren trabajar.
Las ferias barriales aumentaron en los últimos cinco años. Si bien hay ferias que tienen varias décadas, se han multiplicado en distintas barrios del populoso distrito de La Matanza. Con la apertura del ASPO los puesteros intentaron recuperar sus ferias y el intendente Fernando Espinoza, junto a la policía de cada localidad, se los impidió.. Se movilizaron a la municipalidad y lograron un acuerdo que los autoriza a vender hasta el 30 de diciembre de este mes. Luego de esa fecha, la incertidumbre.
En la provincia de Buenos Aires hay más de 1.500.000 de hogares bajo la línea de pobreza: sólo GBA, la pobreza llega al 47,5% de las persona.
En el marco de la flexibilización de la cuarentena, piden la habilitación para trabajar y tener condiciones dignas en las que feriar. En el distrito donde el déficit habitacional, la pobreza, la falta de presupuesto para salud y educación públicas son parte dolorosa de la mayor parte de su población, el reclamo urgente por mantener su única fuente de ingreso es apremiante. La Izquierda Diario acompaña y le pone el cuerpo a sus acciones. |