Sin ningún pudor el presidente de los empresarios Juan Sutil declaró en una entrevista al diario “La Tercera” que “no estoy de acuerdo con una posición de aumentar los periodos de vacaciones, más allá de los normales” esto apropósito de un debate sobre la cantidad de feriados legales que gozan las y los trabajadores del país.
La nota realizó una comparación con la realidad sudamericana y a nivel de la OCDE donde Chile se encuentra en la parte baja de la tabla con solo 15 días hábiles muy por debajo de los 20 que promedia la OCDE. Incluso a nivel sudamericano estamos por debajo de Brasil, Cuba, Perú, Panamá, Uruguay, todos con más de 20 días al año.
Para Sutil la realidad cotidiana de las millones de familias trabajadoras esta bien. Pero lo que para los empresarios esta bien, para las familias trabajadoras es sacrificio, imposibilidad de descansar y por lo mismo mala calidad de vida.
Al año un trabajador solo goza de 15 días hábiles que debe repartir durante el año ya que muchas empresas inhiben a tomar todo el periodo, en muchos trabajos prohíben derechamente tomarlas en el verano debido a la “temporada alta” misma situación ocurre en el invierno.
Peor aún ocurre si se tiene hijos o hijas, muchos padres deben turnar sus vacaciones para cuidar a los menores y se dificultan las posibilidades recreacionales por más allá de una o dos semanas.
Mientras los altos cargos gerenciales gozan de largas vacaciones, con periodos de desconexión y recursos para salir de las ciudades o incluso el país, a quienes hacen funcionar los locales, tiendas y limpian los edificios o producen en las fábricas estos periodos no son más que un breve lapsus que asi como viene, rápidamente terminan. Ni que hablar de que muchas veces uno debe endeudarse si quiere salir.
La clase empresarial dice que el problema del país es la baja productividad, lo que impide una mejora en las condiciones laborales, entre ellas salió y descanso, pero se olvidan de que la “productividad” depende en gran parte de la inversión, cuestión que las empresas no están dispuestas a hacer ya que prefieren hacer rendir sus dineros a través de los bajos sueldos y explotar al máximo todos los recursos sin meter dinero.
Desde la revuelta del año pasado, la clase trabajadora se permitió cuestionar el modelo laboral heredado de la dictadura. La prepotencia patronal se vio enfrentada con la actitud desafiante de miles de jóvenes trabajadores que decidieron salir a combatir tanto a la policía como las leyes impuestas por los empresarios últimos 45 años.
El proceso constituyente quizás represente para muchos una ventana de oportunidad para cambiar este tipo de situaciones, pero no hay que dejarnos engañar, los partidos de la cocina, esos del “acuerdo por la paz” quieren que el proceso constituyente cambie algunas cosas, para no tener que cambiarlo todo. Por eso debemos saber que solo la fuerza organizada de la clase trabajadora, en las calles, con los sueños de una vida digna por delante, de tener el derecho al descanso, a la cultura y la recreación, podrán tirar abajo este régimen podrido, que junto a las mujeres, los jóvenes y los pueblos originarios podrán construir una sociedad diferente, donde seamos el pueblo trabajador el que gobierne y decida. | 
